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[RP] Desde las murallas

Luzmarina


Como cada dia, desde que se fue su esposo, Luz, visitaba las murallas, esperando la llegada de su esposo,y no solo de èl, sino de todos los vecinos que meses atras dejaron Caspe, para luchar en una guerra, que cada vez se hacia mas larga .

Luz soñaba con verlos entrar a todos triunfantes, sanos y salvos, para que asi, su linda Villa, volviera a ser la alegre ciudad que siempre fue.

No pudo evitar que las lagrimas recorrieran su rostros, pero no podia dejar que la tristeza la inundara, tenia mucho que hacer por su villa y tenia que estar fuerte de animos y que sus vecinos la vieran alegre como siempre.

Despues de un largo rato....... Luz bajo de las murallas, rumbo a sus trabajos diarios...........

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Adabella


Adita se fue hasta las murallas con su mami, mientras su mami miraba para el horizonte, como lo hacia a diario desde que el papá de Adita se habia ido a la guerra, la peque aprovecho para recorrer la muralla...

En su exploración la niña encontró un armiño que asomaba de su cueva entre la nieve.

La niña corria detrás del armiño hasta capturarlo, y se fue corriendo hasta donde su mami, pero ella ya no estaba... ... ohh mi mami se ha olvidado de mi aqui, todo por andar por ahi corriendo le decia la niña al armiño...

La noche comenzaba a caer en Caspe y el frio era muy intenso y la pequeña traviesa comenzaba a sentir que su cuerpo esta congelado...

Luzmarina


En un abrir y cerrar de ojos, Adita habia desaparecido del lado de Luz, desde las murallas se veia todo el pueblo y la vio correr detras de un lindo animalito

Ains, esta niña un dia nos va a dar un susto, siempre corriendo detras de algun animalito, o encima de èl, --se dijo luz, mientras miraba a su pequeña desde la muralla ---

Vio como Adita, volvia hasta donde antes estaban las dos, y se escondio detras de un entrante de la muralla, desde alli veia como su pequeña la buscaba y se entristecia al no verla, despues de un rato viendola alli sentadita y sintiendo ya el frio de la noche,se acerco a ella sin que la viera.

Poniendole su capa por encima le dijo: Adita, ¿ves como no puedes separarte de mami, sin decirla a donde vas?, te puedes perder y asustar a mama, no vas a volver a hacerlo, ¿verdad?

Luz la cogio entre sus brazos y la beso, juntas volvieron hasta casa alli les esperaba una bella sorpresa

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Adabella


- Prometo no volver a salir corriendo sin aviso previo mami dijo la pequeña luego de habersele pasado un poco le susto por creerse ahi solita en las murallas...

- Puedo llevarme el armiño a casa mami? le pregunta la niña con una mirada suplicante....

Tomo la mano de su mami y se fueron juntas a casa...

--Centinela


El centinela hacia guardia en las murallas, avistando a todo aquel que quisiera infiltrarse en el Ducado de Caspe y buscando el orden de entradas y salidas de la ciudad, con una vista de águila. Le habia tocado el turno de mañana. Habia comenzado a las 12 de la noche y a las 8 de la mañana terminaria, siendo relevado.

Todo habia transcurrido con relativa normalidad, hasta que vió, en la lejania, un jinete, a galope tendido, que llevaba en la zurda un estandarte, un estandarte que le resultaba conocido, pero que no sabia reconocer por la distancia. El caballero espoleaba a su caballo, levantando una polvareda considerable, era como si tuviera prisa. Cuando el caballero se acercó más, el centinela pudo distinguir el blasón ducal. Y a unos tres cientos metros ya puedo vislumbrar la cara del jinete, con su armadura azul, y su cabeza, peliroja, coronada con un sombrero. El centinela bajó de las murallas y se dirigió a la puerta. Mientras, gritaba:

-¡Está aquí! ¡Ha llegado! ¡El Duque de Caspe ha llegado! ¡Abrid las puertas gandules!

Los otros soldados abrieron las puertas y dejaron paso al jinete, que les saludó con un gesto afectuoso y volvió a salir, a galope tendido, por dentro de la ciudad.
--Juglar_chismoso


El juglar se hallaba sentado con los pies colganderos en el gran tejo de las fiestas caspolinas, cuando alguien gritó:

-¡Está aquí! ¡Ha llegado! ¡El Duque de Caspe ha llegado! ¡Abrid las puertas gandules!

