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[RP] Celebraciones de los esponsales de los Condes de Bétera

--Betera


Bétera, 4 de Diciembre de 1458



Aquel era un gran día para todo el condado, era el día en que se llevaría a cabo los esponsales de Tadeita y Feiniel, todo el pueblo estaba de fiesta, las calles se habían engalanado con los pendones del Condado, todo era alegría y fiesta, ya que allí se celebrarían las bodas, recibiendo a todos los amigos e invitados a la ceremonia.

Las puertas del Castillo se abrieron de par en par para recibir a todo el mundo, los salones preparados, las cocinas echando humo, hasta las habitaciones dispuestas para todos los que aquellos días de fiesta se alojaban en la Casa Mallister de la Vega.

El frío se sentía en Diciembre y los braseros habían sido dispuestos por todos los rincones, salones y habitaciones, las nubes de tormenta iban remitiendo, el sol se ocultaba dejando un extraño cielo blanquecino, el cual avecinaba posiblemente aguanieve y frío. Criadas servían copas de mistela y ponches para hacer entrar en calor a los invitados que iban llegando desde Valencia.

Cantores y trovadores amenizaban la llegada, al ritmo que se anunciaban los invitados. Los críados se hacían cargo de acompañar y acomodar a todos los que se iban acercando.


Bienvenidos al Castillo de Bétera


Brynhildr


Había sido imposible acercarse a los flamantes recién desposados en la Catedral, al menos sin arriesgar la integridad física. Poco a poco, la gran masa de invitados fue coagulándose hacia el castillo de Bétera, deseosos de festejar el acontecimiento y de trasegar unos buenos caldos.

Una vez que les hubieron acompañado al interior, situado convenientemente cerca de un brasero y depositado una copita de mistela en sus manos, la rubia se escaqueó un momentito en busca de la madrina, mientras esperaba la llegada del matrimonio Mallister de la Vega.

- Psst - dijo tirándole del chal y echando una mirada a su abanico emplumado - entre que sacan el jamón y no... ¿de dónde ha salido un cachivache tan útil en un día invernal como el de hoy? y lo que es más importante ¿no tendrás otro por ahí?

Sorprendentemente, a la rubisela se le estaba poniendo cara de pensar en algo...

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--Criado


Iba corriendo y metiendo prisa a los cocineros.

-¡Pirsa! ¡Persa! ¡Prosa! Arrghhhh ¡¡¡Daos prisa! -rugía al mismo tiempo mientras cambiaba su cara de horror debido a que los invitados iban llegando y pocos eran atendidos, por una mejor.
Salio dando zancadas y se puso delante de la primera persona que había, le pregunto el nombre y busco donde sentarla.

-Sígame.

Hizo el camino esquivando con gran habilidad bandejas y personas hasta llegar a la mesa donde tocaba.

Abandono al comensal y volvió a las cocinas rugiendo de nuevo.
Lulu_bathory


Del castillo de Bétera a la Catedral de Valencia y nuevamente al castillo. Llevaba todo el día dando carreras entre esos dos lugares, ya fuera en carruaje o a lomos de un brioso corcel que había alquilado nada más salir del templo.

La Bathory estaba eufórica, feliz por los recién casados, porque las cosas en el reino se iban normalizando y la gente volvía a reir. Pero también tenía otras razones; hacía tanto que no disfrutaba de aquellos momentos sin tener que estar mirando hacia atrás, esperando en cualquier instante, la puñalada que sabía le tenía reservada quién se suponía tanto la amaba, desde Noviembre de 1457 por lo menos, que llegó un momento en que se olvidó de divertirse. Por suerte, su carácter alegre y sano, venció la batalla y volvió a recuperar esa alegría que le había arrebatado lentamente aquel mal amor; en cuanto aquellas "buenas influencias" se alejaron de su entorno. Y así se personó en el castillo, con su precioso vestido dorado, confeccionado especialmente para aquella ocasión, su mejor ánimo y desde luego; su abanico de verano.


