Afficher le menu
Information and comments (0)

Info:
Un día en la vida de Xàtiva con las acciones que llevan a cabo todos los vecinos.

[RP] Un día más

Arturo_cascos


La voz de los monjes se escuchaba en el valle cantaban a maitines, el sol no había salido aún por el horizonte, pero la aurora empezaba a convertir el cielo del negro al gris.

Arturo despertó en su lecho de paja, miró al techo y rezó la primera oración de la jornada, en agradecimiento del nuevo día que Dios le había dado. Se incorporó suspirando fuertemente y se lavó la cara y las manos en una palangana. Salió de entre las mantas de lana y se acercó a la estufa. Los rescoldos de la noche anterior estaban cubiertos de ceniza, tras atizarlos un poco y soplar comenzaron a brillar incandescentes.

Se puso varias capas de ropa encima y partió a realizar las tareas matutinas: dio de comer a las vacas, al caballo, a los bueyes y vio amanecer mientras empezaba a ordeñar. Justo pasaba por allí Wolfango a quien ofreció un trago de leche.

"Buenos días, don Wolfango, ¿cómo estáis? Tened un buen e provechoso día, amigo. ¿Queréis algo de leche? está recién ordeñada" -dijo el joven acercando el cubo al porquero.


La idea es desarrollar un día en la vida de Xàtiva con las acciones que llevan a cabo todos los vecinos. Al final de cada post hay que pasar el hilo a otro personaje . ¡Ánimo y a ver qué sale!

_________________
Wolfango


El sol gobernaba los cielos desde hacía rato, coreado por el canto de los pájaros, invitaba a la vida a despertar un día más. El joven Wolfango iba de camino al pueblo tras darle de comer a sus cerdos cuando escuchó la voz de su amigo Arturo.

"Buenos días, don Wolfango, ¿cómo estáis? Tened un buen e provechoso día, amigo. ¿Queréis algo de leche? está recién ordeñada"

Absorto en sus pensamientos no se había dado cuenta de estar pasando cerca de la hacienda del vaquero, la cual le quedaba de paso a la villa.

"No os rechazaré esa leche, pero vendré luego a por ella. Ahora necesito algo más...revitalizante, y hace tiempo que no pruebo la cerveza, como desde ayer."-contaba mientras continuaba su camino.
"Luego nos vemos amigo. Que tengáis vos también un día provechoso."-terminaba diciendo mientras se despedía con la mano.

Los pasos llevaron al carnicero hasta la Compañía Mare Nostrum, una de las tabernas de la ciudad. La saliva comenzaba a hacer acto de presencia dentro de su boca, y para acallarla entró sin miramientos y pidió una jarra de cerveza, con el dinero justo ya en la mano. Aquella jarra rebosante de cerveza, coronada por una espuma blanca, ni siquiera llegó a tocar la barra de la taberna para encontrarse con unas manos que se las arrebataban a las del tabernero, para reducir su contenido a la mitad en un visto y no visto.

Calmada la sed del joven, este pudo echar un vistazo a la taberna para ver una cara conocida, la de Cyrene, la cual parecía ocupada con unos papeles y no parecía haber notado su presencia. Así que se acercó a ella y le dijo:
"¿Puedo invitaros a una ronda o los tribunos no pueden beber en horas de servicio?"-le pregunta con una sonrisa.


Avisaré a la persona que sigue, no como otros **guiño, guiño, codo, codo** xd
Cyrenne


Muy temprano, antes del alba, Cyrenne había abandonado su lecho vistiendo una fina camisa de lino, con un escote redondeado adornado por un simple cordoncillo, que dejaba ver su piel tersa y delicada, suscitada por su juventud. Era conocido que gozaba de sueño ligero, y que despertaba antes de las maitines, no necesitaba demasiadas horas de sueño. Bien podría decirse que si dormía, era por aburrimiento. A veces, hasta se le olvidaba cuanto tiempo llevaba despierta.

Sin quitarse su ropa de noche, se colocó una saya ameteada, ceñida al cuerpo, que por ir abierta en su costado izquierdo, le permitía levantar una de sus puntas y sujetarla en el cinturón, dejando mayor libertad de movimiento. Con borceguíes en sus pies, y una guirnalda en su cabello, salió de casa con aroma a agua de rosas, dándole adecuadamente la bienvenida al nuevo día.

El camino corto a la taberna de La Reyna Victoria no era mera imprevisión, ella misma había preferido vivir cerca de la conglomeración que a sus puertas llamaba. Cyre apreciaba la compañía, y disfrutaba de las historias de sus vecinos recurrentes.