Vió bajar un centinela como alma que lleva el diablo desde lo alto de la muralla....el se sentó un poco mejor y abrió bien los ojos exclamando

¡¡¡por fin alguien con quien poder componer chistes y chascarrillos!!! ¡¡¡Un visitante gracioso por fin aparece en Caspe! Con ese matojo pelirrojo en la azotea y esa pipa apestosa siempre en la boca

Se rió de sus propias palabras y algunos lugareños comenzaban a señalarlo con el dedo, se estaba preparando para saltar cuando las puertas comenzaron a abrirse, sería verdad lo que ese atontolinado de vigía había dicho?
soldado de los dragones, representado por Siresku


El soldado vigilaba en las murallas, dando su ronda matutina, cuando de repente, alla a lo lejos le parecio ver un destello. Paro su caminar y aguzo todo lo que pudo la vista. Ya se estaba temiendo lo peor, porque su Duque habia regresado unos dias antes con una pequeña escolta de los Dragones, y penso que serian otra vez los pesaos sitiadores, cuando vio como uno de los jinetes sacaba un estandarte y veia en el el emblema de los dragones.

Su semblante cambio radicalmente, su mueca angustiosa se torno en una alegria como hacia meses que no tenia nadie de la villa. Eran ellos, el grueso de las tropas de Caspe, de los gloriosos Dragones, que volvian victoriosos de la guerra.

El soldado grito de alegria y empezó a cantar, fuerte, a voz en grito, para que todos en la villa pudieran oirlo, y acto seguido fue a avisar a su superior para que pudieran preparar el recibimiento que se merecian esos valientes.

- SARGENTO!!, SARGENTOOOOO!!, han vuelto los Dragones !! Ya estan aqui, mi señor!!!!
Maryie


as un largo y nublado día de marcha, a la cabeza del ejército, avisté por fin las murallas de Caspe. Los hombres se miraban y sonreían, por fin, tras varios meses de campaña militar, los había devuelto a casa, sanos y salvos, o al menos, aproximadamente sanos y salvos. Alcé el estandarte de los Dragones, y azucé a Dama para que galopara hasta las puertas de la ciudad.

Una vez llegados allí, me di la vuelta, y les dije a mis hombres, ante las puertas de la ciudad:


-Mis bravos soldados... ¡por fin estamos en casa! Habeis luchado duramente, padecido los sufrimientos propios de toda campaña, los ejércitos enemigos, rebeldes civiles, y otras adversidades, han tratado de impedir que lográramos nuestro objetivo, pero como podeis ver... ¡no lo han logrado! Es Navidad, soldados, y hemos vuelto a casa, victoriosos. Ahora, es tiempo de que vayais a vuestras casas, abraceis a vuestras mujeres y vuestros hijos, y luego os vengais conmigo al Alambique a tomarnos unas cuantas cervezas. Pero recordad, que el enemigo sigue siempre al acecho, así que deberemos mantenernos formados, e instaurar rondas de guardias, y reforzar las defensas de la ciudad. Ahora sí, soldados, gritad conmigo:

Hice una pausa, lenvantando el estandarte, y grité:

-¡POR EL DUCADO, Y POR LA GUARDIA DE LOS DRAGONES DE CASPE!

Volteé el caballo, y esperé a que los guardias de la puerta abrieran para nosotros el portón.
Basico


Ya estaba a punto de terminar su guardia cuando escucho a un soldado gritar:
- SARGENTO!!, SARGENTOOOOO!!, han vuelto los Dragones !! Ya estan aqui, mi señor!!!!
"donde andara el sargento?", se pregunto, pero no importaba... En el campo frente a las puertas el Capi daba una arenga a las tropas, que seguramente solo ansiaban poder volver a ver a sus familias. Finalmente su voz se elevo sobre las murallas:
-¡POR EL DUCADO, Y POR LA GUARDIA DE LOS DRAGONES DE CASPE!
Le hizo una seña a su compañero y juntos se dijieron a las puertas y las abrieron de par en par.
Noega


