Afficher le menu
Information and comments (0)
<<   <   1, 2   >>

[RP] El Palau de los Borjas de Xàtiva

Ederne_bp
Kurt a écrit:


Kurt se hallaba en plena lectura matinal cuando recibió la nota de manos de Leopoldo.
- Señor, han traido ésto.
- ¿Qué es? -dijo sin levantar la vista del libro que sostenía entre las manos-.
- Una carta.
El Borja se limitó a asentir con la cabeza.
- Dejadla ahí encima.
- Pero... señor...
- dijo el viejo criado mientras se acercaba con la carta.
- ¿Qué? -preguntó el Borja levantando al fin la vista del libro-. ¿Qué pasa?
- Es de la señorita Juliane Berasategui.
En ese momento el Borja abrió los ojos como platos y se levantó, arrojando el libro sobre la mesa, y se abalanzó sobre el napolitano arrebatándole la la carta de las manos.
- ¿Pero qué os pasa? ¿Por qué no lo habéis dicho antes?

Y mientras decía ésto comenzó a leer la carta. Sonrió y asintió un par de veces con la cabeza.
- ¿Buenas noticias, señor?
- Malas y buenas. La mala es que me hago viejo, Ederne va a dar a luz. La buena es que estará allí Juliane. Preparara el caballo, partiré de inmediato a Benicarló.
- ¿Voy con vos?
- No, tú quédate aquí.


Media hora después de cabalgada interminable hasta el castillo de Benicarló, el Borja se halló ahí. Desmontó el caballo y entró. Uno de los guardias tomó las riendas, y, viendo al Borja fatigado le preguntó.
- ¿Necesitáis descanso, señor?
- No, pero mi caballo sí
-dijo a la par que ambos hombres dirigían su mirada al deplorable y lamentable aspecto del animal, que había cabalgado lo que normalmente hacía en una hora, en tan solo unos quince minutos-. Dadle algo de beber, por Dios. Y llevadlo a las cuadras, o caerá muerto aquí mismo.

Así, tras asegurarse de los cuidados de su montura, Kurt entró en el castillo, y aguardó en una de las salas bajas, tras haber enviado a uno de los criados que por allí pasaba a avisar a la señorita Juliane de que ya se hallaba ahí. Tras pronunciar su nombre toda prisa quedó olvidada y su corazón, que había desacelerado el ritmo tras llegar al castillo, comenzó a latir de nuevo con grave intensidad. Deseaba volver a verla más que cualquier otra cosa.

_________________
Ederne_bp
Ederne_bp a écrit:


A pesar de tener los cojines incrustados en las caderas, no podía encontrar ni la comodidad ni el reparador sueño que tanto se me negaba, la barriga se me movía de un lado a otro presionando hacia mi ombligo, intentaba acompasar mi respiración, pero aquello se hacía imposible a momentos. Llevaba noches sin conciliar el sueño profundo que tanto anhelaba y suponía que Nicolás tampoco dormía muy bien, pues la barriga pateaba durante casi toda la noche su espalda
Me incorporé y bajé a cenar con mi esposo, quien me mimó con caricias y besos.

Al día siguiente me acerqué a las cocinas pero antes escuché la conversación que llevaban dos de los empleados de mi esposo que desayunaban allí.
Eso creí, hasta que la vi por las mañanas; siempre muy petulante, y por las noches, siempre muy cansada. Voy a decirte otra cosa —continuó diciendo uno de ellos — no es el aspecto de una mujer lo más importante, sino su inteligencia. ¿Te imaginas lo que significa vivir con una mujer y saber con exactitud lo que ella va a decir, antes de decirlo, durante veinticuatro horas al día?
Tú eres el único de nuestro grupo que ha tenido la inteligencia de permanecer soltero. – Espeto el aludido - La esposa de Mateu toma láudano. Y josefino se casó con una verdadera arpía.
Yo no tengo deseos de encadenarme a ninguna mujer —dijo después el joven con firmeza.

Entre y el silencio reino mientras Montserrat me saludaba y ofrecía el jugo de naranjas que siempre tomaba a esas horas.
Mire a ambos mozos con ojo clínico y salí con mi jugo tambaleándome, Montserrat hizo un comentario pero no alcance a escucharlo

Pasaron dos días más hasta que, aun estando en el jardín principal, observe a lo lejos un carruaje y un jinete que se acercaban por el camino al Palau.
Nicolás había decidido no salir del Palau en días, y eso me agradaba, le dejaba trabajar en su despacho donde mantenía alguna que otra reunión o simplemente revisaba sus cuentas con el mayordomo - Caminar, caminar, como si fuera tan fácil en estas condiciones – dije acariciando mi barriga que se endurecía de vez en cuando.
Me quede mirando un poco más el destino del carruaje, por si se dirigía a algún otro sitio, pero no fue así, venia directo a la entrada principal.
De pronto distinguí el estandarte de Benicarló

El jardinero aun hablaba de lo bien que iba el crecimiento de las flores en primavera, pero yo ya no le escuchaba
El corazón me latió con fuerza, si un carruaje de Benicarló se acercaba, no traía buenas noticias, mis padres no habían anunciado visitas, pues aun estaban con variadas obligaciones.
Avisad al señor que tenemos visitas, Leopoldo – dije a uno de los muchachos que había en el sector – llegareis antes que yo con la información.
El joven corrió hacia el despacho de su señor y yo me dirigí a paso lento, caminando con el cuerpo de un lado a otro.

Nicolás salió hasta la puerta cuando yo recién comenzaba a subir el primer peldaño de la escalera, se acerco a mi lado y le susurre mientras esperábamos el carruaje.
Nicolás crees que mi aspecto ha cambiado mucho? Me encuentras - hice una pausa y mire mi barriga – ¿demasiado barrigona? – no le mire, y seguí pendiente del carruaje que ya casi estaba en nuestras narices

_________________
Ederne_bp
Rose_de_anthares a écrit:


Como le gustaba viajar por Valencia. Pero aquel vieje tenía un no se que..., quería llegar rápido, quería ya estar ahi y verla. Por tanto, cuando el carruaje hizo ingreso a las tierras de su hija, la alegría le invadió por completo.

Y lo mejor fue verla ahí, esperándoles. Ella bajó de las primeras, rápidamente fue hasta su hija que la observaba sonriendo y le besó las mejillas, luego la abrazó y miró con dulzura - que hermosa estáis hija mía. Hemos venido con vuestras hermanas a acompañaros, más Kurt, que quería veros también. Vivís lejos... pero jamás será impedimento. ¿Como os estáis sintiendo? - le preguntó, feliz, tranquila, ahora sí, por verla con salud. Minutos más tarde tras de ella aparecía Juliane de la mano con Izar y en compañía de Kurt para saludar a la Berasategui.

- Hijo - le dijo a Nicolás al verle tras saludar primeramente a Ederne - me alegro de veros, gracias por dedicaros a mi hija por completo.

_________________
Ederne_bp
Juliane_bp a écrit:


El carruaje con el estandarte de Benicarló llegó a destino, el Palau de Xátiva. El viaje había sido de lo más placentero teniendo en cuenta la compañía que rodeaba a la hija de los duques.
Desde la entrada principal se podía ver a Ederne, en medio de un maravilloso jardín, esperándoles.

