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[RP-ABIERTO]Recepción de Invitados - Coronación Rose I

Mildred


Hace mucho tiempo que no asistía a un evento de esta naturaleza, los diversos viajes la habían hecho algo torpe, pero algo la tranquilizaba.
Sube al carruaje con rumbo al Palacio...
Miraba el paisaje mientras avanzaba en su viaje, trataba de buscar a lo lejos el cabalgar de su amigo que la acompañaría sin resultados positivos
¿Pero que cosa tan extraña esa de temer al encierro? se preguntaba para si mientras sonreia
Ya llegaba a su destino y los nervios la consumían, saco un espejo para ver si estaba todo bien... quizás debí ponerme otro vestido :S
Al abrirse la puerta del carruaje vio a un elegante y muy guapo caballero esperándola...
Con la sonrisa que la caracteriza baja del carruaje sostenida de la mano de Teren...
Buenas tardes mi caballero, como estuvo ese galope?
Mientras esperaba la respuesta de su amigo, miró a los guardias
Buenas tardes señores,
Buenas tardes dama dijeron ambos guardias al unisono

Muy bien mi Lady, ¿y, como estuvo su viaje?
tranquilo, aunque con mas de un salto por ahi, con esas piedras en el camino.

Bueno, creo que ya debemos entrar... le ofrece el brazo para que se afirme la jovencita

Mildred toma un poco de aire y coje el brazo del caballero, ambos caminan por aquella alfombra haciendo su entrada al palacio.
Divisan a algunos conocidos saludandolos con una sonrisa hasta llegar al lugar donde estaban sus asientos.
Ya estamos a aquí, ahora solo esperemos la aparicion la Reina

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Ladyraquel



 Habían pasado ya varios días desde que recibió  la invitación a la coronación de la Duquesa de Benicarló . Aunque la rubia salia en muy contadas ocasiones fuera de los muros de la Estrella  ,desde el momento que había tenido la invitación en sus manos sus gestos de alegría la delataban frente a su esposo y su familia , estaban seguros que ella concurriría .

El gran día para Valencia había llegado ,después de intercambiar unas palabras con su prima Lirdi en los pasillos del castillo , las dos sonriendo se encaminaron a reunirse con sus esposo .

Ya dentro del carruaje su esposo le decía . -Estás preciosa mi vida . Ten cuidado no se ponga celosa la reina y te mande encerrar por tanta belleza 


No pudo contener la risa a tal comentario . -Solo tu me ves así cielo mio. Sin perder su sonrisa apretó suavemente la mano de sus esposo entre las suyas .- Has visto que bonita luce Valencia con sus estandartes en alto? Le comentaba mientras seguía mirando atenta al paso del carruaje ,  tras un breve recorrido los caballos se detuvieron frente al Palacio del primado .

 Mientras bajaba del carruaje ayudaba por su esposo , la rubia buscaba con la mirada a sus primos , había tanto carruaje que ella no podía distinguir si habían llegado antes que ellos .-Estarán Lirdi y Apolo ya dentro? Dijo impresionada al ver tanto carruaje , del brazo de su esposo finalmente decidieron entrar , después de entregar la correspondiente invitación, El guardia  les dejaba pasar .
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Cesar


Sobre dos caballos andaluces de color bayo moreno iban el Mallister y su protegida. Ambos iban al paso, tranquilamente conversando sobre trivialidades y secretos de aquellas dos personas. La catedral ya quedaba cerca y el gentío iba aumentando. El de la Vega sonreía con sus ropajes, recién adquiridos a consejo de Lisena, quien también lucía un vestido digno de la reina que aquel día allí se coronaba. Sus botas de caño alto bien ajustadas, los pantalones con bombachos negros, un jubón negro decorado con ribetes dorados a conjunto con el herreruelo.

Se aproximaban al templo que se elevaba sobre aquel mundo terrenal, acercándolos a todos a Jah, lugar de fe, poder e intrigas. Habría un nuevo rey en València, una reina en concreto, la tercera, la esposa del antiguo rey Yuste, que abdicó, y su progenitor, el Gran Anzo de Berasategui.
Una vez en la entrada desmontaron ambos, mandando a unos pajes guardar los caballos en unas cuadras cercanas, servicio que ofrecía por cortesía la duquesa. Quedaba por llegar su madre, la condesa, a quien esperarían. No sabía si iría acompañada pues se alojaban fuera de Bétera y no hacía mucho que acaban de llegar de la gran bota del viejo mundo. Había sido un viaje curioso, que se iniciara allí en Huesca…

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Lisena
Qué manía con subirla a los caballos altos.

