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[RP] El Reino del Caos Absoluto

Wallada


- Rapido, mas rapido, que esta a punto de llegar, tenemos que tenerlo todo listo. Decia una voz arabe en la penumbra del bosque. Llevaba meses con aquel proyecto, pero por fin estaba todo a punto.

- Ya lo tenemos todo, armamos las cunas y las camas. La mesa tuvimos que meterla por la ventana pero esta todo listo.
Decia uno de los carpinteros jadeando y sudando la gota gorda, mientras se llevaba la mano al flato e intentaba retomar el aire.

- ¿Y como van los canales?
Grito desde el patio mirando a lo alto. - Todo listo, y bien rematado. ¿Quiere ver como funciona? La arabe afirmo con la cabeza levantando la mano. Desde dentro de la habitacion se escucho un agua va y pronto los conductos de agua instalados comenzaron a descargar el agua hasta el jardin. - Genial, esto si que no se lo espera, ¿la tina sera resistente no?

- Por su puesto, varios albañiles y herreros han estudiado sus papeles, al principio nos fue dificil entenderlo, pero vino un albañil arabe como usted y nos enseño como armar la tina.

Wallada estaba satisfecha del trabajo, sin duda lo de preparar la tina habia sido la mejor idea, todo copiado de los maravillosos baños de su tierra, habia dispuesto el baño justo encima de la tahona, que esta vez no estaba en la cocina sino en el salon comedor, una manera de calentar el salon y ahorrar materiales, la cocina esta vez estaba llena de muebles para almacenar la comida, una gran mesa de madera maciza y varias sillas y la lumbre para el puchero, por su puesto un puchero mas grande que el antiguo, ahora eran mas.

Aquella casa estaba hecha con los planos de la casa Oscense de la pelirroja, salvo que esta era mas grande, al entrar a la izquierda estaba la cocina y a la derecha el salon comedor, aedmas a pocos pasos de la entrada tras un pequeño pasillo las escaleras que daban al primer piso, con cuatro habitaciones dos a cada lado de la escalera, a la izquierda la de los recien nacidos y la de Wallada, a la derecha la de Mariana, el famoso baño y la de la pelirroja y lo que no podia faltar, algunos lo llamarian desvan, otro guarda trastos, pero Wallada penso que seria un sitio ideal para alojar a invitados.

Los alrededores de la casa, tambien se habian ampliado, la cocina por su puesto tenia su puerta de entrada, y la de salida que daba al patio, un gran patio que rodeaba las traseras de la casa y la zona derecha de la misma, con cuatro establos llenos de su paja y heno. Un monton de heno cubierto con una sabana, ese era el mas preciado tesoro de la pelirroja que ya en Osca acostumbraba a echar la siesta en ese monton de heno durante el verano. Por su puesto la arabe lo habia pensado todo, habia preparado un pequeño huerto dedicado a plantas medicinales y habia acomodado el terreno para que la pelirroja pudiera dejar libres a sus ardillas por los arboles cercanos.

Habian sido meses de duro trabajo pero por fin estaba todo preparado y amueblado. - Creo que ya podemos descansar, al menos dormiremos unas horas antes de que ella llegue.


Bienvenidos a la republica independiente de mi casa.
Fdo: Cyliam.
Estais invitados aunque la pelirroja aun no sabe que tiene casa.
Vibora


Llevaba tanto tiempo fuera que, en uno de sus paseos, descubrió una nueva construcción.

Se trataba de una casa señorial, así que debería de pertenecer a alguien importante. Pero, de momento, parecía no estar habitada. Posiblemente alguien había ascendido en a escala social y se permitía un nuevo domicilio más acorde.

- Habré de estar pendiente para saber quienes son los nuevos vecinos

Y continuó con su paseo, aunque le había venido a la cabeza la idea de que igual su casa necesitaba una ampliación.