Juliane descendió del carro, sonriéndole genuinamente al Borja, y, tomando la manita de la pequeña Izar, corrieron al encuentro de su hermana seguidas del caballero Kurt.
– Eder! Qué alegría veros! Vaya que ha crecido esta barriguita y estáis tan guapa como siempre – exclamó la jóven acariciándole el abultado vientre y otorgándole un cariñoso abrazo – hemos venido a llenar vuestra casa – bromeó, guiñándole un ojo – Y esto lo preparé especialmente para ti – dijo la muchacha entregándole una bandeja repleta de anillos de naranjas – y sin ayuda de María – le susurró pícara.
Se volteó y saludó cordialmente a Nicolás, quien se encontraba junto a su madre dándole la bienvenida.

Kurt a écrit:


Tras su llegada a Benicarló habían partido inminentemente hacia el Palau Borja en Játiva. No había estado allí desde que llegó al reino por primera vez, y estuvo un mes hospedado con su hermano hasta que se mudó a Castellón. Desde entonces la pequeña localidad había crecido bastante, lo que le contentaba. El carruaje llegó y tras dedicar una cordial sonrisa a Juliane, descendió del carro, ayudando a bajar tanto a ella como a la pequeña Izar. Primeramente se acercó a su hermano aprovechando la saturación de saludos que recibía la embarazada.

- Nicolás -dijo mientras lo abrazaba-. Parece mentira que haya llegado este momento. Siempre pensé que no me daríais sobrinos -añadió sonriente. Ederne -dijo dirigiéndose ahora a su cuñada-. ¿Cómo estáis? -y añadió, pasando la mano suavemente por su abultada barriga- vaya, parece que ésto va a explotar -bromeó-. Será mejor que salgas ya de ahí -dijo el Borja acercando su rostro y dirigiéndose al bebé dentro de la barriga, ignorante -lógicamente, teniendo en cuenta los medios médicos del siglo XV- que se trataba no de una criatura, sino de dos-.

Izar_bp a écrit:


Le gustaba mucho cuando su madre le leía historias en aquella sala enorme llena de libros amarillentos y con cierto aroma a polvo y pergaminos envejecidos del castillo de Benicarló. Disfrutaba de aquel momento, cuando fue alzada por la Duquesa de su regazo.

- vuestra hermana mayor dará a luz, debemos estar a su lado.

Lo siguiente fue aparecer en la habitación de Juli en los brazos de su madre y trás un beso cariñoso de su hermana que recibió con una enorme sonrisa, le dejó saber que serían tías.

La chiquilla, entender, no entendía nada, sobretodo se preguntaba en silencio, qué tendría que ver el encender las luces con el ser tías; pero era igual. Se limitaba a seguir emocionada las carreras de su madre agarrada a su vestido, no fuera a ser que con las prisas, la dejara atrás. Subir al carruaje y apearse en Játiva, le pareció algo tan rápido como un suspiro. Le habían contagiado la excitación reinante en cada rostro que ocupaba aquel reducido espacio, desde el de su madre, hasta el brillo de los ojos de Juliane.

Descendieron y agarrada de la mano de su hermana, recorrieron aquel precioso jardín hasta llegar a Ederne.

- ¡Derne! - Se abrazó con cuidado a la barriga. - Te ayudaré a encender laz velaz hermanita. -Sonrió y le dió un besito en la barriga. - Hola Nicolau. - Dedicó un saludo algo más seco a su cuñado, quien no sabía por qué, estaba siempre como más serio, como pensando en algo constantemente.

Nicolino a écrit:


Pese a lo extremadamente avanzado de su embarazo y a las indicaciones de que era recomendable guardara reposo, ella se había negado a pasar aquellos días en la cama, en compañía de las criadas. E incluso se había arriesgado, desafiante, a recibir a su familia, a la cual el había decidido traer, sin anticiparle su llegada. Sus dudas y temores que albergaba su corazón, que intentaba disimular revistiéndose de una alegría exterior, era la causa, y bien lo sabía: era constantemente asaltado por sinfín de pensamientos, sugestionándose con las palabras del galeno de Salerno, que resonaban silenciosamente en su cabeza.

Y ella tan audaz, tan inquieta. Pareciera haberle transmitido su ansiedad. Hubiera insistido para que guardara todo cuidado, mas sabía que sería en vano. Intentar atarla a la pasividad y el aburrimiento del lecho donde nacerían sus hijos, sería como que se intentara condenar al Borja a la reclusión. No tenía sentido ni podía impedir caminara de un lado al otro, hablara con todo el personal del Palau, jardinero y cocinera incluidos, ni dejara de visitar los jardines con sus nudosos olivos, que ahora él mismo veía desde el atrio.

Un carruaje, con las armas de Benicarló, se acercaba.


-Nicolás crees que mi aspecto ha cambiado mucho? Me encuentras...-comenzó a decir Ederne, próxima a su oído, hasta que se detuvo.-¿demasiado barrigona?-concluyó.

¿De verdad estaba preocupada por ello?. Sonrió. Definitivamente la miraba con los mismos ojos que siempre, y se sentía orgulloso de su vientre, de su estado. Lo que sentía por su esposa se había acentuado más aún ahora que le daría descendencia, y sobretodo tras tan breve tiempo de casados. Era sin duda una razón por la que regocijarse y celebrar. Si deseaba buscarle un significado más simbólico o alegórico, cercano a aquellas supersticiones que solía condenar por sincretismo, era el mejor augurio para su matrimonio, maternidad en la juventud, esperanza casi instantánea.

Sí, sin duda no podía decir nada.


-¿Y no es así como debería verse una mujer que espera mellizos?-rió.-Empero, me complace afirmar con total seguridad, que vuestra silueta en este embarazo, tan armónica y tan vuestra, debería enseñarse a los escultores como ejemplo de perfección.¡Imaginaros si os descubrieran los humanistas italianos!¡Os raptarían para copiar de vos la figura de sinfín de estatuas!. Y sin duda la mitad iría a parar a catedrales, pues personificaríais ni más ni menos que la inmaculada madre de Christos, nuestro profeta.

Definitivamente sus palabras eran pronunciadas con un fervor especial y único. Brotó de sus labios la poesía de forma espontánea y pura. Quizás alguna vez debería volcarse a aquellos asuntos bohemios y escribir un libro de poesía.¿Por qué no?.

Sin embargo, no pudo pensar mucho más. El carruaje ya estaba allí y la llegada era inminente. Descendió la Duquesa, Juliane e Izar. Y Kurt, su propio hermano. Se alegró de verlo allí, como de oír la aprobación de su suegra, sobre lo que consideraba su deber de esposo. En esos momentos, su familia debía estar sobre todo, y la vida de sus hijos, así como el momento de su nacimiento, valía más que cualquier cosa que pudiera mantenerle alejado de Xàtiva.

Había mucho de lo que hablar, como casi siempre que se veían, pues largas distancias les separaban a todos, mas no pensaba hacerlo allí.


-Pasad. Espero os sintáis a gusto como nuestros invitados por estos días. Tenemos mucho para dialogar. Sobretodo con vos, Duquesa. Os tenemos que preguntar...un par de cosas. Sí, precisiones técnicas sobre eso de...los niños. Pasad, pasad. Tampoco me gustaría quedarme mucho tiempo aquí, se comenzarán a juntar curiosos.-dijo, mirando hacia la calle empedrada. Sus ojos glaucos se posaron sobre la más joven de las hermanas de Ederne, la cual le pareció pura inocencia. "Nicolau". Sonaba bien. Le gustaba.-Y vos también, pasad, no os vayáis a quedar fuera.

