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Info:
Acto II: los invitados entran al Salón del Trono y comienza el acto.

La ceremonia de la Jura del Fuero

--El_del_parapapa


Las imponentes puertas de roble tallado del Salón del Trono se abrieron lentamente. De sus aldabas de bronce dorado y pulido tiraban cuatro criados vestidos con las libreas reales de Castilla y León. Dentro, los suelos de mármol habían sido limpiados y abrillantados con cera para la ocasión. Enormes candelabros de hierro con cientos de velas iluminaban la estancia. Los gruesos cortinajes estaban abiertos, para permitir que la luz del sol de la mañana atravesara los finos vidrios de colores emplomados.

A lo largo del salón, la guardia real formaba dos hileras ordenadas y separadas. Los guardias vestían el uniforme púrpura de gala con las corazas bien bruñidas y sus amenazadoras y afiladas alabardas. Una larga alfombra roja llevaba hasta el estrado - donde hasta el reinado de Elena había dos tronos, pero desde William sólo hubo uno -. El espacio del salón era diáfano, pues no se habían colocado bancos o sillas.

Un joven mozo, recién contratado en palacio - también vestido con las libreas reales - y un sombrero de fieltro rojo tocado con una pluma blanca, entró al salón por una de las puertas laterales junto al trono, y alzando una trompeta de latón dorado tocó una corta fanfarria... - PARAPAPAAAAA PARAPAPAAAA.- el clásico parapapá de la corte. Con ello anunciaba que los invitados podían entrar al salón el trono.

Cuando el mozo de la trompeta se dispuso a entrar, uno de los guardias reales se le acercó: - A ver, el carné, que a ti no te conozco la cara.- el chico asustado se palpó los bolsillos - yo... yo, soy nuevo aquí, al anterior Parapapá lo despidió el viejo del bastón... aún no me dieron las credenciales; con ésto de los despidos preventivos... ya se sabe....-
El_verdadero_pararápapá, representado por Urania


Mientras, en las cercanías del alcázar, la muchedumbre se agolpaba pidiendo justicia para el verdadero y único corneta, coreando a voz en grito

"Ayer tuve un sueño: soñé con una Castilla en la que me daban serenatas todas las mañanas."

"No hay camino para la corneta: la corneta es el camino."

"Give the Parará-Papá a chance."

"Más vale tocar de pie que vivir de rodillas."

"Dadme el Parará-Papá o dadme la muerte."

"Yes, we Parará-Papá."


El joven, emocionado, decía que había lugar para dos cornetas en palacio, y se le saltaban las lágrimas al ver el apoyo popular. Los guardias, en su fuero interno, apoyaban el motín.


http://www.facebook.com/pages/No-al-ERE-para-el-Parar%C3%A1-Pap%C3%A1/299456026757232
Zebaz
La sala ya estaba llena, todos los invitados se encontraban en el salón, expectantes a la entrada del Rey. Se sitúo a los pies del Trono, junto a una mesa situada en el centro, donde los Consejeros Reales, la rodearían en el momento de la Jura del Fuero. Fuero que seria depositado en aquella mesa por el Secretario Real, antes de la llegada del Rey.
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Vibora


- Psé pse- unos chisteos llegaron a oídos de Víbora y miró hacia atrás. Al fondo, un escudero parecía hacerle señas.

El de Sanlúcar miró a ambos lados. Pues sí, parecía que era a él. Hizo un movimiento de saludo y el escudero, nervioso le hizo señas de que fuese.

- Esto es lo último, un escudero haciendo muecas al Secretario Real, pues le voy a desorejar en cuanto...

- Señor, señor secretario
- le dijo casi en un susurro- que dice el señor serio del garrote que tiene usted que llevar el fuero al atril aquel

El del garrote empezaba a ponerse pesadito. Ya podía haber pasado unas notas con el protocolo. Echó de menos a la cuasi y lo bien que organizaba las ceremonias. Hasta el nuevo Parará-Papá desafinaba como un gallo al clarear el día.

- Bueeeno, veeeenga ¿qué he de llevar?.

Le entregaron un libro enorme, muy bien encuadernado y lo agarró con una mano, llevándolo bajo el brazo.

- Ejem...- carraspeó uno con cara de sieso- así no se porta, debe hacerlo con ambas manos, frente al pecho y alzado para que lo vean todos.

