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[RP]Un nuevo comienzo

Lurien.


- Coge una cuchara y come. ¡Venga, sin remilgos!

Lurien hizo caso a su amiga, cogió la cuchará y probó un poco. Miró que su amiga la miraba con impaciencia, y la miró extrañada. Le sonrió.

- ¿Qué, está buena? ¿Quieres más? ¡Come, que te vas a quedar muy flaca!

- La verdad es que está muy buena Tare, jajaj muy muy bueno.
Miró el plato y volvió a comer, el hambre cada vez era más intenso y Lurien ansiaba por comer como una posesa, pero debía controlarse y comer normal, no quería asustar a su amiga. Aún así la rubia, comía rápido.

- Qué gusto me da comer acompañada. De hecho, la mayoría de las veces almuerzo en la taberna por no estar sola, que la casa... esta casa es demasiado grande. Muy bonita, pero muy grande: yo no sé cómo pueden vivir los señores en esos palacios con tantas habitaciones. Dime, ahora que estás instalada, ¿qué planes tienes para tu vida en Osma?

La rubia la miró para escucharla sin dejar de comer, pensó que a Tare le había echo ilusión que fuera a comer con ella y eso le gustaba a Lurien.

- Pues cuando quieras, comemos juntas, que estamos cerquita jajaja - siguió comiendo un poco mientras la escuchaba- mmm... los señores con sus enormes palacios, dan envidia pero luego... es eso... cuando estén solos... en esa enorme casa... ppff yo no podría, con la que tengo me basta que es grandecita para mi sola jajaja. - siguió comiendo, escuchando a su amiga, y haciendo paradas para responderle- Pues supongo que haré como todo el mundo, cuidaré de mi campo y buscaré un trabajo para poder vivir...

De repente, pensó en Luiscar, sus mejillas se sonrojaron y comió un poco más. Volvió a mirar a Taresa.

- Y... con Luiscar... bueno... espero que sigamos como siempre jajaaj, ya sabes. Estamos muy bien la verdad. - se sonrojó aún más y se le vino a la cabeza un recuerdo del barco, cuando viajaron a Barcelona.

Se atragantó un poco, bebió agua y miró de reojo a su amiga, por si no la estaba observando.

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Taresa


-Que sigáis como siempre, o incluso... ¡incluso mejor!-titubeó a la hora de seguir hablando: notó cómo Lurien se había puesto colorada, y eso que no había dicho nada del otro mundo. "Por el horno de Santa Magdalena, hay que ver cómo nos gusta complicarnos la vida..." Ella no quería ser entrometida, pero apreciaba sinceramente a ambos, y en su romántica cabecita no quería más que verlos juntos. Intentó seguir con toda la delicadeza que pudo: -Bueno, te has mudado aquí y así estáis más cerca uno del otro, os conoceréis mejor y quizá vuestros lazos se hagan más fuertes...

Miró de reojo a Lurien: quizá se había excedido un poco, por la cara que estaba poniendo. Probó a cambiar de tema.

-¿Tienes idea de algún oficio que te pudiera interesar? ¿Alguna tarea en concreto? En Osma suele haber casi de todo; de todo, menos movimiento, ya nos conoces ¡Eso nos haría falta!

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Lurien.


-Pues... quiero ser carnicera - sonrió a su amiga, dejando de comer. - siempre me ha llamado la atención, así que..cuando quieras carne, ya sabes, ¡¡aquí está la carnicera!!

Rió un poco, y se quedó mirando a su amiga un segundo. Luego cogió un poco de pan y jugó con él un rato.

- Mmm Tare... ¿crees que a veces soy... un poco infantil... o me paso un poco siendo pesada? - Sonrió a la muchacha de forma seria y la miró a los ojos. - A veces pienso que lo soy, ¿sabes? y no quiero molestar a nadie, de verdad, sólo que me sale la alegría por el cuerpo jajaja

Tosió un poco y bajo la vista al plato.