_________________
Ederne_bp
Ederne_bp a écrit:


-¿Y no es así como debería verse una mujer que espera mellizos?-rió acercando mas su cara a mi rostro y susurrando el resto de palabras como un ronroneo de los habituales que lograban erizar mi piel.-Empero, me complace afirmar con total seguridad, que vuestra silueta en este embarazo, tan armónica y tan vuestra, debería enseñarse a los escultores como ejemplo de perfección. - nadie podría quitarme esa sonrisa de la boca, porque aun con esa barriga tan prominente Nicolás lograba incitarme a pensar en arrastrarlo hacia un lugar apartado y.. ¿ lanzarme sobre el? ¡Imaginaros si os descubrieran los humanistas italianos! ¡Os raptarían para copiar de vos la figura de sinfín de estatuas! Y sin duda la mitad iría a parar a catedrales, pues personificaríais ni más ni menos que la inmaculada madre de Christos, nuestro profeta. – Gire mi rostro hasta su oído y le susurre – os salvo mi familia Nicolás, sino, termináis rendido bajo mi barriga – di un beso en la mejilla cuando la avalancha de Berasateguis descendía del carruaje.

Que hermosa estáis hija mía. Hemos venido con vuestras hermanas a acompañaros, más Kurt, que quería veros también. Vivís lejos... pero jamás será impedimento. ¿Como os estáis sintiendo?
Hola madre, si yo también me alegro de veros y me siento de maravillas – me la quede mirando luego de darle dos besos en las mejillas – entonces, no traéis malas noticias? – Dije riendo – si venís a conocer a vuestros nietros, os digo que llegáis con casi un mes de anticipación.
Hijo - dijo pasando de mi, como siempre para no comenzar una batalla campal en plena escalera - me alegro de veros, gracias por dedicaros a mi hija por completo.- mis palabras cayeron en saco roto, mi madre ya saludaba a Nicolás y yo solo suspire.

Eder! Qué alegría veros! Vaya que ha crecido esta barriguita y estáis tan guapa como siempre – decía Juliane mientras me abrazaba y luego llevaba la mano a mi vientre que parecía tener mucha afinidad con la joven pues se movió con fuerza dejándome casi sin respiración - vuestros sobrinos están felices de tenerte cerca Hermana - me acerque a su oído, esas cosas jamás las diría en alto – y yo también estoy feliz de tenerte aquí luego agrego – hemos venido a llenar vuestra casa – bromeó, - mire al frente se acercaba la pequeña Izar y Kurt - así veo hermanita, ¿os conté que el medico dijo reposo? – Ahora yo le guiñaba un ojo a mi hermana y reía con ella – Y esto lo preparé especialmente para ti – dijo mientras ponía en mis manos una bandeja. La mire asombrada, tentada a comerlos - – y sin ayuda de María – le susurró pícara. – La mire perspicaz – los comeremos dentro - le dije y sonreí -y vos los probaras antes, no arriesgare a mis hijos – dije con sorna.

A mi lado Nicolás recibía los saludos de mi madre y su hermano - Nicolás -dijo Kurt abrazándolo-. Parece mentira que haya llegado este momento. Siempre pensé que no me daríais sobrinos –añadió y le mire, si las miradas mataran, Kurt habría caído muerto ahí mismo, observo mi mirada y hablo, pero solo debió saludar. Ederne -dijo -. ¿Cómo estáis? –miro y paso su mano por mi barriga, pero mis hijos tenian dentro una batalla campal que provoco una vez mas que se me paralizara la respiración - vaya, parece que esto va a explotar –¿bromeó?-. Será mejor que salgas ya de ahí - dijo bajando su cabeza a la altura de la barriga.
Explotara en un mes mas, kurt, y una bru… - mire a Nicolás, no le gustaba tratara a esa mujer que lo había anunciado así, sino el mismo debería haberle cortado el cuello por hereje, pero le había perdonado la vida, esperanzado en la buena nueva que le había dado – serán dos, había dicho ella y ahora yo lo repetía – serán dos, Kurt - le sonreí mientras veía el estupor en la cara del hermano menor de mi esposo.


¡Derne! – grito una pequeña vocecilla que se acercaba rauda, era imposible odiar a la chiquilla, es mas, la adoraba, pero, no podía demostrárselo aun, tenia que aprovechar de molestarla, pues en mi estado me salvaba de las llamadas de atención de mi madre. – pero si no es el pequeño torbellino, venís a que te cuelgue de los pulgares Izar? – Le sonreí con malicia - Te ayudaré a encender laz velaz hermanita. –Sonrió la pequeña – las velas las enciende le mayordomo – le dije, pero me pudo la ternura cuando beso la barriga y esta se movió nuevamente, no pude agregar mucho mas, pero me afirme de la branda, mientras la pequeña saludaba a Nicolás, cerré los ojos mientras Nicolás los hacia avanzar al interior del Palau.

Sonreí nuevamente y avance con ellos al interior, en las puertas nos esperaba el mayordomo a quien di las ordenes siguientes.

Preparad las habitaciones para la familia, Mateu, dejad a mi cuñado en el ala oeste, lejos del cuarto para Juliane, a ella dejadla el siguiente del preparado para los bebes y a mi madre ponedla en la primera habitación subiendo la escalera – me acerque y le susurre – la queremos cerca, pero no encima le guiñe un ojo y sonreí - la pequeña Izar dejadla al lado de mi madre.
Sonreí mientras Nicolás avanzaba hasta el salón

Decidle a Montserrat que nos envíe refrigerios al salón y que no hay modificaciones con el menú de la cena, solo que agregue más agua, que ahora somos más.
Avance con mi barriga a cuestas hasta el salón - y medico quería descansara – pensé sonriendo

Izar_bp a écrit:


- pero si no es el pequeño torbellino, venís a que te cuelgue de los pulgares Izar? - Su hermana siempre con sus dulces amenazas. A veces la pequeña llegaba a preguntarse si de verdad sería capaz algún día de hacerle daño, pero luego descubría cariño hacia ella en la mirada de Ederne y aquellos pensamientos pasaban a mejor vida. - Las velas las enciende el mayordomo.

Fue decirle aquello y en cuanto Nicolás les dió paso a la casa, la misión de la menor de los Berasategui i Pern fue encontrar al de las velas y allí estaba, esperándoles a un lado de la puerta. Se quedó muy cerca de Ederne cuando le daba las indicaciones para el arreglo y asignación de las habitaciones. El hombre, con aquella constante postura estirada, casi marcial, asintió con un movimiento de cabeza y abandonó la estancia para cumplir su cometido. Y para cuando la familia estuvo por fín acomodada en el salón, cosa que llevó su tiempo, dado el elevado número de personas; Izar caminaba ágilmente por los pasillos del Palau, siguiendo de puntillas y a una distancia prudencial, la estela de Mateu.