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Mikumiku


Había salido a dar una vuelta por la ciudad, tranquilamente. Últimamente estaba haciendo poco de provecho, aburrido por Pucela, caminando por tejados y cabalgando a bosquecillos solitarios.

Había notado la construcción de una nueva casona, nueva y bonita, en el centro. Aquella noche volvió a pasar y la encontró acabada, aunque con gente dentro. Adivinó que eran obreros, pero no quiso acercarse a curiosear, era tarde. Pasaré otro día. Se dijo, y se alejó estirando los brazos cansado.

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Cyliam


Habia amanecido y una marabunta de carretas comenaba a atascar las callejuelas de Pucela, los porteadores se golpeban entre ellos, los baules caian armando gran escandalo y se sucedian gritos en diversos idiomas, la pelirroja que entendia algunos de los idiomas de los porteadores escucho varios insultos entre los gritos.
Aun asi no se paro, indicaba con las manos que se movieran, las agitaba a un lado y al otro como si les metiera prisa, pero las indicaciones y berridos de la pelirroja solo conseguian que el caotico va y ven de los baules creciera y en pocos minutos hasta ella se vio golpeada y atropellada por baules y porteadores que la miraban de un modo asesino.

- Ahora que lo pienso, he traido todo esto y aun no se donde me voy a alojar. Bueno podria meter mis cosas por el momento en el palacio episcopal y luego ya ver que hacer. Decia sujetandose el menton con la mano en una pose de pensadora. Algunos de los porteadores que hablaban castellano casi se la tiraban al cuello al oirla decir eso, pero ring una campana sono y a lo lejos una voz arabe la llamo a gritos.

- So bruta, loca, ¿pero que has hecho? Era Wallada que trepaba y esquivaba los baules como podia a la vez que calmaba a los porteadores. La pelirroja la miro estrañada, jurando que no habia viajado con ella y pensando que la habia dejado en Aranda cuidando de la taberna. - ¿Cuando has venido Wallada?

- ¿Pero como puedes ser tan torpe?, te lo dije cuando estabas en Aranda, que iba a venirme a Pucela que tenia unos asuntos pendientes, nunca me escuchas lo que digo y si lo haces, es a medias. Anda ven, tengo que enseñarte algo pero antes te tapare los ojos.

La pelirroja se revolvio, y la empujo con suavidad. - Tu lo que quieres es tirarme por un barranco. Si se la habia ido la cabeza, no habia dormido y eso le pasaba factura. - ¿Como has sabido mis planes? Pregunto la mora con cara de tu eres tonta. - Porque soy muy inteligente. La pelirroja sonreia victoriosa con los brazos en jarra. - Anda dejate de bobadas, mala herba nunca muere, seguro que si te tiro por un barranco te las ingeniarias para salir viva. Ahora en serio, tengo que darte algo pero no puedes verlo hasta que lleguemos.

Y asi se hizo la noche, y los gritos parecian mas calmados, durante el trayecto la pelirroja mas de una vez se tropezo, casi cayo al suelo de bruces, en otras tantas veces casi sobre Wallada pero al final, un ya estamos acompañado de un suspiro de la mora la joven pudo entender que habian llegado donde la sorpresa la esperaba.
Cuando la luz se hizo, la gran casa, identica a la de Huesca salvo que algo mas grande y mas bonita se mostro ante ella, la pelirroja solo pudo abrir la boca y pegar un chillido de alegria que espanto a todos los pajaros de alrededor. - ¡Wallada, esto es un sueño, eres un genio! La arabe hizo sonar las llaves de la casa y dejo que aquella loca pelirroja corriera a ver su nuevo hogar, los gritos de emocion se escuchaban desde fuera y a lo lejos los porteadores iban llegando y descargando los baules uno detras de otro. La pelirroja se asomo a una de las ventanas sacando casi medio cuerpo. - Que guarden los baules yo tengo que ir a buscar a Miku, tiene que ver esta maravilla con sus propios ojos. Y como una flecha salio disparada, se la escucho bajar las escaleras a saltos y a penas se la vio salir por la puerta corriendo con una sonrisa de oreja a oreja.
Ahora que tenia una casa solo faltaban dos pequeñas cosas por hacer, enseñarsela a Miku como primer punto y montar una fiesta a lo grande para celebrarlo.