Tras un largo y nublado día de marcha, Noe avistó las puertas de Caspe, aún era de madrugada y lucecitas parpadeaban en los torreones. Como no podía ser de otra forma se emocionó, siempre le pasaba cuando volvía a casa. Sus cansados y mojados pies parecieron cobrar vida propia y se adelantó sin quererlo a los Dragones a los que acompañaban, mientras meditaba - Tendré que reemplazar de una vez estas botas., no han sobrevivido a este último viaje

Sin pretenderlo ni quererlo; sin probablemente merecerlo, había acabado siendo una más de aquel grupo de guerreros con los que compartía causa, los dragones, reconocidos por su valor y perseverancia ya más allá de donde la vista pudiera alcanzar, renombrados como cuerpo de élite allá donde se mencionara su nombre.

Los vigías sabían de su proximidad y estaban preparados para, nada más ver aparecer el estandarte del dragón en la lejanía, abrir los portones de acceso a la villa. Y así lo hicieron.

Con el paso fuerte que comenzó a llevar, fue la primera en cruzar la meta. A su lado, como siempre, su lobo Trasgo hacía que nunca estuviera sola, tal era su cariño por ese animal que nada ni nadie había conseguido separarlo de ella.

Nada más entrar en la villa se encaminó a la plaza y hundió la cabeza en el agua helada de la fuente....abriendo los ojos bajo el agua vió pasar un millón de imágenes por segundo de todo los sucedido durante esos meses - Que ahí quede todo ese caos y ese dolor, que mueran en este momento todas esas angustias que debilitan mi alma y perturban mi sueño, comencemos todos una nueva era - musitó mientras se secaba con un paño acercado por uno de sus vecinos que vino a abrazar a los recien llegados.

En ese instante volvió a la consciencia de que sus compañeros le habían alcanzado y el Soldadito había dado ya su discurso - Qué pena...me lo perdí, - sonrió Noe, lo que si llegó a escuchar claramente fueron los siguientes vítores:

-¡POR EL DUCADO, Y POR LA GUARDIA DE LOS DRAGONES DE CASPE!

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--Masajista_gabriel


- Susi, Susi! Ya han venido!
- ¿Quienes?
- ¿Quienes van a ser mujer? ¡Los Dragones! ¡El amo ya esta de vuelta!
- Por fin, ya era hora. -dijo aliviada la masajista- Venga, date prisa, tenemos que limpiar las termas antes de que llegue aqui. Tu vete a la casa y barre el suelo, limpia los cristales, friega la...
-Vale, vale, vale lo he entendido -dijo mientras entraba Gabriel rapidamente en la casa (eran contiguas) antes de que Susana le siguiera encargando tareas

- Llegó el momento. Casi medio año esperando este momento. ¡Por fin abriremos las Termas El Dragon Azul!
--Masajista_susana


Susi estaba enfadada. Realmente enfadada. Cuando llegó a casa y cerró la puerta de un golpe...

- ¡GABRIEL! ¡VEN!

Gabriel, asustado, acudio veloz

- Que... ¿que pasa? ¡Yo no he hecho nada...
- ¡Silencio! -hablo con la cara aun roja de ira- ¡Sientate!

Gabriel obedecio de inmediato y se atrevio a preguntar

- ¿Pero que pasa?
- ¿Que que pasa? ¿Que que pasa? Que al amo Lisyus no se le ha ocurrido otra idea mejor, que ahora, despues de esperar seis largos meses, toda una guerra, despues de haber adecentado el local ¡y la casa!, limpiado, cosido cortinas, fabricando los baños... ¡Ahora al amo no se le ocurre otra cosa que mudarnos!
- ¿Mudarnos? ¿Pero a donde?
- Detras del cuartel de los Dragones -dijo algo mas calmada-
- Bueno, a fin de cuentas es logico ¿no mujer? Las termas se hicieron para eso. Para que la guardia estuviese aseada
- ¿Logico? ¿Que tiene que ver la logica con todo esto? ¿Que tiene que ver? ¿Es que no comprendes, cabeza de animal, que todo nuestro trabajo no ha servido para nada?
- Ya, bueno, en fin... pero el amo es el ¿no? -dijo con voz baja para que ella dejase de gritar- El paga a fin de cuentas, nosotros vinimos para ayudarlo en los baños. ¿O prefieres volver a Genova?
- No... ¡pero ya podia haberlo dicho antes!