Aleida a écrit:


La posición incomoda se fue y Ederne se incorporo. Al parecer había movimiento allí afuera. El cambio, lamentablemente hizo volver a dormir a Aleida que había logrado despertar a su hermano para comenzar la huida de aquel lugar. Pero... las costumbres de bebes no-nato habían sido mayores y zas, se había vuelto a dormir cómoda en su bolsa. Si pudiera inclusive hasta roncaría de lo profundo que dormía la pequeña feto ahí adentro. No entendía porque, pero no podía abrir los ojos. Al parecer necesitaba de energías para lo que vendría después de aquella siesta reconfortante.

No tenia ni la menor idea del tiempo que había pasado. El problema fue que la cabeza le hizo una especie de click. Sintió (ahora mas que nunca) ganas infinitas de salir. Quería ver a su madre, a su padre. Sentir sus contactos.

La conexión con su hermano, ahora es mucho mayor. Ya hasta podían comunicarse mediante golpes en las bolsas (si a lo código morse).

He aquí el lenguaje:

-Muchos golpes seguidos: Despierta, quiero jugar.
-Dos golpes: Deja de moverte, quiero dormir.
-Tres golpes: Llego la comida!

Pero... una nueva significación surgió entre los hermanos mellizos. Esta vez, por parte de Aleida fue un solo golpe hacia su hermano Antso. Un solo golpe. Sabia que su hermano entendería lo que ella quería decir. Había que salir a jugar, por lo pronto la carrera comenzaba.

Si, eso escucharon carrera. Era una extrema carrera. ¿Quien lograría salir primero de aquel húmedo lugar? Esa era la meta, lograr salir primeros. Las complicaciones claramente comenzarían, ya que los dos al mismo tiempo no podrían caber por el orificio vaginal. ¿Quien ganaría?

Su hermano despertó. Espero la respuesta de él. Si daba un solo golpe, el juego comenzaría de una vez por todas.

Su pequeña cabecita no lograba dejar de pensar: Que golpee una vez que golpee una vez.

Ederne_bp a écrit:


Órdenes dadas a Matéu, barriga al fin quietecita y la familia en el salón - vaya día – pensé
En la puerta del salón me detuve a mirar, en silencio, Juliane y mi madre, platicaban cerca del ventanal, seguro admirando el jardín que aquella mañana se veía mejor que nunca bajo el radiante sol.

Me había esmerado en cuidarlo día tras día, desde que no podía salir a cabalgar, les recortaba los brotes y limpiaba a veces, hoja por hoja, en una paciencia infinita que había cultivado semana a semana.
Por las tardes, me ganaba en el mismo lugar que estaban ahora mi madre y mi hermana, y admiraba la caída de la tarde y el paso a la noche.
En el otro extremo más cerca de la chimenea, los dos Borjas conversaban, sin duda la distancia que había entre ellos provocaban que apresuraran cada momento que tenían oportunidad de verse.

Desde la puerta, me sentía feliz, acaricie mi barriga e hice ingreso en el salón, si, me sentía feliz…
Busque con la mirada a la pequeña Izar pero no estaba allí, mire a ambos lados del pasillo y la divise en puntillas a varios pasos más atrás del mayordomo.
Sonreí, me recordó mi infancia, tras María, o … escapando, de puntillas
Abrí mis ojos de par en par debido al dolor que se produjo en la parte baja de mi vientre

Ufffffff
– me atreví a decir lo más bajito posible – eso dolió pequeños – susurre casi imperceptible

Al fin hice ingreso en el salón, cambiando mi rostro a una gran sonrisa
Ya os preparan las habitaciones, y os traerán jugo de frutas para que bebáis, debéis venir secos, luego de tanto polvo que habréis tragado por los caminos

Juliane_bp a écrit:


La familia Borja dió la grata bienvenida a los recién llegados. Uno a uno fueron entrando al Palau, dejando sus pertenencias al cuidado de Matéu, quién las trasladaría a los cuartos asignados por la propia señora de la casa.
Juliane estaba feliz de poder estar cerca de su hermana en un momento como éste, tan importante como especial, y también comprendía que en su situación solo necesitaba tranquilidad y descanso, cualidades que le eran escasas, en dicha situación, pero que debería obedecer.

Todos se reunieron en el salón principal, manteniendo distintas conversaciones, cuando ingresaba Ederne - Ya os preparan las habitaciones, y os traerán jugo de frutas para que bebáis, debéis venir secos, luego de tanto polvo que habréis tragado por los caminos – expresó la dama emitiendo una sonrisa a los allí presentes.
- Venid, sentaros y descansad, hermana – acotó la jóven - te noto algo extraña, tu rostro me lo dice... sucede algo? – musitó más de cerca a la de Játiva.

_________________
Ederne_bp
Ederne_bp a écrit:


El vientre me pesaba cada vez más. Caminaba como un pato, resollaba al moverme y el mal humor crecía semana a semana. Ahora lo veía todo claro, Nicolás esperaba con ansiedad la llegada de su suegra.

Venid, sentaros y descansad, hermana – aquellas palabras me sacaron de mis cavilaciones y medio sonreí - te noto algo extraña, tu rostro me lo dice... sucede algo? – me dijo Juliane algo preocupada.

Acaricie mi barriga y susurre entrecortadamente – creo que tengo un gigante en la barriga - la mire y sonrie - Más vale que sea un varón, porque una mujer tan grande jamás conseguirá marido. Además, la gente se burlará de ella - Estaba gorda y no era una compañía agradable últimamente
Quiero ir a la cama. – Dije intentando ponerme de pie – Juliane acompáñame arriba - le dije, la muchacha asintió y me acompaño gustosa – quedáis en vuestra casa, voy a descansar un poco, os robo a Juliane para que me haga compañía.


Con dificultad, más que otras veces, subí la escalera y llegue a la habitación. - Quítame esta tienda de campaña que tengo encima. – le dije pidiendo me sacara el vestido que llevaba, Juliane no dijo nada, pero esbozó una sonrisa que lo decía todo.
Logre liberarme del vestido, me lave la cara y las manos y me metí en la cama.
Cerré los ojos y me quede boca arriba pues me resultaba imposible ponerme de lado
Hice una leve mueca de dolor cuando los bebés estiraron sus diminutos miembros dentro de mi vientre.
¿Serás como tu papá, pequeño Antso? —susurre.

¿Cómo te sientes? Pregunto Juliane, que me miraba en silencio mientras acomodaba las almohadas en mi espalda -
A veces pienso que este estado seguirá eternamente y que nunca volveré a verme los pies o dormir de costado.
Juliane se rió. - Lo sé. – Le dije moviendo la cabeza -Los niños son frágiles.
los que llevo en el vientre son unos muchachos grandes, saludables y perezosos. Si no nacen pronto, creo que me volveré loca.

Juliane_bp a écrit:


Allí aparecía la dama Ederne en escena… tratando de gesticular su mejor sonrisa o más bien la que mejor podía expresar debido a su pesado vientre y a sus continuos malestares.
- Creo que tengo un gigante en la barriga – dijo a su hermana menor sonriendo - Más vale que sea un varón, porque una mujer tan grande jamás conseguirá marido. Además, la gente se burlará de ella.
- No será así, Eder – respondió la joven esbozando una sonrisa – si es niña, será tan bonita como tú y si es varón…
- Quiero ir a la cama – irrumpió la de Borja poniéndose de pie – Juliane acompáñame arriba – replicó.
- Claro, cómo gusteis, tal vez sea lo ideal – asintió la Berasategui regalando una dulce mirada a Kurt, quien asentía reclinando su rostro con una tierna sonrisa, en tanto la jóven acompañaba gustosa a su hermana.
- Quedáis en vuestra casa, voy a descansar un poco, os robo a Juliane para que me haga compañía – concluyó.