Tomó aire llenando los pulmones. Expulsó todo el aire. Tenía ganas de sacar la espada y terminar con tanto protocolo y varios pares de orejas. Pero cuanto antes se aviniese, antes terminarían.

Así que agarró el libraco con ambas manos, las separó del cuerpo a la altura del pecho, observó que los otros asentían con aprobación y entró en la sala de esa guisa.

El libro pesaba lo suyo y se dirigió al atril con paso lento y ceremonioso. Menos mal que la vida militar lo mantenía muy en forma.

Alcanzó el lugar indicado, se giró hacia los asistentes para que observasen el libro y, con cuidado, lo depositó en su sitio.

Miró hacia la puerta y los panolis sonreían satisfechos. Pero él no sabía si debía permanecer allí, junto al libro, esperando al rey o volver al sitio junto a Adii. Ante la duda, la más... no, eso era en otras situaciones... se apartó un par de pasos hacia atrás y esperó a ver si entraba el rey, le indicaban algo más que hacer o un rayo le fulminaba allí mismo.

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Adiii




Esas ceremonias,a parte de aburridas,ponían a Adii nerviosa,pero no le quedaba más remedio que asistir y tragarse todo el protocolo,de principio a fin. Resignada,respiró hondo y miró a su alrededor,deseando que aquello terminara pronto. Sólo esperaba que Víbora pudiese aguantar sus impulsos y no organizara la ceremonia "a su manera" o...Zebaz lo correría a garrotazos por toda Castilla.

Así que,por todo esto,Adii trató de disimular y regaló amplias sonrisas e inclinaciones de cabeza a todo aquel que la saludaba... Aiiiiiins,todo sea por el Rey...


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Astaroth_14


Entró, junto a Blanche, Tiana y Lestan, en la sala. Debía ser el último, porque las puertas se cerraron destrás de él. Condenado suricata.

Vió a Vibora con la copia del Fuero en las manos. No debía faltar mucho, pues, se dijo mientras pasaba la mano sobre los cadúceos rojiblancos que volvía a portar al cinto. Cómo los había echado de menos.

Hizo una seña con la cabeza a Vibora, una clara pregunta: ¿Y ahora, qué?¿Donde debía situarse? Este Rey...que desorganizado, ni siquiera les había avisado de su lugar.

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"Dead women tell no tales. Sad men write them down." L.S.
Zebaz
Todo estaba como debía ser, los consejeros del Rey a los pies del trono, rodeando la mesa donde el Secretario Real había puesto el fuero. Después de los Consejeros del Rey los grandes nobles, consejeros, alcaldes ... y así la escala estamental se reflejaba por orden de importancia en aquel salón, donde el Rey en unos momentos la presidiera, jurando el fuero, ley máxima y principal de toda la Corona de Castilla.

No sabia si darle un garrotazo en aquel momento a Vibora, Consorte de la Frontera. Pero sin duda Zebaz lo miraba con muy mala cara. Se confirmaba su teoría, los paganos estaban por civilizar y educar. Tendría que enseñarle a comportarse como era preciso. Que pensarían los embajadores extranjeros al ver que la mano derecha del Rey a parte de ser Pagano, no sabia comportarse en la Corte del Rey. Pero ahora lo importante era la jura del fuero.

Miro a los ujieres que se encontraban en la puerta. Uno a cada lado. Con una seña les indico que abriesen la puerta, y anunciasen la llegada del Rey. Golpearon con fuerza tres veces los bastones con la punta metálica en el suelo, gritando.


¡¡ Su Majestad Carolum Borja D´Agnillo, Rey de Castilla y León, de Toledo, Galicia, Sevilla, Córdoba, Murcia, Jaén y Algeciras, Conde de Alba de Tormes, Señor de Molina !!

Tras escuchar el anuncio de los ujieres, Zebaz sonrió. No puedo evitar pensar que los muchachos lo hacían bien, y había sido una gran adquisición, y el despido del aquel mozo malcriado lleno de granos por la pubertad, había sido una gran obra de caridad a la Corte del Rey. Seguramente ahora podría entrar de aprendiz para algún maestro en el arte de la carpintería.

Tras el anunciamiento , todos los hombres y mujeres de la sala, se agacharon reverenciando al rey, descubriéndose de sus sombreros. Hasta que el Rey diese su permiso.