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Mikumiku


Miku estaba sentado en lo alto de uno de los edificios antiguos de la ciudad. Le gustaba, había descubierto muchos sitios como aquel cuando hacía guardias, y las vistas eran relajantes. Aunque las primeras veces se había llevado algún resbalón entre tejas y cornisas, ya lo iba dominando.

Estaba observando la casa nueva que había descubierto anoche. El rubio vio muchas cosas que había pasado por alto en la oscuridad, y le siguió pareciendo bonita. Incluso más. Y entonces, como aparecida de un sueño salió la pelirroja de una curva, provocando una sorpresa de alegría que casi tumba al castellano desde aquel cuarto piso. ¡Ha llegado! Lo pensó tan alto que lo dijo en voz baja. Una procesión de carretas y baules la seguía. ¡Se muda aquí, se muda aquí! Se repitió varias veces sonriendo.

Se levantó y atravesó el tejado feliz, descolgándose por una cuerda dos pisos más abajo, haciéndolo parecer fácil. ¡Ala! Miku no se quemó la mano de milagro, el guante que llevaba estaba hecho un asco. Pero aun así siguió y pasó a la siguiente casa en seguida, y a la otra, y a la otra. Paró un momento a respirar. Madre mía. Suspiró.

Cyliam estaba allí, iba a buscarle rápida por la calle... pero él no estaba en casa y no lo había visto. Sonrió con picardía y la siguió un par de manzanas desde arriba, hasta que se vió sólo con ella en la calle. Cómo bajó Miku el último piso, sería un misterio, pero hubo cosas rotas y no salió perjudicado. No fue consciente de nada hasta que alcanzó a la mujer y le dió el mejor abrazo que pudo encontrar. ¡Sorpresa!

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Cyliam


Dio un bote en el sitio, casi se cae de espaldas, y despues de retomar el aire miro a Miku con cara de asesina, ¿pero como podia decirle nada?
Por supuesto devolvio aquel abrazo en el que durante unos segundos no quiso separarse ni un milimetro de el, despues le sonrio como atontada.

- Quiero enseñarte una cosa Miku. Le cogio de la mano y antes de ponerse en camino le beso tiernamente. Y luego emprendio el camino hacia la casa.
- Ya veras, estoy segura de que te gustara lo que tengo que enseñarte.

Durante el camino la pelirroja y el rubio hablaron de muchas cosas, como habia estado Pucela en su ausencia, que si el se habia aburrido mucho, que en Aranda ella se aburria y la taberna estaba casi desierta, en general muchas cosas, algunas insustanciales para amenizar el camino, otras por puro cotilleo, poco a poco se alejaban de la ciudad y se adentraban en el bosque, la joven señalo a lo lejos un molino. - Ese es el molino de Sara, iremos a visitarla para decirla que me mude aqui. Pero iban entrando poco a poco mas en el bosque y en aquel claro, de arboles no muy altos por fin se dibujo la silueta de la casa. - Seguro que estos dias habras visto mucho jaleo, pero... Hizo una pausa y miro a Miku a los ojos, estaba a punto de ponerse a saltar y chillar de alegria, apreto la mano de Miku con fuerza y tomando aire... - Esta es mi nueva casa!! Aunque aun le faltan algunos toques, ya esta habitable. No podia ni queria dejar de sonreir, por fin y casi por primera vez tenia una casa que era suya, antes habia vivido en casa de su padre, en la de Asta, en la casona de Aranda de Asta, Gondomar, Valdecorneja, salvo la taberna de Aranda nunca habia tenido una casa propia.

- Ven, entra a verla.