Llegaron a paso muy lento a la habitación, cómo si pensaran donde colocar sus pies al pisar. Al adentrarse, Ederne lucía tal si hubiera justado y vencido a cinco contrincantes.
- Quítame esta tienda de campaña que tengo encima – pidió la Borja a Juliane, dirigiéndose a sus atuendos, quien sonrió y ayudó con su requerimiento. Luego la futura madre lavó sus manos y rostro, mientras la joven abría la cama deslizando las sábanas y disponiendo varios cojines para la comodidad de su hermana.
- Cómo te sientes? - se animó a preguntar Juliane en voz tenue.
- A veces pienso que este estado seguirá eternamente y que nunca volveré a verme los pies o dormir de costado – respondió.
- Vamos... no exagereis, no será así – rió la muchacha – es el último tramo que debes trasncurrir, ya queda muy poco para ver sus pequeños y frágiles rostros.
- Lo sé. Los niños son frágiles. Los que llevo en el vientre son unos muchachos grandes, saludables y perezosos. Si no nacen pronto, creo que me volveré loca. – dijo la Borja moviendo la cabeza.
- Descuida, podrás soportarlo, eres fuerte y serás una excelente madre - aseguró la Berasategui acariciando delicadamente sus mejillas. Notó un leve sudor en la frente de Ederne que lo quitó con su pañuelo.
- Estaré aquí a tu lado cuidándote, tal lo hacías tú en las noches de tormenta cuando yo era pequeña, lo recuerdas? - preguntó la joven tomando su mano entre las suyas y procurando distenderla.

--Mateu a écrit:


- Preparad las habitaciones para la familia, Mateu, - Comentaba la señora de la casa a quien escuchaba con atención y postura erguida. - dejad a mi cuñado en el ala oeste, lejos del cuarto para Juliane, a ella dejadla el siguiente del preparado para los bebes y a mi madre ponedla en la primera habitación subiendo la escalera – Se acercó al mayordomo y añadió – la queremos cerca, pero no encima – le guiñó un ojo con una sonrisa a lo que él respondió con un leve intento de sonrisa en sus labios, por norma lineales e inalterables. - la pequeña Izar dejadla al lado de mi madre. Decidle a Montserrat que nos envíe refrigerios al salón y que no hay modificaciones con el menú de la cena, solo que agregue más agua, que ahora somos más.

Hizo un profundo asentimiento con la cabeza y se dirigió a dejar las nuevas órdenes a Montserrat; reparando en que un par de ojos de un azul cristalino no dejaban de estar fijos en él. Se trataba de la menor de los hermanos Berasategui i Pern a la que miró de reojo y siguió su camino.

Después de la cocina se encaminó hacia las escaleras, sería preparada primero la estancia de la Duquesa que para algo era la madre de la familia y además, Reina. Luego las de sus hijas y por último, la del hermano del señor de la casa, que siendo familia también, no formaba parte de la Real aunque parecía que ese detalle cambiaría en breve.

Mientras subía, se sentía intranquilo, como si estuviera siendo observado. Se giró de pronto, esperando sorprender a quienquiera que estuviera espiándole, pero no descubrió a nadie escaleras abajo. Se encogió de hombros y continuó hasta la que sería la alcoba de la de Pern. Buscó las mejores sábanas que habían en la casa, nuevas, de un blanco inmaculado que había mandado a lavar expresamente para tal ocasión y guardado limpias y planchadas en un cajón con ramitas de lavanda. Las puso sobre la cómoda después de aspirar el perfume hundiendo la cara en la tela y sacó otras de más abajo.

Con un hábil movimiento de los brazos, la extendió del todo hasta la altura de su cabeza y cuando el tejido tocaba el colchón suavemente, dejándole ver lo que había al otro lado, quedó paralizado.

- ¡Vos! - Estupefacto, mirando a los ojos azules que instantes antes, no dejaban de enfocarle, escaleras abajo. - ¿Qué hacéis aquí?

Izar_bp a écrit:


- Zaludoz. Zoy Izar. Vine con mamá, me dijo que hay que ayudar a Derne a encender laz velaz. Me dijo Derne que voz hacíaiz ezo y vengo a ayudaroz. - Una encantadora sonrisa y mirada suplicante, culminaron su elocuente parrafada. Luego se acercó hasta su lado. - ¿Puedo olerlaz yo también? - y señaló las sábanas sobre la cómoda.

--Mateu a écrit:


- No necesito ayuda con las velas jovencita, es muy temprano aún para eso. - Espetó con tono seco sin sonreir a la chiquilla. - Y no, no podéis andar oliendo las sábanas de los demás. ¿Qué feas costumbres son esas? - Con mirada severa. - Y ahora id abajo con vuestra familia. Deben estar preocupados.

Agarró con firmeza pero sin llegar a apretar demasiado, el brazo de la niña y la sacó casi en volandas fuera de la estancia. Luego cerró la puerta con llave por dentro y suspiró aliviado.

- ¡Niños! Siempre metiendo sus naricillas en todo. ¡Y pensar que dentro de poco tendré a dos aquí constantemente! - Ponía los ojos en blanco mientras murmuraba. - Bueno, si es que aquella “señora” tenía razón, a saber.

Terminó de hacer la habitación y salió cerrando la puerta con llave de nuevo tras de sí. Antes de ponerse a andar hacia la siguiente miró en derredor. No se fiaba de aquella cría, demasiado curiosa. Aguzó el oído y cuando estuvo satisfecho con el silencio reinante echó a andar con las inmaculadas sábanas perfumadas colocadas magistralmente en su brazo izquierdo. Una tras otra fue preparando hasta que sólo le quedó cambiar de zona del Palau. Al salir, repetía lo de buscar a la posible espía pero siempre con el mismo resultado, nadie estaba cerca. Así que satisfecho y de buen humor se dirigió hasta el ala Oeste tarareando una melodía en voz baja.

Allí estaba, la que se convertiría en la habitación del menor de los Borja. En su brazo, las sábanas olorosas, esas que en principio debían ser para la reina habían terminado muy alejadas de su destino inicial.

- Espero que le guste el olor a lavanda. - Hablaba consigo mismo y sacó una ramita que arrancó del jardín en cuanto vió quién acompañaba a la familia real y la escondió en su bolsillo, conocedor del uso que le daría. - Ese rostro tan hermoso tendrá un mejor despertar con este aroma. - Colocó con cuidado la ramita en la almohada después de olerla profundamente. - La pena es que nunca sabrá a qué se deben tantos detalles. Pero no importa, dormirá muy cerca de mi estancia, será casi como tenerle a mi lado.- Exhalo un suspiro desde su mismísima alma después de acariciar las sábanas y abandonó la habitación, resignado.

Izar_bp a écrit:


Sorprendida quedó en mitad del pasillo cuando el mayordomo la cogió por el brazo y la sacó de la habitación. Ni tiempo de pestañear tuvo cuando ya el hombre había cerrado la puerta y escuchó el característico traqueteo metálico de la llave en la cerradura.