¡Serán muy bonitos y todo lo que tú digas, pero los odio! ¡Siempre me dáis los más altos! - iba quejándose, a murmullos, tras ser bajada del animal por los brazos de Césare, a los que se sostuvo el resto del tiempo por miedo a tropezar.

Éste sonreía en cambio, con sorna, como quien se burla pero sin llamar la atención de los transeúntes. Y es que había mucho valenciano suelto por ahí, y algo incómodo, el Mallister la hablaba apenas vibrando los labios, con la sonrisa grabada en ellos y ojos de desconfianza.
El Sol brillaba en lo alto y debía de admitir que no había hecho muy buena elección al escoger aquellas vestimentas tan oscuras, pero aquello fue más idea de su mancebo que por gusto de Lisena. Ante la pregunta indignada de "¿Y cómo se supone que voy a ir vestida?", Césare había respondido con "¿Que cómo vas a ir vestida? ¡Como si fueras a un funeral! Pero sonriendo. Éste es un funeral alegre"; por lo que, haciendo caso, escogió las telas más sobrias, aunque ostentosas para ser una plebeya, e hizo acopio de nostalgia con una sonrisa en los labios. "¿Así está bien?", le preguntó. "No, sonríe más, que no se te ha muerto el gato", fue la respuesta.

Pero la sonrisa duró poco.


¿No entramos? -preguntó, junto a la entrada del edificio mientras veía pasar a todas las señoras y las nobles. "¡Ooooioooioioooiiii!, ¡ellas no vienen de funeral!" se dijo, y mirando a Césare como quien mira a un estafador aguardó a la respuesta de éste.

Hemos de esperar a la Condesa.

Fue cuanto obtuvo. Y como ya he dicho antes, la sonrisa se borró de sus labios. Hay que esperar a la condesa. Deben esperar a la condesa. TIENEN que esperar a la condesa. Porque la condesa, era LA Condesa. Y LA Condesa, era la madre del Mallister.

Y la pobre Lisena, que quería ver los vestidos de las otras niñas del recreo...


Porca miseria...
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Las mentes privilegiadas tienden a pensar igual
Ducce


Luego de subir al carruaje se dirigieron hacia el palacio del primate, con el fin de presenciar la Coronación de la mensa arrugada Rose. Los soldados llevaban a los costados la bandera del Vizcondado y protegían los flancos. En un momento el carruaje comenzó a ir más despacio, entonces el De Bournes preguntó al cochero...

Hombre, qué sucede que vamos más despacio?

Espectable, un hombre se ha adelantado para anunciar vuestra llegada, le estoy dando tiempo..

Qué leches es eso?, acaso soy una princesa?, dejad de tonterías y moved el carro, amos...

El cochero, que no estaba acostumbrado a las excentricidades del Vizconde, siguió con el paso lento hasta que el hombre que se había adelantado le avisó que podían entrar. Primero bajó su hijo y le dijo que esperara allí, parloteó un rato con unos soldados y luego volvió para decirle que ya podía descender...

Ya era hora, no sé qué tanto hay que esperar, al final de verdad pareceré una princesa!, dónde está el vino?

Su hijo agachó la cabeza para demostrar la resignación a que su padre fuera educado una vez en su vida. Al ingresar saludó a varios de los presentes junto a Lito y cuando encontró a Ysu atinó a escupirle en su traje....

Hola menso!, qué alegría veros, sabes dónde esconden el vino?
Mafis


La de Gualdalest, había partido con sus hermanos y junto a los soldados de su hueste, hacia la El Palacio del Primado, para la coronación de la Reina de Valencia.

Cuando llego a la entrada del Primado, un sirviente le abrió la puerta y La de Guadalest bajo del Carruaje en compañía de sus hermanos y se dirigió hacia una de las puertas, le pidieron su invitación y luego entro por los pasillo, llegó al marvilloso lugar dónde era la recepción y todo estaba decorado a la altura del evento, se sento en uno de los bancos y luego su mirada continuó recorriendo a todos los invitados, y observó que ahí se encontraba el más menso del Reino el buen Ducce, y unos conocidos otros no, quedó a la espera de que se sucediera la aparición de la Reina.
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Esmeralda_1


La pequeña Esmeralda estaba en su habitación siendo vestida por sus doncellas, el vestido se encontraba sobre la cama y la pequeña se movía mientras arreglaban sus cabellos de un lado a otro.