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Ruy_tristan


El suelo del lugar brillaba como las perlas, lo habían limpiado hace bien poco, esto funcionaba bien. El Borja ataviado con grandes galones de oro a los hombros, con un sombrero negro y pluma roja, y un traje de tono lila con el emblema de su escudo en el corazón bordado en oro. Éste había ingresado en la sala junto a los demás Consejeros Reales y esperaba ansioso la llegada de su primo Carolum, el Rey, para empezar la ceremonia de la jura de fuero.

Juntos a sus compañeros, grandes e ilustres personajes de la Corona, además grandes amigos del Trastámara se postraban a los pies del sillón real. Ahora este volvería a estar bajo el poder de la familia Borja y daría lugar a grandes acontecimientos en pos del porvenir castellano, pues en él se sentaría una gran persona.

Zebaz dio paso al Rey y el jolgorio de la gente que esperaba fuera silenció y todo se convirtió en reverencias hacia Su Majestad.

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Mikumiku


No se descubrió la cabeza, ventajas de no haber llevado sombrero que la tapara. Miku había pasado hacia la Jura junto a su mujer, poniendo todo su empeño en no embobarse mirándola y sin hablar mucho, que era un acto serio.

¿Había mal rollo con el mozo de la trompeta? En realidad sonaba como el otro, y le iría bien de no arrancarse por Soleares cuando pasara el Rey. Sería divertido. Pensó, sonriendo. Si él fuera rey, pediría un sonido más original. El caballero se inclinó con elegancia hasta el nivel correcto.

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Kurt


¡¡ Su Majestad Carolum Borja D´Agnillo, Rey de Castilla y León, de Toledo, Galicia, Sevilla, Córdoba, Murcia, Jaén y Algeciras, Conde de Alba de Tormes, Señor de Molina !!

El Maestre sonrió cuando escuchó el nombre de su hermano, seguido de un número de títulos que no alcanzó a contar. No podía creer que aquel fuera el chiquillo con el que pequeño jugaba a las casitas, y no, Kurt no era la mujer como decían muchos, era Carolum, pero como ahora era rey resultaba malo decirlo, ya que podría afectar negativamente a la postura de sus seguidores.

Se descubrió la cabeza e hizo una reverencia, sin levantar la vista de su hermano, que hacía aparición. Estaba realmente orgulloso de él. Nunca esperó verlo de aquella forma. Aquel chiquillo austero y formal, que entró en la Iglesia tan joven, convertido en rey. Era lo último que el Borja podía esperar de Carolum, pero allí estaba, llevando el apellido de su familia a lo más alto. Era el segundo de la familia en sentarse en el trono castellano, tras la difunta Elena I, la dinastía continuaba tal y como debía, más Carolum carecía de descendencia directa, ¿quien le sucedería? De todas formas, para eso aún quedaba mucho.

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Carolum


Cuando el eco de las voces de los heraldos se apagó, unos pasos rápidos resonaron en el suelo del Salón del Trono. Entró el rey lentamente, sin acompañantes. Su vestuario era sobrio. Llevaba una camisa de seda adamascada negra, conjuntado con las medias; unas calzas de lana gris perla y un jubón de terciopelo azabache. Sobre todo ello, una sobrevesta bordada en seda con leones y castillos, que le caía hasta la altura de la rodilla, ceñida con un cinturón de cuero y pequeñas rodelas de bronce dorado. Sobre su cabeza, a modo de corona, un círculo de oro sin adornos que brillaba con destellos a la luz de la mañana.

En el trallecto desde las puertas hasta el altillo del trono, fue mirando a derecha e izquierda, y apesar de que los presentes tenían la cabeza ligeramente agachada, pudo distinguir a cada uno de ellos. Estaban congregados miembros de los tres estamentos: nobles, clérigos y pueblo llano. Además advirtió la presencia de algunos invitados especiales, como sus familiares. Tampoco pasó por alto algunas ausencias tan significativas; torciendo la boca fue repasando nombres mentalmente. Al llegar a la cabecera del Salón, dedicó una especial sonrisa a su anciano (nooo) maltratado por la vida, primo Zebaz, por haber organizado tan diligentemente el acto de la jura. El Secretario Real Víbora ya esperaba junto a la mesa donde se había depositado una copia del Fuero.