- ¡No es justo! - Protestó con los brazos cruzados, ceño fruncido y labios de enfado.

En principio, pensó en montar una perreta monumental y hacer que su hermana le diera su merecido a aquel amargado, pero un detalle la hizo desistir y acecarse a la puerta en silencio. ¿Cómo era posible que catalogara la costumbre de oler sábanas como malas, cuando él mismo lo había hecho a conciencia minutos antes?

Escudriñó por el agujero de la cerradura, el muy tonto había quitado la llave después de cerrar por dentro. Izar podía ver casi toda la estancia. Le escuchó murmurar, hablaba solo y luego osaba criticar las costumbres del resto. La niña rió tapándose la boca para que el sonido no se escuchara y antes de esconderse de puntillas tras una de las enormes cortinas decorativas de una pared cercana, reparó en que Mateu colocaba con cuidado en su brazo, las misteriosas sábanas que antes olisqueaba.

No se movió, casi ni respiró hasta que escuchó que el hombre desaparecía en otra estancia que también aseguraba con llave. Entonces la chiquilla, después de cerciorarse de que no había nadie en el pasillo, corrió hasta aquella puerta con un zapato en cada mano. Repitió nuevamente el proceso de espionaje y así en todas las cámaras que visitó el de poco humor, hasta que llegó el momento de cambiar al ala Oeste.

En esta parte, quedó boquiabierta. Las telas que iban dejando un rastro exquisito del suave aroma de la lavanda por todo el pasillo, habían encontrado la cama que cubrirían. Izar desconocía quién dormiría allí, pero tenía la impresión de que era alguien muy del agrado del mayordomo, seguramente una chica, porque le había dejado una rama de unas florecillas lilas muy pequeñitas en la almohada. Esta vez logró escuchar gran parte de lo que decía mientras hacía la cama, no tenía dudas, hablaba con el mismo tono dulce en que su padre hablaba a su madre por las noches, cuando creían que ella no les escuchaba.

Rauda y veloz salió corriendo y desapareció trás la primera puerta que encontró al doblar la esquina, acercándose a la escalera, tenía que salir del pasillo antes de que él saliera de aquella estancia. Ya había visto y escuchado bastante. Era divertido visitar a su hermana, tenía gente muy rara en la servidumbre.

- ¡Derne, Juli! - Sin querer, se había colado sin llamar en los aposentos de su hermana y Nicolás. Dió uno de sus sonoros besos a ambas con respiración entrecortada y se sentó en la alcoba. - ¿Zabéz Derne? Tienez un Mayormono muy raro. - Tomó aire como el que va a decir una palabra enormemente larga y difícil. - Huele mucho laz bázanaz* y me dijo que ezo era una coztumbre fea. Dezpué, me echó de la bitación** y cerró con llave. Pero miré y lo ví poniendo unaz florecillaz moradaz en la mohada de allá lejoz, en la bitación de dezpué de doblar la ezquina. - Se acerca más a ambas jóvenes como el que cuenta un secreto. - Habla zolo y miraba la cama como el hermano de Nicolau mira a Juli cuando ella no le ve. - Y sonrió con cara de angelito inocente mientras dejaba caer al suelo los zapatos que aún llevaba en una mano.


* bázanaz =sábanas
** bitación = habitación

Lo de Mayormono creo que todos entendemos lo que es.

Ederne_bp a écrit:


Pero que fiesta tenéis! AYYYYYYYYYYYY!!!! – dije con cada patada mal dada dentro de mi barriga, la cara se me desfiguraba a ratos por el dolor que sentía en el bajo vientre y la barriga se ponía dura como si fuese a explotar, no pasaba aun muy a menudo, pero cuando sucedía, la frente se me perlaba de sudor.

- ¡Derne, Juli! – la pequeña criatura se había colado por la puerta justo cuando terminaba una contracción y se acercaba dando besos a Juliane y a mí. - ¿Zabéz Derne? Tienez un Mayormono muy raro. – acomode mi cuerpo de costado, lo mejor que pude y sonreí mientras la pequeña contaba su hazaña. - Huele mucho laz bázanaz* y me dijo que ezo era una coztumbre fea. Dezpué, me echó de la bitación** y cerró con llave. Pero miré y lo ví poniendo unaz florecillaz moradaz en la mohada de allá lejoz, en la bitación de dezpué de doblar la ezquina. – puse mi mano sobre la barriga, aquella niña lograba olvidarme del dolor recién sentido mientras la pequeña bajaba voz logrando que casi ninguna de las dos le oyera. - Habla zolo y miraba la cama como el hermano de Nicolau mira a Juli cuando ella no le ve. – una sonora carcajada salió de mi boca, aquella niña si que era observadora – pero que cara pone Kurt cuando mira a Juli? Le pregunte mirando el rostro sonrojado de mi hermana.

Uy
- dije al fin cuando Juliane solo bajo la vista y se quedo en silencio, la pequeña Izar nos miraba inocentemente, pero los arreboles de Juliane bien los conocía yo, y sobre todo si el culpable era un Borja.
Bueno, Izar – dije para liberar a Juliane de explicar lo inexplicable – no tienes que andar molestando a Mateu, el tiene obligaciones que cumplir aquí, y tu no debes espiarlo – iba a seguir hablando, pero un fuerte dolor punzante me corto la respiración

AHHHHHHH – exclame mientras abría mis ojos y se me cortaba la respiración, contraje el cuerpo hacia delante, y moví mis piernas en clara señal de querer levantarme de la cama.
Ju…liane – dije entrecortadamente – lle… llevaos a Izar de aquí y avisad a mi madre … que venga – la mire y la muchacha abrió los ojos preocupada – creo que ya es tiempo, la fiesta va a comenzar! - concluí

_________________
Ederne_bp
Kurt a écrit:


Estaba cansado. Había conversado un rato con su hermano. La distancia entre sus residencias les impedía relacionarse como lo habían echo antaño, y durante toda su vida. Tras poner en común novedades, opiniones y demás, el Borja decidió retirarse. Juliane ya lo había hecho antes, acompañando a Ederne para asistirla por su estado. Su parto era inminente y cuando los churumbeles comenzaran a brotar de su interior necesitaría toda la asistencia posible. Le había parecido oír que se alojaría en el ala Oeste, así que, tras despedirse de Nicolás, algo desorientado se dirigió para lo que el creía que era el Oeste. Allí podría descansar antes de que su cuñada comenzara a dar gritos y voces que recorrieran los pasilos del palau e interrumpieran su dulce armonía.

Caminó por los largos pasillos, iba asomándose a cada puerta entreabierta, y la que no, no tenía reparo en abrirla previa llamada mediante un par de toques con los nudillos. Encontró una de las puertas abiertas. Un extraño aroma a labanda procedía de ella. Kurt estornudó y se asomó cuidadosamente a la habitación. No era amplia, pero tampoco pequeña. Había sido adecuada para la estancia de alguien, así que supuso que sería la suya. No había encontrado ningún dichoso criado que cerciorara sus sospechas, tan solo uno que andaba algo afeminado, al que vio cruzar al extremo de otro pasillo, pero que no alcanzó para preguntar.