Era un día importante, pues asistiría a una coronación, la dama Reina, como le decía la damita Tiza, seria coronada aquel día.

Esmeralda estaba entusiasmada, no solo vería a la reina, sino también a su madre, que volvía justamente de su viaje y a quien no había visto en días.
La pequeña niña, iría bien acompañada, por no decir vigilada, su tutor, había estado repasando con la pequeña todo el protocolo para dicha ceremonia, y le había advertido de comportarse pues ella en si era la pequeña condesita que representaría el condado y así lo había asumido la pequeña, aun cuando su madre estaría allí, esta no guiaría los carruajes desde el condado, sino lo haría la pequeña Esmeralda.
Asumida tal responsabilidad, que en si no era más que solo palabras, pues, su tutor siempre intentaba hacerla sentir una damita importante, la pequeña, rebosaba alegría y deseos de viajar lo antes posible.

¿Puedo llevar pastelillos? – dijo cuando salió vestida al encuentro con su tutor, quien esperaba en el salón, junto a las damas Tiza e Irial.
¿Dónde está Airi? –¿dónde está el señor Maverik?, ¿dónde está Irisbel? – ¿donde…? – miro a todos lados y pillo a Ganzito jugando con las cortinas que arrastraban un poco al suelo – ahí estas! – dijo corriendo hasta donde se encontraba el gato – vamos ganzito, no querrás perderte la coronación, verdad?

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Tkck


El alcalde recivió la masiva de que la reina iba a ser coronada y decidió acudir en representación de sus vecinos y amigos de Segorbe. Por lo que se vistió con sus mejores galas, acudió a la fiesta en un carruaje, estaba en la puerta del primado resopló por los nervios y decidió entrar, los sirvientes el pidieron la invitación y se la entregó gustosamente, al verla le permitieron la entrada al alcalde
Ibelia.jordan



Ibelia llegó junto a su esposo a la Ceremonia de Coronación de la Reina de Valencia, el acontecimiento de gran importancia para todos los valencianos, era vivido por la dama con gran emoción y alegría.

Por fin la Corona del Reino volvía a elevarse en su legítimo lugar, no conocía mejores hombros sobre los que esa responsabilidad recayese, como en los de Rose I.

Había demostrado sobradamente su amor por Valencia y su responsabilidad en los asuntos de estado, así lo habían reconocido las Cortes Valencianas en las que Ibelia había participado como síndico por Segorbe.

Al parar el carruaje su esposo tomó su mano y la ayudó a bajar.

Grandes festejos se adivinaban por lo engalanado de plazas y calles. El Palacio del Primado estaba esplendoroso para acoger el Gran acontecimiento.

Ibel miró a su alrededor vio las caras de muchos conocidos y amigos que ya habían llegado a la basílica; lo más granado del Reino y los reinos vecinos estaba invitado al magno acontecimiento.

También miró a su alrededor, los rostros de los Valencianos que se agolpaban en las calles para ver pasar la comitiva estaban tan emocionados y expectantes como ella misma.

Sonrió y se atusó el cabello un poco nerviosa, se alisó el vestido y respirando hondo
entro del brazo de su esposo.

-¡Vamos Ysuran, no quiero llegar tarde, no voy a perder ni un detalle!
Miraba aquí y allá saludando con cortesía.

-Ysu, ¿no es aquel mi primo Úrbez? ¡Vamos a saludarle! Hace mucho que no nos vemos y nos contará novedades de Aragón.

Antes de llegar hasta allí les salió al encuentro el Vizconde Ducce que fiel a su costumbre atinó a escupir a Ysuran en su traje con un cordial saludo.

-Hola menso!, qué alegría veros, sabes dónde esconden el vino?

Ibelia con disimulo y una forzada sonrisa al espectable, limpiaba con su pañuelo el traje de su esposo que quedó impecable, mientras éste contestaba al Vizconde.

Fueron saludando a unos y otros mientras esperaban la llegada de la Reina y el comienzo de la celebración.
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Ysuran


Ysuran junto a su esposa ya estaban dentro del palacio tras mostrar las invitaciones a los guardias, ahora sólo quedaba encontrar sitio en aquél lugar abarrotado de gente, cosa bastante lógica era un evento digno de asistencia.