Con dos ágiles zancadas subió los peldaños y se volvió, junto al trono, para ver a todos. Con un movimiento de mano pidió que alzaran las cabezas. Sus ojos glaucos recorrieron cada rincón de la sala, escrutando a los presentes. Su rostro era sereno, aunque en el interior se sentía bastante nervioso. Recordó en unos segundos el buen y regio hacer de su prima, y la calma y serenidad de William, de ellos tenía que haber aprendido mucho más... por desgracia los acontecimientos de habían precipitado.

- Nobles, clérigos, gobierno, funcionarios, alcaldes... ¡pueblo de Castilla! Están aquí, en el día de hoy para que sean testigos de lo que va a acontecer. Para que den fe. Sobre esta mesa...- señaló con su mano hacia donde estaba el secretario real - ... se encuentra el Fuero de Castilla y León, ley suprema por el que se rigen desde los soberanos hasta los ciudadanos mas humildes. En ella vienen establecidas las bases de nuestra sociedad, los estamentos, la religión del Estado, la Corona y sus instituciones, el sistema de gobierno y la clasificación de las fuentes del derecho.- Puso la mano sobre el pergamino.- Manteniendo los buenos usos que los monarcas establecieron jurando este texto al comienzo de su reinado, yo me dispongo a hacer lo mismo, como prueba de mi absoluta fidelidad a mi Pueblo y a mi Patria.-

Con la mano aún encima del texto, y alzando la voz todo lo que pudo, dijo: - Yo, Carolum Borja, Rey de la Corona de Castilla y León, juro solemnemente ante Dios Todopoderoso, la Nobleza, el Clero y el Pueblo, defender por mi conciencia y honor los Reales Fueros de nuestro reino, cumplirlos y hacerlos cumplir con todos los medios que tenga a mi alcance, aunque para ello significase mi muerte. Y si rompiera este juramento, que caiga sobre mí la Justicia Divina y Terrenal.-

Hizo un gesto afirmativo a Víbora. El rey tomó una hermosa pluma de color blanco con la punta manchada de tinta y firmó el texto. Después uno de los asistentes del Secretario, acercó una cazoleta con lacre verde. El vizconde sacó de una bolsa de terciopelo el sello real y se lo tendió al monarca. Tras verter parte del lacre al final del pliego, Carolum estampó su sello con fuerza.

Citation:




    A todos los que la presente vieren y entendieren,

    Nos, Don Carolum Borja, Rey de Castilla y León, de Toledo, Galicia, Sevilla, Córdoba, Murcia, Jaén y Algeciras, Conde de Alba de Tormes, Señor de Molina; Por la Gracia de Aristóteles y Nuestro pueblo, venimos a disponer el juramento del presente Fuero Real, que desde el momento de su promulgación en el día de hoy, a los once días del primer mes de mil cuatrocientos sesenta, es de obligado cumplimiento en todos los territorios que abarcan la Corona.


    Así ordenamos su publicación para el conocimiento de todos los súbditos,


    Fuero Real de la Corona de Castilla y León


    Libro Primero: De la Corona de Castilla y León


      Artículo 1.- La Corona de Castilla y León es la unión indisoluble de todos los Reinos y Territorios que la conforman bajo la autoridad de su Soberano electo y del Soberano consorte por Gracia de Dios y del Pueblo.

      Artículo 2.- La Corona de Castilla y León consta de los reinos de Castilla, de León, de Toledo, de Galicia, de Asturias, de Sevilla, de Córdoba, de Murcia, de Jaén, de Algeciras y de los señoríos de Vizcaya y de Molina, además de todos aquellos feudos y territorios que se anexionasen a la misma.
      Comprenderá también aquellos territorios que sean declarados como parte de la Corona sea por los Reyes o por quien lo haga en representación de ellos.

      Los Reinos y territorios de la Corona son imprescriptibles y continuarán siendo parte de la misma aún bajo la ocupación de ejércitos enemigos o movimientos separatistas.