- ¿Sabes? hace días que no veo a Luiscar... - la joven levantó la vista a su amiga y en su rostro apareció una media sonrisa - Le echo de menos.

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Taresa


Taresa sonrió ante la pregunta de su amiga. Se levantó para sentarse a su lado en la mesa y le dio un abrazo, acariciándole su rubia cabecita.

-No te voy a mentir: sí que eres un poco infantil-tuvo que aguantar la risa, pero luego se puso seria. -Aunque eso no es necesariamente malo. Puede serlo para ti misma, si impide que te desenvuelvas tú sola, o si favorece que te engañen. Pero no es nada malo tener el corazón y la mirada limpia, y disfrutar de momentos de juego y diversión- la tomó por la barbilla para mirarla a los ojos: -Pero qué pasa... ¿has tenido algún problema?

Escuchó a Lurien manifestar su nostalgia, y, sin poderlo evitar, se quedó mirando al vacío, con sus ojos dirigiéndose a la pared derecha de la cocina.

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Lurien.


-No te voy a mentir: sí que eres un poco infantiAunque eso no es necesariamente malo. Puede serlo para ti misma, si impide que te desenvuelvas tú sola, o si favorece que te engañen. Pero no es nada malo tener el corazón y la mirada limpia, y disfrutar de momentos de juego y diversión

La chica sonrió y abrazó a su amiga.

- Pero bueno, tengo que madurar un poco Tare... o viviré por siempre con la mente en el mundo infantil jajaajj y no puede ser. Gracias por serme sincera.

Quiso cambiar de tema al ver como su amiga fijaba la mirada en la pared de la cocina,. Cogió de las manos a Tare y la miró con una enorme sonrisa.

- Tenemos que hablar de la taberna, ¿ como lo vamos a hacer? AAAHH! y otra cosa... tenemos que hacer una guerra de harina o de almohadones jejejjej ésto lo vamos a tener que hacer como rutina

La rubia miró a su amiga y rió. Quería olvidarse de las penas, aunque estuvieran presentes, pero quería divertirse y no aburrir a su amiga con sus pensamientos y preocupaciones Tenía que madurar, a sus 23 años de edad, ya tendría que comportarse como una señorita, no como una niña .Le hizo cosquillitas en la barbilla a Tare para que reaccionara.
- Taree.... mi niña...¿ estás bien? - la miró a los ojos y le sonrió - ¿en qué piensas pequeña? Te has quedado embobada...¡ Heyy!

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Taresa


Taresa pegó un respingo, y se encontró con que Lurien la estaba mirando a dos palmos de su cara. Fue su turno de sonrojarse hasta la raíz del cabello.

-¡Ay! Yo... estoy bien, bien, sí... -se pasó la mano por los ojos y le dedicó una pequeña sonrisa a su amiga. Poco a poco fue volviendo en sí. -¿De qué estábamos hablando? ¡Ah, sí, de la taberna! Hay que buscar un buen local, y diseñar los menús para que venga gente a comer... Y crear un buen cartel, tienes que subir conmigo luego a la sala para que me des tu opinión sobre varias cosas que estoy haciendo. Va a ser algo original, divertido, atrayente... ¡como nosotras! Y tú serás la tabernera, si quieres, claro...

Se había vuelto a animar rápidamente mientras se levantaba y se ponía a recoger el resto de la cocina. Se rió y le guiñó un ojo a Lurien:

-¿Así que quieres pelea de almohadas, eh? ¡Bonita manera de seguir una resolución recién tomada! Quieres dejar de ser infantil y luego jugar como una chiquilla... -dijo entre risas. -Mujer, no hay que tomarse eso tan en serio: yo soy una vieja prematura y tampoco me va mejor en la vida... Un resquicio para los juegos no está nada mal: ¿lo hacemos a días alternos? Hoy tengo el almacén vacío, así que nada de harina. Tendremos que empezar con las almohadas.

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Lurien.


La joven se levantó para ayudar a Tare a recoger la mesa.