Se adentró en la habitación y localizó la procedencia del aroma. Unas ramitas púrpuras descansaban sobre la almohada de una cama conjuntada y arreglada para su uso y disfrute. Las sábanas parecían ser caras y desprender su propio olor, que no terminaba desagradar al Borja. Se sentó sobre el colchón con cuidado. Parecía cómodo, así que decidió recostarse, dejándo caer su espalda, cuya caída amortiguó la esponjosidad del lecho. Colocó sus manos abiertas tras su cabeza y reposó en tranquilidad durante unos minutos, sin que sus pies llegaran a posarse en el colchón, puesto que no se había despojado de sus botas. Nada más cerrar los ojos la protagonista de sus pensamientos regresó a escena, y lo entretuvo con dulces sonrisas y cariñosas miradas, escogidas entre los más almibarado de sus recuerdos. Una vez más la Berasategui fue la protagonista de sus fantasías, la reina de su mente, la estrella de su cielo, y la cuna que lo invitaba a dormirse y disfrutar de su presencia un ratito más.

Juliane_bp a écrit:


Juliane había logrado sosegar los ánimos de su hermana mayor con la paciencia que le caracterizaba. Ahora juntas reían recordando viejos tiempos; la de Borja yacía en su lecho esbozando a medias una sonrisa, con una postura algo más amena, aunque por momentos sus dolores la hacían inquietar y algún que otro cojín salía despedido por los aires hasta algún rincón de la alcoba.

Inesperadamente la puerta de la habitación se abrió dejando ver el precioso rostro de Izar, quien se acercaba besando a ambas y casi conteniendo la respiración.
- ¡Derne, Juli! ¿Zabéz Derne? Tienez un Mayormono muy raro. - expresó efusivamente la menor - Huele mucho laz bázanaz y me dijo que ezo era una coztumbre fea. Dezpué, me echó de la bitación y cerró con llave. Pero miré y lo ví poniendo unaz florecillaz moradaz en la mohada de allá lejoz, en la bitación de dezpué de doblar la ezquina. Habla zolo y miraba la cama como el hermano de Nicolau mira a Juli cuando ella no le ve – terminó su declaración aproximándose aún más, de forma confidencial y con su voz más tenue.
Juliane no sabía si romper a carcajadas o comerse a besos a su dulce hermanita al oirla relatar esas últimas palabras, mientras sus mejillas sonrojaban tímidamente. Decidió sonreir por lo bajo y con delicadeza subirla en su regazo mientras Ederne le hablaba. - Bueno, Izar, no tienes que andar molestando a Mateu, el tiene obligaciones que cumplir aquí, y tú no debes espiarlo.
- Además – acotó Juliane acariándole el cabello e imaginándose que podría inventar para convencerla – a veces las personas actúan algo raras, pero verás que cuando el mayordomo vaya conociéndote a lo largo de estos días, no podrá resisistirse a congeniar contigo, quién podría? si eres adorable! - desvió la charla y miró a Eder sin saber qué mas explicar. - Y también – agregó dulcemente y casi susurrándole – recuerda nuestra hermana necesita de mucha tranquilidad y descanso para que lo que lleva dentro de esa barrigota no la altere, y...
- AHHHHHHH – exclamó en un grito la Borja, mientras abría ampliamente sus ojos - Ju…liane – siguió entrecortadamente – lle… llevaos a Izar de aquí y avisad a mi madre … que venga, creo que ya es tiempo, la fiesta va a comenzar!
La jóven tomó de su mano a la pequeña, saliendo ambas con prontitud del cuarto – tranquila hermosa, madre pronto estará aquí contigo. - alcanzó a decir mientras salía velozmente. Y al terminar su frase la jóven e Izar bajaron con rapidez las escaleras en busca de su madre.

Nicolino a écrit:


-AHHHHHHH-se escuchó, un grito que se oyó en todo el Palau, y no dudaba que también desde fuera. Sí, sin duda era su esposa. ¿Ya sería padre?. ¿Ya comenzaba el parto?. Se precipitó raudamente hacia la habitación, no sin antes estirar el brazo de la Duquesa, diciéndole, con prisa, y tirando para que corra tras él:-¡Rápido, Rose, rápido, que seréis abuela!¡Ya deberíamos estar allí!.

Sabía que en aquel momento Juliane acompañaba a su esposa, e Izar debería estar con ellas, o cerca, pues con él no estaba. ¿Y Kurt? ¿Dónde estaría Kurt? ¿Y el médico?
-¡Maldita sea, contrato un galeno para que vele por mi esposa durante todo momento, y cuando se le necesita simplemente desaparece!-desaforado, eufórico, casi empuja a Mateu, bramiendo imperativamente-¡Trae al de Salerno ahora mismo!. Búscalo por todos lados, ésto no es tan grande, de seguro está escondido leyendo algún manuscrito.¿Me has oído?¡Ya, no te quedes ahí parado!.

Sus pasos no eran largos, sino que corría. Llegaron a la escalera, chocando con las dos hermanas de su esposa, que bajaban rápidamente, seguramente en su búsqueda. La situación era apremiante, y ya intuía él que no se quedarían sin hacer nada. Encabezó la subida por las sólidas escaleras. Le pareció que la Duquesa se quedaba atrás.

En momentos así se preguntaba si no habría sido mejor traer a la partera de Benicarló, que incluso debería ser más experimentada que el propio siciliano. Abrió la puerta con determinación, súbitamente. Por decirlo más gráficamente: casi hace estallar las bisagras de hierro con el golpe del que la abrió. Hincó una rodilla junto a la cama, y tomó la mano de su esposa:


-El siciliano está próximo. ¿Estáis bien?¿El dolor...?¿Ahora...?-en realidad, no sabía muy bien que decir. Pocas veces le habían faltado las palabras, y esta era una de esas situaciones. Se preguntó si le comenzaría a pasar más a menudo.

Rose_de_anthares a écrit:


La de Pern estaba satisfecha. Había conseguido asaltar el castillo de jativa y traer a su hija los regalos prometidos. Charlaba animadamente de eso cuando se anunció su hija había comenzado con los dolores de parto. Su yerno, naturalmente, corría de un lado a otro nervioso. Así llegaron a la habitación y vió a su hija doblada por el dolor. Nicolás tomaba la mano de su esposa y le hablaba.

- Supongo que el galeno no está o no ha llegado. Mandad a llamar a María, que traiga sus instrumentos - buscó una cinta y con ello amarró su cabello - calentad mucha agua, quiero paños limpios y la ropas para los recién nacidos, avivad el fuego de la chimenea, que la habitación esté temperada. ¿Monserrat os llamáis, no? - le habló a la mujer - quitad la cara de impresión y cumplid mis ordenes, atendremos a mi hija hasta que el galeno llegue o lo hagan los niños primeros. Traedme un delantal - se inclinó hasta su hija y le acarició el rostro - vamos mi cielo, poneos de pie. Caminad por la habitación, lo mejor es que rompáis fuente y en el lecho solo conseguiréis el parto se alargue - su hija, con mucho dolor, aceptó el consejo de su madre y de brazo de su esposo con mucho esfuerzo comenzó a caminar - os tengo un regalo, Ederne - mando a poner sobre la cama, las sabanas de seda ue había traido desde el señorio.