      Artículo 3.- El Blasón y enseña de la Corona es así: Escudo Cuartelado, el primer y cuarto cuartel: sobre campo de gules, un castillo de oro almenado de tres almenas, mamposteado de sable y clarado de azur. El segundo y tercer cuartel: sobre campo de plata, un león rampante de púrpura, linguado, uñado y armado de gules, coronado de oro.
      Asimismo, si los Soberanos no pertenecieran a una misma rama familiar, debieren implementar sus armas personales al mismo en representación de su casa.

      Artículo 4.- El matrimonio une los Reyes en una sola entidad, la pareja Real es uno bajo la corona.
      La sucesión real se determinará mediante elecciones populares conforme a los votos del pueblo y de las autoridades tras haber pagado una suma estimada. No obstante, el heredero a la Corona no se verá en la necesidad de pagar para poder presentarse a dichas elecciones.
      En cualquier momento el monarca titular puede abdicar en favor del Pueblo.

      Al fallecimiento del monarca titular, el Consejo de Regencia se ocupará de las funciones inherentes a la Casa Real, encargo que desempeñará hasta el nombramiento del nuevo Rey.
      Asimismo, tal consejo estará encabezado por el Secretario Real y debiere estar formado por:
      I.- El Secretario Real
      II.- Los gobernadores electos de los territorios que conformen la Corona junto a sus consejos
      III.- Los alcaldes electos de las villas

      El Secretario Real encabezará y presidirá el Consejo de Regencia y, por tanto, será el último responsable ante la población de las decisiones tomadas.



    Libro Segundo: De la Sociedad Feudal, los Estamentos y la Religión


    - De la Sociedad Feudal


      Artículo 5.- La esencia de la organización de la Corona radica en la Sociedad Feudal, en la cual los nobles juran fidelidad a los monarcas, aceptando defender los feudos concedidos por éstos.
      Los monarcas tendrán la atribución de nombrar nobles para que se encarguen de la administración y defensa de los feudos que les sean concedidos.
      En todo momento, los nobles están obligados a acudir a la defensa de la Corona o de los Reinos conformados por ésta en el momento en que los monarcas así lo exijan.
      Si el Noble incurriese en delito probado contra los Reyes y atentando así contra su seguridad, salud y la Corona, perderá todos sus derechos feudales.



    - De los Estamentos


      Artículo 6.- Los Estamentos son la base en que se fundamenta la sociedad de la Corona de Castilla y León, los cuales tendrán los derechos y obligaciones que la Ley respectiva fije para tal efecto.

      Los estamentos reconocidos son:

      I.- La Nobleza. Está constituida por aquellos que han sido nombrados por los Monarcas con los títulos propios de ella y que han jurado vasallaje y fidelidad eterna a la Corona.

      II.- El Clero y los religiosos.- Son todas aquellas personas que han dedicado su vida a la Religión.

      III.- El Pueblo Llano.- Lo constituyen los hombres libres de Castilla, que no pertenecen a los dos Estamentos anteriores. Pertenecen a él los burgueses, los rústicos o campesinos, sirvientes, aparceros y todo aquel que se dedique a laborar por sus manos o al manejo de las industrias.



    - De la Religión.


      Artículo 7.-La religión Aristotélica es la religión oficial de la Corona no pudiendo ser ningún castellano discriminado ni perseguido por sus creencias.



    Libro Tercero: Del Sistema de Gobierno


      Artículo 8.- La Corona encarnada por los Reyes representa la máxima autoridad de la Corona de Castilla y León y de ella dimana todo el poder de las demás instituciones.
      Para el ejercicio de sus facultades, los Reyes deberán nombrar funcionarios para que en su nombre, delegación y representación actúen en el desarrollo de sus funciones, pudiendo en todo momento revocarse los efectos de dicha designación.

      Artículo 9.- Las Cortes constituyen la máxima autoridad legislativa de la Corona bajo el poder Real, cuya función de apelación se reserva única y exclusivamente a las mismas.
      Su poder emana de los Reyes. Representan a la población de la Corona y sus estamentos, tienen valor de guardianes del interés de los territorios y de la Corona por su capacidad legislativa.
      Su representación y funciones se regularán por la ley pertinente de primer orden y rango. Toda decisión tomada por las Cortes deberá ser respetada por los monarcas, siempre que no atente contra la autoridad del monarca ni contra el presente Fuero Real.