Esa mañana no fue diferente a las demás, pues ella era un animal de rutinas muy arraigadas. Se ubicó en su mesa de siempre mientras saludaba al tabernero, quién detrás de la barra de roble, ya le alcanzaba el desayuno, junto con una pila de papeles, igual que cada mañana.

El Alcalde le había permitido conservar en la taberna los pergaminos que a su oficio de tribuno correspondían; cada mañana empezaba temprano con su oficio, y con algunas otras pocas responsabilidades.

Luego de dar varias vueltas de páginas a sus documentos, y algo apenada por la falta de novedades, se dispuso a distraerse con una receta de belleza que pocos días atrás había conseguido en el mercado local ¡Que bien de dinero le valió! Comenzó a leer mientras pensaba en donde adquirir todos los ingredientes…

Cita:
Tomad media libra de blanco de trigo candeal y blanco de avena y de arísaro, dos onzas de cada; y una libra de blanco de sigairón y un poco de alcanfor y media onza de raíz de urchilla seca y otro tanto de perlas; y buen cristal quemado, y coral blanco, media onza de cada; y un cuarto de onza de polvo de vidrio; y una onza de mármol; y la misma cantidad de yeso claro quemado. Lo reducía todo a polvo y lo pasáis por un fino cedazo de lino, y os lo ponéis. Y si os untáis la cara después con un poco de bálsamo la tendréis siempre joven y de bello color, y no os envejecerá ni se os arrugará.


Se hallaba Cyre absorta y concentrada en la lectura, cuando una voz conocida le hizo dar un brinco en la silla.

"¿Puedo invitaros a una ronda o los tribunos no pueden beber en horas de servicio?

¡Wolf! Atinó a responder, mientras nerviosa y ruborizada traspapelaba lo que leía junto con los documentos pertenecientes a la Alcaldía.

Un poco más calmada, al notar la sonrisa del joven. Prosiguió diciéndole.
Bueno, nada mejor que trabajar con la mente despejada, por favor, acompáñame. Le dijo haciéndose a un lado para que se sentara junto a ella.

Como era costumbre entre ambos jóvenes, la charla se volvió placentera, fluida y extensa. A Cyre le encantaba pasar el rato con Wolf, y tenía la esperanza de que él también lo apreciaba. Las jarras fueron vaciadas y vueltas a llenar varías veces, entre risas, bromas y uno que otro coqueteo.

Viendo que el tiempo se le pasaba demasiado de prisa, Cyrenne se despidió del carnicero con un beso en la mejilla, saludó al tabernero enérgicamente con la mano, y encaminó a la salida, pensaba dirigirse a su oficina lo antes posible, para planear la bienvenida a los nuevos.

Poco después de cerrar la puerta, una figura femenina se dibujó en el camino. Cyre reconoció a Aleida, y con una sonrisa de oreja a oreja, corrió en saltitos a abrazarle. Ale era una de las personas que más amaba en Játiva, y a las que nunca olvidaría. Le había ayudado en sus inicios y nunca más le había abandonado. Lo único que a ella le incomodaba, era que poco podía devolver su humilde persona a alguien tan importante como ella.

¡Aleeeeida, bonita! Dijo dando saltitos a su alrededor, admirando su hermoso vestido. ¿Cómo estás hoy? ¿Qué planes tienes ?...



Pido disculpas, pues IRL estaba en periodo “mudanza y reorganización” Besitos a todos, y gracias por este RP! : )

_________________

















Aleida


Un día más aparecía en la amable ciudad de Xátiva. Los vecinos comenzaban a salir de las casas, las tabernas se llenaban de personajes hambrientos que buscaban desayuno o de borrachos que habían pasado la noche allí. Ella por su parte, se despertaba en su Vizcondado. No tenía muchas ganas de ir al pueblo ese día, pero sus quehaceres le impidieron quedarse en su casa. Debía ir al mercado. Se puso su vestido, se abrigó hasta el cuello por el frío que azotaba la ciudad y se dirigió a las caballerizas. Allí, comprendió que aún no tenía su caballo predilecto y eso le pareció extraño.

Eligíó el que le pareció que estaba en mejores condiciones esa mañana, y salió disparada hacia la ciudad. El frío le heló la cara a pesar de tenerla bastante tapada. Esa manía de no usar carruaje, siendo del alto linaje le estaba costando caro.

Sin quererlo siquiera el caballo, la taberna Mare Nostrum se hizo presente en la lejanía del camino. Y si, hasta el caballo quería disfrutar de una buena manzana, y ella de una buena cerveza inclusive a pesar de las horas. Antes de llegar, se cruzó con su amiga Cyre, que muy afectuosamente la saludó.