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Mikumiku


Se dejó mimar, aunque se le pasó por la cabeza si quizá deberían ocultarse un poco allí en el medio de la calle, tan en público. A ver qué es eso de lo que estás tan segura. La voz de Miku tenía un tono rasgado y áspero, susurrante, producto de un resfriado mal curado en uno de sus retiros. Aunque había pasado más de un mes, no se iba, pero el rubio no se preocupaba en demasía por ella al no molestarle.

Cuando llegaron. la mujer le contagió la alegría en seguida. Me encanta. Rió el caballero. Era la casa nueva que había visto anoche, como sospechaba. Que Cyliam se mudara allí le hizo feliz por instantes. Le rodeó la cintura con sus brazos y giró con ella en el aire jugando.

Poniéndose un poco más serio, pero tampoco mucho, aceptó la invitación. A ver, a ver.

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Cyliam


- Tampoco es gran cosa. Dijo con una sonrisa como quitandole hierro al asunto, y es que no era de casa ni de propiedades de lo que la pelirroja gustara presumir, preferia tirarse flores con sus artes culinarias o quizas con lo bien que montaba a caballo, pero no con una casa.

Ambos entraron a la casa, en el primer piso la pelirroja comenzo a enseñar la cocina, el hogar y los multiples armaritos donde guardaria la comida, tambien el salon que estaba aun en proceso de redecoracion ya que a penas habia un par de butacones frente a la tahona y la gran y maciza mesa oscura.
En el piso de arriba enseño los cuartos de los niños, sin duda Wallada habia dado mas tiempo a esos dos cuartos que a otros, despues el cuarto de Wallada, sencillo y simple y el suyo propio, con aquel camastro de 2x2 que la regalasen en su primer matrimonio, y finalmente le enseño el baño, con aquella piscina octogonal le conto lo mismo que Wallada le habia contado, que habia pensado en un modo de poder sacar el agua de aquella bañera sin tener que cargar con cubos y le enseño la trampilla que al tirar hacia arriba dejaba que el agua se escapara hasta el jardin, tambien le conto el porque de su ubicacion y es que la mora parecia tener grandes dotes de arquitectura y en el entresuelo del segundo piso habia colocado las salidas de calor de la tahona lo cual proporcionaba calor a toda la casa. - Ademas tambien calienta el agua de la bañera. Dijo emocionada a la vez que orgullosa de que la mora tuviera la cabeza tan bien puesta.

Finalmente le enseño el cuarto de la buhardilla, era el cuarto menos lujoso, con un escritorio, una silla y un jergon de plumon. - Esta habitacion sera para los invitados o quizas un pequeño despacho.
La ruta llegaba a su fin, de nuevo bajaron y esta vez fueron al patio donde la joven le mostro los establos. - Alli ira Némesis y alli Argo. el nuevo caballo palomino de la joven y finalmente señalo los otros dos establos y sonriendo a Miku dijo. - Y alli meteremos a Torbellino. Se quedo mirandole fijamente esperando su reaccion.


Nota de autor: La imagen es solo orientativa, la tina es de madera y piedra y no tiene columnas, tampoco tenemos tanto dinero como para hacernos un palacete XD

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Mikumiku


Miku había estado admirando la casa. Aparte de ser bonita, parecía que todo era práctico, y eso era genial. Claro, seguro que al bicho le encanta. Pensaba en su caballo cuando de repente cayó, con la sensación de un pedazo de hielo bajándole por la espalda.

Yo, yo... No sé qué decir, Cyl. ¿Habría insinuado que fuera a vivir con ella? Sí, seguro. ¿Seguro? Eso parecía. Y eso le robaba el habla. No tengo palabras. Las vocecitas en su cabeza peleaban unas con las otras como fieras. Miku, que tampoco había sido nunca un gran orador, se acercó a la pelirroja y la besó. ¿Qué habré hecho para merecer esto?