Antes de dirigirse a buscar asiento su esposa pidió dar una vuelta y saludar a los conocido, entre ellos su primo Urbez Aniessa, por lo que Ysuran aceptó y seguía a Ibel entre la gente saludando con la mano a conocidos hasta que en su paso apareció el men...vizconde que como saludo, dio su tipica muestra de cariño, escupitajo en su traje azul nuevo, por suerte su Ysuran iba acompañado de su adorada pelirroja que en un momento le limpió disimuladamente la mancha mientras escuchaban a Ducce decir:

- Hola menso!, qué alegría veros, sabes dónde esconden el vino?

Ysuran no pudo evitar reir, aunque trató de disimular, este vizconde siempre pensando en lo mismo...

- Saludos espectable. hizo una reverencia un poco sobreactuada, pero con Ducce sabía que podía permitirse esas bromas protocolarias sin acabar entre rejas. - No sé donde esconden el vino, pero vos que sois noble podeis preguntar a aquellas señoritas que os indican vuestro asiento, lo mismo ellas sabran donde hay vino.El Pellicer señaló a las acomodadoras para que Ducce las viera y antes de que este se marchara a preguntar por el vino le dijo:

- Espectable procurad no escupir a nadie más hoy, porque los demás no tienen el mismo juramento de fidelidad y vasalle hacia su persona que yo, ni son capitanes de su hueste y pueden actuar de distinto modo.

Acto seguido se despidieron del vizconde de Olocau para ir a saludar al resto de invitados y buscar un asiento para ver la ceremonia.

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Dante_m


Dante cabalgaba desde Bétera acompañando a la condesa. Hacía demasiado que no estaban un largo rato a solas para poder charlar por lo que el camino asemejo corto gracias a la conversación.
Sin duda era un gran momento para Valencia pues una coronación no era algo que pudiera verse todos los días por lo que no les extraño que las cercanías del palacio estuvieran tan atestadas. Poniendo a su caballo en cabeza intento abrir camino a la comitiva.
A la puerta del palacio, Dante distinguió un rostro familiar y, haciendo un gesto hacia el joven, le dijo a Tadeita con una sonrisa en el rostro: - Pues si que debe ser importante el acontecimiento cuando hasta vuestro hijo vuelve de las tierras italianas sin pasar antes a saludar a su madre al feudo.

Discretamente, se quedó a un lado mientras Tadeita se reencontraba con Cesar esperando la ocasión para entrar en el palacio.

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Tadeita


Durante el viaje conversaba con el joven Dante, -AKA Tiosexy- recordando coronaciones pasadas... en Roma, la de Anzo I, la de Yuste como Rey de Valencia, la de William en Castilla,... ¿cuántos años habían transcurrido desde entonces?... el tiempo comenzaba a ser una pesadilla, pasaba demasiado rápido, la vida se esfumaba como la niebla en la mañana... empezaban a sonar sus recuerdos como las batalllitas del abuelo cebolleta...

Sonreía al joven Mallister cuando iban a hacer su entrada en la basílica, al escuchar su comentario... Césare... dejó que se acercara su hijo hacia ella, dándole un beso en la mejilla, para aprovechar y susurrarle... sed prudente hijo mío, tened cuidado y guardad vuestra lengua... le dijo, cogiéndole la muñeca en la que portaba normalmente su espada...

Observó de reojo a la joven que le acompañaba... sin prestar mucha atención... al menos iba bien vestida... quizás su pequeño estaba madurando... ya habría tiempo de proceder al interrogatorio pertinente, aunque seguro que la pequeña Esmeralda le tendría ya preparado el informe completo...

¿Recordáis a vuestro tío Dante? el hermano de vuestro padre que en paz descanse...

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Deseos
Arya.


Estaba preparada para enfundarse en su nuevo vestido y asistir a la Coronación de Reina de Valencia.
Al bajar las escaleras escuchó a la pequeña Esmeralda decir ...

- ¿Dónde está Airi? –¿dónde está el señor Maverik?, ¿dónde está Irisbel? – ¿donde…? ahí estas! vamos ganzito, no querrás perderte la coronación, verdad?

Al darse la vuelta la de los pelos de oro, la morena sonrió y le dijo ...

- Estoy aquí condesita, lista para irnos de paseo? recuerda que hoy debes brillar más que nunca.

Cuando todos estaban reunidos subieron al carruaje. Por el camino Ary y Esme jugaban a veo veo, mientras el resto de comensales mantenían una tranquila charla.

Al llegar a la catedral, todos tomaron asiento. Esta vez la morena no perdería de vista a la niña, o eso pensaba ...