- ¡Brynhildr! - Respondió a la llamada de la Rubiá. - ¿Pero cómo habéis llegado tan rápido? Y lo que es más increíble. ¿Cómo es que estáis bebiendo ya? ¡Qué envidia! - Habría dado lo que fuera por coger la copa de la joven, con la que últimamente coincidía en todas partes, y darle un buen sorbo a su mistela, pero aquello no era de buen ver, la muchacha podría tomárselo a la tremenda y como fuera igual de terremoto en los enfados que en sus apacibles días de comidas en la playa... En vez de ello, Lulu hizo una señal con la mano al primer sirviente que encontró cerca. - Pues, en lejanos reinos del otro lado de los Pirineos, es la última novedad en las buenas maneras de las damas de la más alta alcurnia. - Comentó abriendo el objeto del todo, para que la dama pudiera ver y acariciar las suaves plumas. - La novedad no es llevar el abanico en sí, sino llevarlo incluso en ambientes fríos, dónde es patente que no se necesita. Se les dá otro tipo de usos. - Lo colocó frente a su rostro, dejando a la vista únicamente los ojos y pestañeó de prisa. - Y sí, puedo conseguiros uno. ¡Acompañadme!

Tomó del brazo a la rubia que la miraba con cara divertida y tiró de ella hacia los pasillos del castillo, esos que la llevarían a la estancia dónde se había vestido para la ceremonia.
--Criado


Iba a atender a aquella seora que le había hecho un gesto con la mano cuando estaba a punto de acercarse se levanto y marcho, así, por las buenas.

-Vaya con la gente de hoy en día. ¡Esto en los tiempos de mi abuelo Jose Capellos no hubiera pasado!

Volvió refunfuñando hasta la cocina.
Cofafo


Después de sufrir el malestar del camino pedregoso hasta el castillo de Bétera, de algún que otro quejido provocado por los socavones y movimientos esquivos de la cabeza para no golpearse contra el techo del carruaje, se divisaba ya la fortaleza. Lugar de celebración festiva aquel día y morada de descanso para, como mínimo, dos más.

Quizás el trayecto a caballo hubiera sido mejor elección. - pensó.

Peró allí estaban llegando ya los invitados. A la espera de los yantares que les hubieran preparado, la generosidad de la tierra era conocida de aquellas tierras. Aunque, por si acaso, el aprovisionamiento de herbero en el cofre posterior, a más de un par de mulas también cargadas, harían las delicias de más de un comensal que sabían disfrutar de aquella bebida de dioses, receta añeja de la familia d'Enclar de cuando habitaron las tierras más al sur.

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Sinfonia



La ceremonia había sido muy emotiva, las lagrimillas en ciertos pasajes de la boda habían sido disimuladas como había podido.
Ahora el camino de Bétera estaba siendo un poco incomodo, pero pensar en las habitaciones que les estarían esperando para cambiarse y asearse, antes del banquete, le daba ánimos.
Cofafo, a su lado iba contento, se prometía una generosa mesa y ella pensaba que los de Bétera no les defraudarían.

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--Criados_betera


¡Tarde! ¡tarde! vamos, corred! el castillo era una locura, desde las cocinas, Urraca, como organizadora mayor del evento daba órdenes a diestro y siniestro, decenas de críados habían sido llamados para el acontecimiento, decenas de sirvientes entre cocineros, meseros, escanciadores, catadores, trinchadores... toda una algarabía que corrían como locos ya que los primeros invitados estaban llegando... y yo con estos pelos...

Los diversos salones estaban preparados, las habitaciones listas, la comida preparada, la música sonando, los trovadores, trovando... y el condensador de fluzo, fluzeando...



Entre los que iban llegando... los Grandes Señores de Castellón, se escuchó... ¡Oh dios mío! sacad el vino y comida ya! no esperéis a los condes, la orden es mantener alimentado al señor Cofafo en todo momento y que nunca le falte un plato... ¡tú! dijo a uno de los críados, recordad, pegaos a él y que nunca se vacíe ese plato ni su jarra.

La música sonaba por todos los salones del Castillo habilitados para la gran fiesta...
Brynhildr


Lulu miraba sorprendida la copa a la que la rubia daba pequeños sorbitos, sujetándola como podía por el pie y con el meñique bien tieso.

- ¿Pero cómo habéis llegado tan rápido?...