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Cyliam


- Simplemente por ser como eres te mereces esto y mucho mas. Devolvio el beso agradecida y feliz, los proximos dias serian un ir y venir de muebles, ruidos en la casa, peleas con Wallada para colocar algun cuadro y por su puesto la mas dificil de las elecciones, las macetas que irian en las repisas de las ventanas donde Cyl guardaria una llave de emergencia.

Y asi fue los dias siguientes pelearon, gritaron, terminaron de decorar la casa y por fin colocaron mas de una docena de macetas en las ventanas del piso bajo de la casa.

El pobre Miku habia tenido que aguantar los gritos de dos locas histericas que cada una se emperraba en colocar las cosas a su modo y ahora era el momento de disculparse, casi a empujones Cyl saco a Wallada de la casa mientras esta frenaba con los pies el arrastre. - No seas terca, vete a una de las tabernas entretente o vete a dar por saco a otro pero a mi dejame sola con la casa. Decia la pelirroja mientras le daba un saquito de monedas. - Venga solo seran unas horas.
Despues de soltar un bufido la mora se fue gruñendo y blasfemando contra la pelirroja, esta cerro la puerta de golpe y suspiro apoyada contra la puerta aliviada de haber conseguido sacar a la mora de casa.

Era aun temprano la pelirroja se asomo por la ventana viendo como la mora se alejaba y el sol empezaba a salir por el horizonte o se daba prisa o no le daria tiempo de preparar la sorpresa para Miku, corrio a la cocina y empezo a preparar aquel desayuno suyo tan especial, el delicioso yogur de frutas, pan tostado y zumo recien exprimido, tambien puso algunas frutillas en un bol de barro y todo esto lo coloco perfectamente sobre una bandeja, subio las escaleras con cuidado hasta su dormitorio, Miku parecia empezar a despertarse y la pelirroja dejo la bandeja sobre la cama, abrio la contraventana de madera dejando que entraran los primeros rayos de sol y sonrio al rubio con ternura. - Buenos dias.


Eh adelantado el tiempo porque sino me quedo colgada y no pasan los dias

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Mikumiku


Miku se despertaba más tarde de lo habitual, solitario en la cama. Aun así no abrió los ojos, recuperando la mobilidad de su cuerpo poco a poco. Flexionó los dedos arropando el colchón, no pudiendo evitar soltar un bostezo y holgazanear un rato. Últimamente las mujeres habían estado reordenando la casa, y entre lo que le dejaban ayudar y que... estaba acostándose más tarde, no le sorprendía levantarse tarde. Pero el rubio se quedó allí inmóvil un poco más.

Tras lo que pareció un volverse a dormir, el caballero dormilón abrió finalmente los ojos oscuros. Cyl... Aquello sí era un buen principio de día. Buenos días. Se incorporó parcialmente y la besó en el cuello con deleite tomándose su tiempo. No sabía por qué, pero se sentía de algún modo en deuda con ella. ¡Uau! Gracias. Miku abrió los ojos como platos cuando vio aquel delicioso desayuno. No estaba acostumbrado, pero no sería problema ni por asomo. Se puso a ello sin pensarlo dos veces.

¿Y cuál es el plan para hoy? Le preguntó cuando iba acabando de estar lleno, invitándola a sentarse con él. Se la acercó de postre, propinándole algún mordisquillo. Estaba estupendo. La felicitó. ¿La casa está acabada ya?

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Cyliam


- Si por fin toda esta locura de muebles y cuadros se termino. Lo dijo convencida pero vamos, en el momento en que la mora se descuidara la joven volveria a poner las cosas como a ella le diese la gana, pero ese era otro cuento.