Mi querida amiga...- dijo mientras se bajaba del caballo y le daba un fuerte abrazo a modo de saludo. Como me alegra verte. Mis planes eran pasar a tomar un poco de pan caliente y una infusión. - mintió descaradamente, pues su garganta solamente pedía cerveza.

Pero, será en otro momento. Ahora...- miró para todos lados- Estaba pensando en perderme en el mercado, tengo varias compras que hacer. Vamos. Ayúdame. Nos perderemos en esa selva de mercaderes y hasta quizás compramos cosas bonitas para ambas. Podríamos pasar por el perfumuero y ver si hoy tiene algún nuevo perfume... quizás con olor a rosa.

La tomó de la mano y no esperó su contestación. Ató al caballo y caminando ambas mujeres se dirigieron al mercado.

Muchisima gente en el mercado y eso que recién era mañana. El día pasaba lento por Xátiva.

Se perdieron en el mercado, y cuando miró hacia un lado, Cyre ya no estaba con ella. ¿Dónde se había metido esa muchacha? Caminaba rapido y pasaba por todas las personas sin mirar, enfocando la vista en otros lugares buscando a la jovencita que se le había perdido en un santiamén. Sin quererlo, chocó de lleno con un señor que pasaba por allí. Con el porte supuso que era soldado, por lo que se disculpó sin mirarlo.

Lo siento, de verdad. Se me perdió mi amiga, si usted podría buscarla...- miró a quien le estaba hablando y no era más que Beltran. Su gran amigo.

¡Beltran! Que hermoso es verlo. Siento el choque... hay mucha gente, se me perdió Cyre... ¿la buscamos? Es que no sé donde podría estar.
_________________
Beltran


Desde muy temprano había salido para hacer el breve recorrido que acostumbraba, el olor a bestia, madera vieja, uno que otro setabense que odiaba el baño y otros cuantos detalles más, era algo que se convertía en una costumbre adicta para el joven soldado…..entre los habitantes, buscaba alguno que por lo menos reuniera algunas condiciones básicas para ser parte de la milicia del pueblo; prefería hacer personalmente esa labor como capitán de guardias antes que delegarla. En medio de la multitud pudo divisar algunos hombres que podrían ser candidatos.

Pasó por la iglesia, se acercó a los tugurios, fue al bosque, visito la cancillería, no podía dejar de ir al ayuntamiento, ir a la liza no era necesario porque no había actividad alguna, por último se dirigió al mercado…..había hecho el recorrido más rápido de lo acostumbrado ese día.

Camino al mercado, al pasar cerca de la taberna, miro que estaba atado uno de los caballos de la dama Aleida, una dama de gran reputación, noble, pero no como tantos nobles de la Villa, ella tenía algo distinto. Pensó, será por ser esposa de Arturo. No quiso entrar a la taberna porque su prioridad era ir al mercado.

Ya en el mercado, escuchaba el sonido propio de la actividad, paaan, paaan, peeeescado, peeeescado….gritos, gente empujando, al viejo vendedor persiguiendo a los mozos que le habían tirado su lugar de venta al suelo, la anciana que día a día estaba en la esquina de la carnicería pidiendo limosna, las aves comiendo lo que el destino les permitía y muchas cosas más.

Con su mano en la espada caminaba por el lugar en medio de la multitud que lo agolpaba. Alguien choco contra sus 94 kilos y 1.94 de estatura, no se inmuto ante el golpe pero si ante el saludo: ¡Beltrán! Que hermoso es verlo. Siento el choque... hay mucha gente, se me perdió Cyre... ¿la buscamos? Es que no sé dónde podría estar….¡Dama Aleida¡ que grato encontrarla, usted como siempre, prefiriendo venir antes que enviar a sus sirvientes…..jajajajaja, esa Cyrenita, como siempre distraída, ella no está perdida dama Aleida, simplemente estará observando alguno que otro detalle, pues si lo ha notado es muy poeta la chica, venga mientras hablamos vamos a buscarla, ¿recuerda cuál fue el último lugar donde estuvieron? … mientras Aleida sostenía un dialogo con el De La Cueva a paso lento pero firme se acercaba al que le parecía tenía un nombre extraño, Don Tzeench el nuevo Alcalde…Que bueno encontrarlo por aquí alcalde, ¿hacia dónde se dirige?


Los jovenes que se divisan para soldados es para darle paso a uno de los nuevos enla Villa... ya le aviso a Tzeench para que se una

_________________
See the RP information
Copyright © JDWorks, Corbeaunoir & Elissa Ka | Update notes | Support us | 2008 - 2024
Special thanks to our amazing translators : Dunpeal (EN, PT), Eriti (IT), Azureus (FI)