La miró con gesto burlón por encima de la copa - Por Aristóteles, Lú ¿insinúas que bajé casi a rastras del calesín al cochero para tomar su puesto y espolear los caballos hasta que sacaran espumarajos por la boca para llegar a tiempo de hacerme una composición de lugar que asegurara el suministro de jamón de Bétera a nuestas rubias pancitas? - sacudió la cabeza fingiendo reprobación - pero mira que tienes imaginación ¿eh?

La dama comenzó a explicarle sobre los usos y costumbres transpirenáicos abaniquenses. Si es que sabe de todo la maldita Deslizó los dedos por las sedosas plumas y por la primera varilla, en la que con cuidada caligrafía estaba grabada la palabra Locomía, sin duda el nombre de los responsables del diseño. Tras el rápido pestañeo de Lulu, tomó el abanico de sus manos y lo llevó a su oreja derecha, apoyándolo con estudiada despreocupación mientras sonreía a la dama antes de devolvérselo y seguirla a donde fuera que la arrastraba pasillo adelante.

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--Criado


Dio un brinco ante el grito de Urraca. Se persigno y rogó al altísimo que le mantuviera con vida antes de que lo desperezara y salio corriendo con una bandeja de jamón y un lujosos faisán traído de tierras muy lejanas, mas allá de la India.

Se acerco al señor de Castellon y le dejo la bandeja al lado. Y con una amplia sonrisa y muchísima adulación se dirigio a el:

-¡Oh! Mi señor de tierras fronterizas, me tenéis para serviros toda la noche, cualquier deseo vuestro, ¡decidmelo y haré que se haga realidad!

Con un gesto mando a los escanciadores a rellenar las copas que se iban vaciando.
Crimea


La rubia había estudiado con detenimiento todo el salón, y en pocos minutos sabía dónde estaban los mejores caldos, los más suculentos platos. los sirvientes más rápidos en el llenado de copas y las sillas más lejanas a la pista de baile... "perfecto"... se dijo volviendo la cabeza para hacer una seña a su hermana, pero la encontró charloteando con la Bathory, antes que pudiera acercarse a saludar, ambas desaparecían por uno de los pasillos adyacentes al salón.

- ¿Dónde irán? - Se preguntó mientras miraba a los presentes sin moverse del lugar. Allí se quedaría plantada, a no ser que sacaran el jamón y tuviera que moverse para alcanzarlo. Mentalmente comenzó a trazar un plan para pedir el rescate por el gorrino de Bétera perdido en tierras olocauínas, aprovechando que la Condesa estaría de buen humor... era el momento adecuado... sonrió y dio un sorbo a su copa, esperando la llegada de los novios. No había sido capaz de saludarlos al acabar la ceremonia (entre otras cosas por la prisa de su hermanita en llegar al lugar del condumio) y tenía muchas ganas de desearles la mayor de las felicidades.

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Lulu_bathory


- ¡Y aquí está! - abrió otro abanico delante de Brynhildr, idéntico al que colgaba de su mano. - Siempre llevo más de uno, suelen ser frágiles y las varillas parten con facilidad. Podéis usar este. - Lo cerró y se lo alcanzó a la rubia. - Entre otras cosas mi buena Bryn, son muy útiles en el arte de la discreción. Hay todo un mundo de señales y lenguaje, que pueden pasar desapercibidos para los que no dominan su significado. Aunque... tengo la sensación de que no es algo desconocido para vos todo esto que digo. - Le hizo un guiño y apoyó sobre su oreja derecha el abanico, tal y como había hecho la Rubiá instantes antes.

Varios cuchicheos y disimuladas carcajadas después, ambas irrumpían nuevamente en el gran salón dónde se desarrollaba la fiesta.


- ¡Crimea! - Era imposible no localizarla, sólo había que buscar el característico peinado de las hermanas Rubiá. - ¿Qué hacéis aquí solita? Bueno solita pero en buen sitio, sí que hay sirvientes por aquí. ¡Pssstt! - Llamó a uno que vió con cara de velocidad. - Algo de beber mozo, estamos sedientas. Por favor. -Sus modales, habían vuelto por fín.