Aparto la bandeja dejandola sobre el suelo, seguramente algun caprichoso roedor o quizas Diablo se acercara a terminar las sobras de aquel desayuno, ella se acurruco entre los brazos del rubio, frotando la cabeza sobre el pecho de este y regalandole algun que otro beso por el cuello y el rostro. - Pues habia pensado que ya que he echado a Wallada de casa, si, no me mires asi, la di dinero para que pase unas horas entretenida. Decia mientras con un dedo jugueton recorria el pecho del rubio con picardia. - Y que los niños no se despertaran hasta dentro de unas cuantas horas, que podiamos quedarnos tu y yo, aqui acurrucados. Enredo una pierna con la de Miku, mientras seguia entretenida dibujando sobre el pecho de Miku con el dedo y seguia regalando besos traviesos. - Dandonos mimos ahora que nadie puede molestarnos.

Sonreia picara y traviesa, se mordia el labio mientras las palabras seductoras resbalaban por sus labios, estiro el cordoncito que ataba el camison y dejo que una de las mangas resvalase dejando un hombro al descubierto. Apoyo la cabeza sobre el hombro de Miku y le abordo con besos uno detras de otro, tambien algun mordisco picaresco, entre tanto roce, el faldon del camison se habia elevado caprichosamente dejando que las finas y blancas piernas de la pelirroja reflejaran los rayos del sol. Y las miradas picarescas y traviesas de la pelirroja se centraban en tentar al rubio a un combate de pasion mañanero para bajar el desayuno.

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Mikumiku


Si es que existía alguien en el mundo capaz de resistirse a aquel despliegue, Miku desde luego no era. Se pasó la lengua por el labio, contagiado, y antes de darse cuenta estaba aflojando el cordón con los dientes. Sus manos actuaron por experiencia propia, rodeando la sensual cintura de la pelirroja para acercarla a él, más, un poco más. Podría decirte tanto, cantarte, escribirte... Una de ellas se escapó, deslizándose por la fina pierna que le atrapaba poco a poco. Pero no hay palabras que no se queden cortas.

Era un combate que no se podía ganar. La mujer contaba con el factor sorpresa, jugaba en casa y había empezado ella. Miku giró sobre sí mismo para acabar encima, cambiando las reglas, empezando aquel juego que suelen practicar los enamorados.

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Cyliam


Y asi comenzo el peculiar duelo, con la pelirroja en desventaja atrapada bajo Miku y dibujando una sonrisa que le seguia algun mordisco a la barbilla del rubio.

Besos y mas besos, caricias, algun pellizco que otro y el astro rey contemplaba la escena a lo lejos mirando por la ventana de aquel dormitorio, haciendo que la temperatura subiera lentamente.
La pelirroja acariciaba el pelo del rubio, lo atrapaba con besos y ataduras de amor.

Alguna risotada se escapaba de los labios rosaceos de la joven que pronto se llebava la mano a la boca para silenciarse a si misma. - Al final despertare a los niños. Decia con un suave susurro mientras tomaba el control de aquel combate cazando al rubio con sus brazos y piernas revolviendose, volvia a ser ella la que ganaba atacando con mordiscos y besos al rubio. - Te vas a enterar. Comento con una mirada malvada pero una sonrisa picaresca, ya la almohada estaba al borde de la cama como queriendo huir, las sabanas se convertian en cadenas que atrapaban a los dos amantes en el peculiar duelo, pero no eran esas las unicas cadenas, pues el uno al otro seguian encadenandose y atrapandose para salir victoriosos de aquella maraña de amor que les invadia.

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Mikumiku


Y el mundo fuera de aquellas cuatro paredes desapareció, llevándose consigo la noción del tiempo. Se oyó tela que caía de la cama, quizá huyendo, quizá derrotada o malherida. El combate se recrudeció, tocaba atacar de nuevo. Miku sonrió fiero, tratando también de no hacer ruido. Entrecruzó los dedos con los de ella, convirtiéndolos en grilletes gentiles, inmovilizando a la pelirroja bajo él. La besó varias veces, largamente, y descendió extasiado por el cuello, la clavícula, perdiendo control de sus actos. Siguiendo aquella perfecta línea de simetría, se hundió en su pecho, perdiéndose. Acariciando con labios y dientes todo aquel pecado hecho mujer.

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