- ¿Así que quieres pelea de almohadas, eh? ¡Bonita manera de seguir una resolución recién tomada! Quieres dejar de ser infantil y luego jugar como una chiquilla...Mujer, no hay que tomarse eso tan en serio: yo soy una vieja prematura y tampoco me va mejor en la vida... Un resquicio para los juegos no está nada mal: ¿lo hacemos a días alternos? Hoy tengo el almacén vacío, así que nada de harina. Tendremos que empezar con las almohadas.

Lurien, sonrió y miró a Tare, levantó una ceja y puso las mano en sus caderas.

- jajajaja bueno bueno... hay que ir madurando poco a poco , mujer.. jajaaj además, que parezco más joven que tú, por la forma que me comporto. Eso no puede ser, tendria que ser al revés - dijo la rubia señalando a su amiga y luego a ella misma .

Rió un poco y siguió ayudando a su amiga a recoger, no le gustaba quedarse sentanda mientras los demás recogían.

- Y bueno, lo de ser la tabernera...¡ Acepto! jejejej cuando necesites ayuda con las cosas de la taberna llamame por el altísimo, que ésta cabeza que tengo anda como loca... y... sí te acompaño al local, seguro que está bien. Ya verás lo bien que nos va la taberna jijijiiiji- la joven se volvió a apoyar pero ésta vez en la puerta de la cocina, con una sonrisa se imaginaba la taberna.

- Imagina Tare... la taberna, nosotras ahí de taberneras jjeje, pfff me lo estoy imaginando... - Lurien se empezó a mover por la cocina, explicandole a su amiga mediante gestos como iban a ir los muebles.

Como siempre, la rubia, dramatizada un poco y también se ponía a imitar a algunos amigos. Simulando que estaban en la taberna, tomandose unas copas.

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--Gonzalillo_el_monaguillo


-¿Y a mí por qué me toca hacer esto? -refunfuñaba Gonzalo mientras limpiaba las mesas de La Enseña. Hizo una mueca y prosiguió hablando mientras impostaba la voz imitando a Taresa con burla: -Vigílame la casa, riega las plantas, cuida que no falte la cerveza en la taberna y ábrela a las horas... ¡qué se piensa esta!
Ambrosita


Se asomó por la ventana y rió un poco tapandose las boca con ambas manitas.

-¿Y a mí por qué me toca hacer esto? Vigílame la casa, riega las plantas, cuida que no falte la cerveza en la taberna y ábrela a las horas... ¡qué se piensa esta!

Al escuchar a Gonzalillo imitar a la señorita Taresa, la chica no pudo evitar reirse.

- Gonzalillo... gonzalitoo... ¿zabez que imitaz mu mal a la zeñorita Tareza?

La niña esbozó una enorme sonrisa enseñando sus diminutos dientes y la mella de las paletas, que hacía que se le escapara el aire y al hablar le saliera la z.
Taresa


-¿Y yo cómo lo hago, si se puede saber? -dijo riéndose a espaldas de la niña. Frunció mucho el ceño y levantó el dedo con gesto amenazante: -¡Gonzalo! ¡Gonzalooo! ¡No me, no me... que te, que te...!-y no siguió más porque le entraba la risa. Suspiró y dijo:

-Me he encontrado con tu madre, que dice que vayas a casa a comer. Le he pagado por lo que estuviste haciendo estos días -el chiquillo puso mala cara. -¿Qué pensabas, que te lo iba a dar a ti? ¡Para que te lo gastes en canicas, claro! A tu madre le hace más falta. Y mañana pásate por la tahona que os voy a hacer una tarta de manzana. ¡Venga, a casa! -cuando el chico pasó por delante de ella, fue a darle una colleja (nota de la autora: golpe con la mano abierta en la zona de la nuca) pero le quedó unos centímetros más abajo. -¡Y deja de crecer ya!

-No le hagas mucho caso, que es un repelente-le dijo a la niña en tono de confidencia cuando se quedaron solas.

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Ambrosita


La niña miró a Taresa y rió.