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Mi risa es mi espada y mi alegría mi escudo
Cyliam


Llegaba tarde, extremadamente tarde, vale que ya sabemos todos que es la costumbre de la pelirroja, pero esta vez tenia una escusa de peso.

Ataviada con el riguroso negro, en señal de duelo por la muerte de Carolum que el altisimo lo tenga en su gloria, se acerco hasta la recepcion, con las ganas que tenia ella de andar saludando, bastante tenia ya con las campanas de la colegiata.

Pues eso, que llegaba tarde, sola y adormilada, tanto que durante el trayecto en el carruaje se pego una siesta de pijama y orinal, como que ronco y todo bajo el atento oido del cochero. - Señora hemos llegado.

- Ammm, ñaaa, cinco minutos mas. Y el cochero espero, como para no hacerlo, que sino con el mal despertar que tenia la pelirroja seguro que le arreaba tal alpargatazo que veia las estrellas y el paraiso solar del golpe. - Señora que ya llegamos y ya pasaron los cinco minutos.

- Que si, leches, que ya te he oido. Gruño mientras se ordenaba los pelos a tientas. Bajo del carruaje no sin antes bostezar de cuatro a seis veces. Se armo de valor suspiro y se acerco a la recepcion.

- Vengo a la coronacion, no tengo entrada, digo invitacion, que el mensajero es un inutil y parece ser que se quedo en algun antro tomando cervezas y se olvido de mandar las invitaciones. Y el guardia hacia caso omiso, decia que sin invitacion no entraba nadie, y claro la pelirroja que hizo, pues esta claro, saco la alpargata del bolso/zurron y le estampo la suela de la alpargata en la cara. - Mira que en este lugar santo no me dejan traerme el cuchillo, pero nadie ha dicho nada de la alpargata, asi que o me dejas entrar o te almuerzas la alpargata ya mismo.
¿Y que sucedio? Pues lo tipico, que el guardia se llevo la mano a la mejilla enrojecida y con la mirada gacha despues de recivir semejante guantazo la dejo pasar. A ver quien la iba a decir que no, si ya lo habia dicho la guardia episcopal, "- Tu, si aparece una pelirroja, asi bajita, pero muy mona, dejala pasar que tiene muy buena punteria con cualquier cosa que no aparente ser un arma."

- Mira que me lo avisaron los medio curas esos, dejala pasar que sino te va a zurrar, pero quien me iba a decir a mi que una joven tan bajita pero tan mona iba a tener una derecha tan firme. Eso balbuceaba el pobre guardia que aun con la mano en la mejilla y la cabeza gacha se alejaba para pedir que lo suplieran, que estaba mareado despues de aquel alpargatazo.

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Lirdi


Luego del gran alboroto hecho en la Estrella por el motivo de la coronación de Su Majestad Rose, las damas estaban listas… Habían tardado más de lo habitual, pero se necesitaba prepararse bien para semejante evento. Además, Lirdi como consejera de la reina, no podía desentonar con la elegancia del lugar. Por ello había mandado a hacerse un vestido especial para ese momento, y un traje para su esposo con las mismas telas.

Cuando ella y Ladyraquel estuvieron listas, bajaron al gran salón donde los esposos esperaban impacientes y pronto partieron al palacio del primado.

Mientras se acercaban y la Jones contempló la gran estructura, miró a su esposo y le dijo,

-Hace tan poco tiempo de nuestra boda, mi amor.- Le sonrío. –No podría decir que fue el mejor día de mi vida, por que cada día a tu lado es estupendo.- se acercó tiernamente para besarle los labios.
En ello estaba cuando el carruaje frenó de pronto y el cochero anunció la llegada a destino.

Apolo descendió primero y ayudó a su esposa a bajar, aun estaba frágil por el incidente del barco para andar dando saltos… Además de que, aquello no era lo que correspondía según el protocolo y con aquellos vestidos….

Entre tanta gente, carruaje, cochero, sirviente, campesino, noble, y todos cuantos estaban allí congregados, enseguida perdieron de vista a sus primos.


-Seguro los vemos adentro mi amor, vayamos entrando.-

Los Señores de Segorbe, acomodaron sus ropajes y juntos se dirigieron a la gran entrada, donde entregaron la invitación a un lacayo.

-Mira mi cielo, por allí están Valerius y Raquel, se nos han adelantado. Ubiquémonos a su lado.-

Con una gran sonrisa y saludando a cuanto conocido se cruzaban se dirigieron junto a sus primos para observar la ceremonia que aun no empezaba…

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