      Artículo 10.- El gobierno de los territorios será ostentado por los Consejos, elegidos por voluntad popular por un periodo de dos meses. Las leyes, decretos y el resto de normas promulgadas por ellos deberán ser conformes al Fuero Real, a las normas dictadas por las Cortes y a las fuentes del derecho en la Corona de Castilla y León, según su orden jerárquico.

      Artículo 11.- Los Ayuntamientos son los encargados de gestionar la vida diaria de los municipios. A su frente se encuentra el alcalde, elegido por voluntad popular durante un mes, pudiendo ser reelegido. Sus funciones estarán reguladas por los fueros de cada territorio.

      Artículo 12.- El Ejército de la Corona. Representa la unidad de la Corona y depende directamente de los Reyes, los cuales, a su libre arbitrio, podrán delegar su mando en quien estimen, según las necesidades de la Corona. Estará formado por toda Hueste Nobiliaria de la Corona o anexionada a ésta, la Guardia Real y de aquellos interesados que quisieran formar parte del mismo bajo reclutamiento. Se llamará a su formación en casos de necesidad o a expreso deseo de los monarcas.

      Artículo 13.- Tribunal Supremo. Es el Tribunal Superior de la Corona de Castilla y León. Sus sentencias y actos son de cumplida obligación. No tiene potestad legislativa, y su función es la de velar por la correcta aplicación de las leyes y los derechos procesales vigentes en la Corona; por tanto, corresponde al Tribunal Supremo la tramitación y resolución de los juicios de apelación.
      Su composición y funcionamiento se regulará por ley de primer orden y rango.

      Artículo 14.- Capilla Heráldica de la Corona. Es la encargada de conservar, estudiar y aplicar las normas relativas a la concesión de los títulos de nobleza. Órgano consultivo de los Reyes, estará regulada por ley y dirigida por un Maestro de Armas con categoría de Alto Funcionario de la Corona.

      Artículo 15.- La Embajada Real de la Corona. Sede diplomática y donde se concentra el trabajo diplomático, llevado a cabo por los embajadores, considerados funcionarios reales, bajo la autoridad de un Jefe de la Diplomacia Real quien podrá de disponer de tantos asistentes como necesite.
      La Embajada de la Corona tendrá plena facultad de presentarse en embajadas extranjeras en nombre de los monarcas de Castilla y León y de firmar acuerdos en busca de mayor bienestar para con la Corona, y por ende sus reinos, siendo necesario el consentimiento y aval de los monarcas para esto último.



    Libro Cuarto: Sobre la legislación de la Corona de Castilla y León


      Artículo 16.- Las fuentes del derecho en la Corona de Castilla, por orden jerárquico son las siguientes:

      I.- El Fuero Real.- Constituye el origen de toda la legislación de la Corona. Es la fuente de derecho por excelencia y la primera en importancia. Corresponde a los Reyes su emisión.
      II.- Pragmáticas sanciones.- Son dictadas por los monarcas, no tienen periodo de vigencia, salvo disposición expresa. Su aplicación puede abarcar todos los territorios de la Corona o sólo algunos de ellos.
      III.- Ordenamientos Reales.- Son los emanados de la Alta Corte y de las Instituciones de la Corona en el ejercicio de sus funciones, las cuales vendrán detalladas en sus estatutos y siguiendo el procedimiento establecido en sus Leyes Orgánicas. Tienen aplicación en todos los territorios de la Corona, salvo que se determine lo contrario. Tienen la calidad de “Comunicados Institucionales”.
      IV.- Fueros Territoriales.- Son las leyes territoriales, que sientan las bases de organización general. Una vez consensuadas mediante referéndum y validadas por Cortes Generales su aplicación compete a todo el territorio. Deberán ser presentadas las bases por el Consejo Gubernamental y ante Cortes por el Gobernador en cuestión del territorio.
      V.- Leyes Territoriales.- Son las dictadas por el gobierno electo de cada territorio. Una vez ratificadas por Cortes adquieren jerarquía foral.
      VI.- Decretos Territoriales.- Corresponde a los promulgados por el gobernador, con el acuerdo de la mayoría simple de su consejo. Únicamente son de aplicación en el territorio gobernado por el citado responsable. Su vigencia se mantiene hasta que el Gobernador electo de turno declarase lo contrario.
      VII.- Ordenanzas Municipales.- Son las emitidas por el alcalde electo de una ciudad, no tienen límite de vigencia, salvo que se exprese lo contrario, y son de aplicación en todo el pueblo o villa, al que hace referencia.