Todavia tardó un rato Gabriel en calmar a la masajista. Solo cuando ella rompio a llorar, desconsolada, Gabriel suspiro.
Siresku


Era tarde, el subcapitan Siresku, subio a las murallas y comenzó a pasear por ellas bajo la luz de la luna.

Delante suyo se encontraba el soldado que vigilaba el horizonte, éste al verlo, se cuadro y empezo a dar las novedades.

- Descanse, descanse soldado!!, no estoy de guardia, solo deseo estar solo y pasear bajo la luna.

- Siga con su guardia, soldado. Buenas noches.


Y diciendo esto, Sires sigió su pasear. Despues de lo acontecido el dia anterior, necesitaba poner sus ideas al dia, ordenar sus pensamientos. Su amada ya no era su amada.

- Maldita guerra!!, pensó, - Has acabado con la vida de gente buena y con las ilusiones de los demás. - Oh Señor!!, que diantres te he hecho para que me hagas pasar por esto?

Sires se paró mientras pensaba y alzando el puño al cielo exclamó:

- Por que haces esto?, oh Señor. Yo que crei haber encontrado el paraiso, y cuando puedo disfrutarlo, vas y me lo arrebatas.
.


Lentamente, bajó el brazo y agachando la cabeza, siguió con su lento caminar. Al dia siguiente, se celebraria el entierro de la dama Nekane. Asi que Sires despues de llevar un buen rato caminando, decidio regresar a su casa e intentar dormir......

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--Malabestia


Por fin lo habia conseguido el pelele, al fin habia caido bajo su poder, hirviendo en sangre paseaba dando empujones, y observando con rabia a todo el que se le pasara, todavia no tenia el control total, pero pronto o si pronto lo tendria, lisyus en su subconciente le decia:

-Detente, no podras, mi voluntad es fuerte...


-Si Claroo piltrafilla, ya veras como si, porque crees que estos dias he estado tan callado, reunia fuerzas pelele



Pasaron los minutos y lo consiguio, al fin, era libre para hacer todo lo que siempre habia deseado, matar,destruir y asalta, desenvainando la espada fue dando tumbos con ella echando espumarajos, destruyendo los tenderetes de comerciantes adyacentes, cuando un grupo se le encaro, mato a dos, hiriendo a un tercero:

-Muajajaja sufrid, la edad de lisyus ha terminado!!la edad de malabestia, comienza
Maryie


Estaba en la Capitanía revisando papeles de los permisos del puerto, cuando un soldado irrumpió en el despacho, sin llamar, y con cara de haber sufrido un ataque, diciéndome:

-Capitán! Capitán! El sargento Lisyus se ha vuelto loco, está destrozando el mercado y ha matado y herido a tres o cuatro personas! Iba a intentar detenerle, pero no me veía capaz de hacerlo yo solo...

-Maldita sea! sígame soldado, tenemos que pararlo, pero sin herirlo ni acabar con él, ¿me ha entendido? Vamos.

-Esto... sí.. Capitán... eh... voy!


Me dirigí al mercado, y vi que Lisyus, afectado y dominado completamente por su terrible enfermedad rabiosa, lanzaba tajos a diestro y siniestro. Los comerciantes se habían apartado, pero no todos ellos a tiempo.

Corrí hacia él con el sable desenvainado, y tras un par de golpes, le di un tajo en la mano, que le hizo soltar la espada y abalanzarse sobre mi. Con la otra mano enfundada en el guantalete, le golpeé en la cara, y una vez aturdido, le golpeé las rodillas, y cayó a tierra, mientras yo le susurraba:


-Al suelo animal! Y esta creo que será para largo...

Tan sorprendido como apenado, ordené al soldado que lo encadenaran, y lo encerraran en los calabozos del cuartel, en la celda más apartada que hubiese.

Una vez hecho, bajé, y allí estaba, inconsciente y herido, con pocas probabilidades de recuperarse... mentalmente cuanto menos.
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