Y mientras esperaba, quedó estratégicamente colocada de frente a la entrada con el abanico listo para ser usado. No quería perder detalle del desfile de personalidades que vería entrar por allí en cualquier momento.
Yustebv


Los duques, su hija - la única que había nacido sin el sindrome de mueble - ahi llegaban, asistidos por una pequeña guardía de 300 soldados, puesto que las calles de Bètera no eran tan seguras en los últimos días, algunos decían que en aquellas tierras se estaba reuniendo la mafia exciliada de Italia, claro, él confiaba que un día la Condesa castigaría con severidad aquel repentino asilo.

El recorrido desde la catedral hasta Betera no era ni muy corto ni muy largo, así que cansancio no había, pero tampoco apuro. Calculaban que llegarían a tiempo - ¿y los regalos? - preguntaba el de Berasategui a su esposa, y ella respondía - ¿las botellas de vino? - claro que no, esas esta vacías, y es para traerme un poco del vino que ya no tenemos, vino del que Mallister nos ha ido privando de nuestras bodegas cuando teníamos las coronas mas grandes - respondió él - me refiero a los regalos, al par de... - y se vio interrumpido por el capitan del carruaje- señor, hemos llegado - y el carruaje se detuvo. Decendieron del carruaje, primero Yuste y luego ayudó a su esposa para luego sostener en sus brazos a su pequeña Ederne - mirad, hija, esta es Betera, por lo menos la parte mas segura, ¿no te parece bonito lugar? - le decía, y no, no era un sarcasmo. Volteó a ver a Rodrigo y le indicó que la pequeña guardía de los 300 se acomodaran.

- ¿Y los novios? - le susurraba Yuste a Rose - ¿será que se han adelantado a la luna de miel sin que aun anochezca? - torneaba los ojos picaramente y luego la mujer le pegaba un codazo, y para cambiar el tema le señaló - mirad, mirad, allí está la dama de Bathory, y tambien la esposa del Vizco de Olocau. Parece que han llegado de primeras, pero que raro, no veo rastros de desorden ni escupitajos, será que el de Bournes aun no vino - pensó - y ya que hablamos de vino, que tal si comenzamos con el salut? - se acercaron a saludar a las damas.

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Moldot


El joven clérigo de Segorbe llegó al Castillo de Bétera tras a ver estado en la boda en la Catedral de València. Había sido espectacular y se sentía alegre de ver la unión entre dos personas que se amaban.

Al llegar a Bétera, un poco más al norte de València, entró en el castillo y se acercó a saludar a Bryn, como siempre guapísima, y se quedó hablando con Yuste tras un cordial saludo esperando la llegada del matrimonio.
--Urraca


Urraca gritaba ordenes a diestro y siniestro para que todos los criados se apresuraran en realizar sus labores a fin de que todo estuviera perfecto. No se fiaba de los criados pero debia salir a recibir a los asistentes- Mas os vale que todo este listo u os las vereis conmigo -les lanzo una mirada asesina antes de dirigirse hacia donde aguardaban los invitados

Damas y caballeros
-se dirigio a ellos- Espero que todo sea de su agrado. Si me permiten les indicare sus sitios -hizo un gesto y se acercaron varios criados que portaba copas de vino, de la mejor calidad, un derroche de Mallister para la ocasion. Como los invitados no parecian con ganas de desplazarse del lugar le dijo- Dama Crimea, vos y la dama Brynhildr, junto con el Vizconde, teneis un sitio reservado alli -les señalo un sitio situado muy cerca de la zona de baile, aunque tambien cerca de los lugares que ocuparian los condes en la mesa y por lo tanto cerca de los mejores manjares y de la madrina, a la cual se dirigio ahora- Dama Lulu, vos teneis un lugar de honor reservado en la mesa de los Condes

Reviso por encima de los invitados por si veia al Padrino. El marques siempre lento -murmuro y se dirigio hacia los caballeros y la dama que conversaban- Excelencias -se dirigio a los Duques de Benicarló- Vuestro lugar es justo frente a los novios -por ultimo se dirigio al clerigo- Padre Moldot, vuestro lugar es aquel -le señalo donde se sentarian los clerigos invitados al evento

Suerte que tengo buena memoria -penso viendo como se acercaban mas cuyos nobles iba recordando y se dirigio a ellos para organizarlo todo
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