Galbart
El gran día había llegado y todo estaba a punto para celebrar la ceremonia que le entrelazaría por toda la eternidad a su querida y amada Carrie. Mucha historia tenían tras de sí, y en apenas un año habían pasado del odio al respeto y del este al cariño y al amor. Había sido una transición casi inesperada por parte del escocés, pero ambos sabían que había sido obra de los Dioses, el hecho de compartir destino.
Días atrás habían preparado, junto al oficiante, la ceremonia* y a los que iban a asistir a la boda se lo habían escrito todo para que el rito fuera completo. No solían mostrar sus ritos y sus tradiciones al resto de la gente, pero había personas que merecían la más absoluta de sus confianzas y por ello aquel día estarían allí con ellos, tanto en el rito del Handfasting como en el posterior banquete. Esperaba que todo saliera bien.
Anochecía, el camino al anillo de piedra estaba iluminado por una serie de antorchas, que más tarde, serían movidas de sitio para indicar el camino al banquete y posteriormente para iluminar el mismo. Dentro del anillo de piedra, reinaba un tocón de madera, adornado con una seda blanca y en la que descansaban dos jarras con aguamiel, los dos anillos, una cinta verde y azul y una manzana. A ambos lados del tocón, había dos pilas de madera que había de prender el sacerdote para que los novios hicieran sus ofrendas a los Dioses. Era una estampa bellísima. Los árboles les acogerían como lo hace una madre con sus hijos, puesto que, aunque la mayor parte de la gente de aquel Reino no lo supiera, ellos mismos, los humanos, procedían de la tierra y de la naturaleza. Es por ello que la mismísima tierra, bajo la voluntad de la Diosa madre, Dana, actúa como lo que es, una madre que trata de proteger a todos sus hijos.
El escocés no entendía muchas veces el por qué rehuir de la naturaleza y enclaustrarse en templos consagrados a un Dios falso. Pero aquel no era el día de pararse a pensar en aquellos asuntos. Vestiría con una camisa de seda, pantalones y botas negras. Llevaría también una capa negra, lavada para la ocasión. También se pintó la cara, era una pintura muy sutil, no sabría lo que pensaría Carrie de aquello, pero lo hizo. Simplemente con pigmento azul y con el dedo índice trazo una línea que iba desde la frente hasta el ojo. Después pintó otras dos debajo del ojo derecho que murieron a la altura del pómulo.
La gente empezaba a llegar y él por fin vio a Carrie. No pudo evitar sonreír.
Procedimiento:
El sacerdote abre la marcha hasta el lugar en el que se va a llevar a cabo la ceremonia. Una vez hace su labor, aparece el resto de la gente: al frente van los novios y detrás el resto de invitados y los músicos. Los novios entran en un anillo de piedra en donde el sacerdote les espera y los invitados se colocan, de pie, fuera del circulo, formando, ellos mismos, un círculo humano. Al término de la ceremonia, todos, encabezados por la pareja, se dirigen hacia una pequeña aldea en la que se celebrará el banquete.
El sacerdote abre la marcha hasta el lugar en el que se va a llevar a cabo la ceremonia. Una vez hace su labor, aparece el resto de la gente: al frente van los novios y detrás el resto de invitados y los músicos. Los novios entran en un anillo de piedra en donde el sacerdote les espera y los invitados se colocan, de pie, fuera del circulo, formando, ellos mismos, un círculo humano. Al término de la ceremonia, todos, encabezados por la pareja, se dirigen hacia una pequeña aldea en la que se celebrará el banquete.
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