- ajjajaaj Eze niño ez un poco dado ¿no creez?

La niña se acercó a Taresa y desde su posición levantó la cabeza para mirar más de cerca a la muchacha.

- Zeñorita, ez uzted muy guapa. ¿ Conoce a mi vecina? eza rubia que baila cozaz raras. A vezez me divierte verla, y la ezpio un poquito jjejje ella no lo zabe.

Miró a todos lados y suspiró. Luego dió un brinco y sacó de su falda una nota.

- Tareza - La niña tiró suavemente de la falda de Taresa - La chica rubia me ha dicho que le entregue ezto.

Ambrosita le dió el papel a la muchacha y le sonrió.

- creo que quiere que le ayude con algo, por lo que he podido ve... creo que ze le ha roto algo.
Taresa


-No mujer, raro no es, lo que pasa es que estamos entre su madre, la obispo y yo a ver si lo enderezamos... pero da mucho trabajo -se agachó y le dijo en tono confidencial: -En realidad no es mal chico, pero eso no se lo digas ¿eh? Que luego se crece y no hay quien lo aguante. Queda entre tú y yo.

La niña entonces habló de su vecina y le entregó una nota.

-¿Lurien? Pero si acabamos de llegar, ¿cómo es posible que ya se le haya roto algo? Esta mujer... -tomó a la niña de la manita. -Venga, nos acercamos a su casa.

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Taresa


-¡Auuu! ¡Pedazo de bicho desagradecido! -Taresa se chupó el dedo herido mientras lanzaba una mirada rencorosa a la Piravana, que parecía no darse por aludida. Se veía que el trozo de carne le había gustado... aunque no tanto como probar la de la muchacha. -Desde luego, para esto no te saco más... ¡pero qué habré hecho yo para merecer esto, madre!

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Taresa


El saco con ceniza estaba siempre en un rincón de la trastienda. No se podía desperdiciar nada, y tanto la ceniza del horno como la del hogar se guardaban tras limpiarlas cuidadosamente hasta que llegaba el día de la lejía. Taresa no hacía la tarea sola, sino que era una cosa que se organizaba entre un grupo de vecinos: después de lavar la ropa blanca en el río, se colocaba en un cesto de mimbre con la ceniza encima, separada de las prendas por un lienzo basto de cáñamo, y se vertía agua hirviendo sobre ella, que se recogía después en una vasija grande bajo el cesto. Era tan bonito ver la ropa blanqueada luego sobre el verde... un día tenía que intentar pintar los tonos de blanco bajo el sol.

Iba cargando el cesto de ropa cuando llamaron a la puerta, y tuvo que ir corriendo.

-¿Una carta? ¡Un momento, por favor! -dijo al mensajero y fue a por un par de monedas de la caja. -Tome, muchas gracias.

Una pena, ahora no se podía detener... bueno, la leería más tarde con calma.


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Taresa


Volvía de limpiar la taberna aquella tarde de domingo cuando al abrir la puerta se encontró con una carta en el suelo de la panadería. Como siempre, sonrió al verla. Pero al agacharse para abrirla, vio que su nombre no estaba escrito en la letra que esperaba.

-Qué extraño... -murmuró. La abrió y fue leyendo: "Querida Taresa..."

-¡No! -gritó. -¡Luri! ¡Hay que buscar a Lurien!

Salió corriendo de la casa sin pensar, y aporreó la puerta de la casa de la rubia hasta que le dolieron las manos. Entonces vagó sin rumbo, cruzó el puente a la margen derecha del río y siguió el camino hasta pasar de largo el castillo; visitó el puerto, el lago, las tabernas, pasó por el hospicio por el camino de Soria, anduvo por eriales y campos cultivados, dio la vuelta y miró, mientras varios escalofríos le recorrían la espalda, el cementerio. No estaba en ningún lado, y acabó sentada a la vera del camino, sin saber qué hacer. Lo único que le quedaba de ella era la carta que tenía en la mano.

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