      Estas son las fuentes de derecho de esta nuestra Corona y así han de ser tenidas y respetadas. Las normas mencionadas no son obligatorias sino después de su publicación y desde el día que determinen. Si no designan tiempo, serán obligatorias después de los tres días siguientes al de su publicación oficial.
      El presente fuero real además no pudiere ser editado, derogado o anulado si no se presentase ante Cortes Generales la propuesta para su edición, renovación o anulación. Si las Cortes Generales y el monarca admitiesen tal, las primeras debieren presentar una propuesta al monarca, que llamará a una nueva audiencia popular para su estudio y aprobación, llegado el caso.

      Ninguna ley publicada por cualquiera de las instituciones mencionadas puede tener carácter retroactivo. Así mismo, toda ley o decreto publicado debe de contener mencionado en su cabecera el grupo jerárquico que le corresponde en esta escala. Toda Ley emitida en contravención de lo dispuesto en el presente Fuero Real, será nula de pleno derecho.
      Cuando las circunstancias así lo aconsejen, los Reyes podrán llamar a una nueva audiencia popular para redactar una propuesta de modificación del Fuero, total o parcial, que deberá ser presentada ante las Cortes Generales para su aprobación, si procediera. En este caso, no será necesario someter la propuesta a una nueva audiencia popular.



    Y para que así se haga y el presente Fuero Real tenga vigencia, firmamos Nos como soberano y monarca de la Corona de Castilla y León con el sello real, al decimoprimer día del primer mes del año mil cuatrocientos sesenta de Nuestro Señor.

    Hágase Nuestra voluntad, y la de Nuestro Pueblo



    Don Carolum Borja, Rey de Castilla y León, de Toledo, Galicia, Sevilla, Córdoba, Murcia, Jaén y Algeciras, Conde de Alba de Tormes y Señor de Molina




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Zebaz
El Rey estampo su firma en el fuero de la Corona. Los presentes en la sala, eran los testigos vivos de aquel acto. El Barón, asentía con la cabeza mientras la prima manejada por la mano del Monarca iba trazando la firma ante el fuero. Y con una sonrisa, empezó a aplaudir ante aquel acto, sosteniendo el bastón con el brazo pegado al cuerpo. Esperando que el resto de la sala aplaudiese demostrando su alegría y aprobación ante aquel acto.
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Froda


Seguramente debería adelantarse hasta promediar el Salón, donde se reuníam los Señores pero no había forma de que aceptara esos detalles protocolares. Se quedó más atrás, cercana a las paredes. Vestía de pesado paño granate sobre un vestido pálido con bordados al estilo de la moda que traían los barcos de Lisboa. Como única alhaja, la medalla de su bautizo sobre el pecho, la cabeza cubierta con seda blanca y su coronita sobre ella para sostenerla. Lo malo de los ropajes pesados, si bien abrigaban y mucho, era lo que le costaba levantar el vuelo de la falda para hacer reverencias pronunciadas.

SM pronunció el juramento y su primo, el del mal genio, abrió el aplauso al cual se unió sin pensarlo... otra vez se encontraba en la duda si era momento de gritar ¡Viva el Rey!... y otra vez se quedó callada, guardando para sí la emoción de que su otrora Cardenal se convirtiera es su Rey, no había felicidad más grande en el corazón de aquella devota mujer.

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Visitar la Biblioteca Hispánica es una muy buena costumbre.
Debian


Desde su lugar presenció la firma del fuero. Sus ojos reían traviesos, observando al que hasta hace poco había sido cura de la ciudad. Contagiada por los hechos de los últimos tiempos y pareciéndole poco expresivo el aplaudir, alzó la mano y gritó:

-¡AU AU AUUUUUU! ¡Viva el rey!

El esfuerzo fue un poco excesivo para ella, que se llevó la otra mano a los doloridos riñones.

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Lmgandul


La sala se encontraba repleta de invitados cuando Su Majestad firmo el fuero y el viejo Baron arranco un aplauso que se extendio como el fuego en un pajar. Un aplauso enorme e interminable salpicado de gritos de viva el rey.

A cada grito de viva el rey el contestaba uniendose a la algarabia colectiva, Vivaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa


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