Miró hasta la puerta y observó sus hijas curiosas en la puerta - Juliane, si queréis ayudarme, avisad a Kurt, que cuide por favor de Izar y volved conmigo, a vuestra hermana le hará bien vuestra presencia. - todo se movia en la casa, el nacimiento de los bebes era todo un evento - y Nicolás, no estoy de acuerdo estéis aqui en el momento el parto, pero aquello es decisión de mi hija - Ya habían avisado a María, ella había recibido a todos los hijos de la duquesa y por tanto tenía suma experiencia, si llegaba primero aquel galeno exagerado, seguro él atendería el parto. Sin embargo nada era mejor ue una mujer con experiencia, aquello si, era un trabajo de mujeres y la de Pern era de las que habìa comprobado que ciertas cosas no debìan cambiar.

Kurt a écrit:


¡Pum! Zas, bumba, raaasca, pim, pum, plaaass... Escalones que crujían, puertas que se abrían y cerraban, golpes, pisotadas, gritos. ¿Qué era aquello: una casa o la selva? Aquel bullicio hizo al Borja despertar de su armonioso sueño. Se incorporó sobre la cama con los ojos entrecerrados, suponiendo que la causa del ruido sería que los hijos de su hermano estaban intentando salir. Puso los pies sobre el suelo y se paró. Se ató los primeros botones de la camisa, que se había desabrochado antes de dormirse intentando evitar el mortífero calor que asediaba el palau, y salió fuera. Conforme avanzaba por el pasillo el ruido se atenuaba para dejar paso a la voz de un hombre que gritaba desde la habitación. Sin dura era la voz de su hermano. "El pobre Nicolás -pensó dejando escapar una sonrisilla- debe estar más asustado que si se hallara en un mar de tiburones."

Alcanzó a ver al criado Mateu que subía y bajaba sofocado las escaleras, sin duda en busca del galeno que debía atender a Ederne en el parto. Cuando llegó a la habitación encontró la puerta abierta con el pomo medio descolgado. Entró ráscandose la coronilla y esbozando un pronunciado bostezo, sin duda no esperando encontrar ahí a tanta gente. Cuando vio a todos los Berasateguis y a su hermano dentro cerró la boca, bajando la mano, y miró a su cuñada:
- Ederne, no tenéis buena cara -bromeó el Borja-, yo que vos llamaría a un galeno para que os revisase.
Se autoconcedió unos segundos para reirse por lo bajo de la desfiguración de la cara de Nicolás, cuyo rostro habría podido comparar con un cuadro de Picasso de haber existido por aquel entonces: descuadrado y de al revés. Entonces, observando la situación, tornó el rostro serio y dijo:
- ¿Necesitáis mi ayuda?

Rose_de_anthares a écrit:


Tomó la mano de la pequeña Izar, ya que su Hija Juliane estaba absorta mirando a su hermana y luego a Kurt - si, podéis ayudar. Cuidad de la pequeña Izar y esperad en la sala. A no ser que sepáis recibir pequeños o estéis preparado para oir gritos desgarradores, o..que vuestro hermano permita veáis a su mujer en enaguas... - aquello último lo hizo para enojar a nico - gracias, Kurt - miró a ambos, a él y a la niña y continuó dando ordenes cual campamento de guerra.

Juliane_bp a écrit:


La jóven no llegó a salir del cuarto junto a la pequeña Izar, que ya tenían frente a ellas a Nicolás, quién oyendo el doloroso grito de su esposa corrió a su encuentro. Unos pasos tras él lo seguía la duquesa, ambos presurosos por llegar a la habitación.
Unos minutos después, la de Pern había dado las instrucciones a seguir, y por sus palabras el parto sería en breve, mientras Nicolás apaciguaba dulcemente a la futura madre y al casi al mismo tiempo aparecía el caballero Kurt, ofreciendo su ayuda.

Juliane, algo desconcertada por cómo se daban los acontecimientos y viendo el apenado rostro de su hermana, se acercó a Kurt regalándole una bonita sonrisa a pesar de la situación, pues sólo verle hacía que sus ojos brillaran con mayor intensidad, y llevando a Izar de su manita les acompañó a ambos hasta la puerta - pórtate como tú sabes, toda una damita y cuida de mi caballero – susurró pícara a Izar – les veré luego en la sala – agregó la joven extendiendo su sonrisa.
Se volteó delicadamente y aguardó allí para asistir en lo que se necesitara, ansiosa y feliz por la llegada de sus sobrinos.

Kurt a écrit:


El Borja asintió y esbozó una dulce sonrisa que dedicó a Juliane, mientras tomaba delicadamente la manita de la pequeña Izar y salía por la puerta, diciendo:
- Lo pasaremos bien.
Así, descendieron las escaleras para llegar al salón, donde el Borja soltó la mano de la niña y la miró sonriente, apoyando su espalda en la pared y cruzando los brazos con lentitud.
- Y bien, señorita, ¿a qué queréis que juguemos? -dijo a la niña dibujando en su rostro una pueril sonrisilla-.

_________________
Ederne_bp
Ederne_bp a écrit:


El dolor punzante que me atravesó la barriga no fue nada con el espectáculo que seguidamente sucedió.
La puerta se abrió cuando Juliane iba a bajar con izar, la habitación se lleno de personas y ordenes que mi madre impartiera.
Aquello era un campamento de guerra y la senescal de Pern, impartía órdenes por doquier.
El rostro de Nicolás denotaba preocupación, ansiedad y esperanza, le observe con amor, mientras acariciaba su rostro con mi mano.

El siciliano está próximo. ¿Estáis bien?¿El dolor...?¿Ahora...? – dijo a borbotones – tranquilo amor, solo estos pequeños que están danzando en mi barriga, estoy bien y duele un poco, pero aun no es tiempo, creo… – le respondí cuando un nuevo dolor que soporte valientemente intentando sonreír a Nicolás.

Mi madre, Juliane, izar, Nicolás, Montserrat y aun los que faltaban, el galeno, Kurt y seguramente el mayordomo, aquello me mareo, todo se volvió un simple murmullo de órdenes impartidas a todos.
Vamos mi cielo, poneos de pie. Caminad por la habitación, lo mejor es que rompáis fuente y en el lecho solo conseguiréis el parto se alargue – con la ayuda de Nicolás y mi madre me puse de pie, ciertamente, eso aliviaría el dolor, y la incomodidad, pero no fue así, el dolor se incremento logrando que se me detuviera un poco la respiración – vaya que duele – susurre

Iba a dar unos pasos más apoyada en el brazo de Nicolás cuando la voz de mi cuñado me saco de cavilaciones sobre el parto.
- Ederne, no tenéis buena cara -bromeó el Borja-, yo que vos llamaría a un galeno para que os revisase.
Si las miraran mataran, seguramente el primer fulminado seria mi cuñado – os sentís tranquilo, cuñado, y seguro mi cara será peor en unas horas, pero sobreviviré, y vos no os librareis de mi - dije casi en un susurro acumulando el aire en mis pulmones.

Oh vamos vamos salid de aquí! Que el aire escasea y podría fulminaros para que me lo cedáis – le bromee mientras hacía señas con mis manos
¿Voy a tener el bebé? —pregunté con voz trémula a mi madre, cuando Kurt e Izar -¿Cuándo?
Cuando lo juzgue conveniente —repuso la duquesa, lanzando una breve carcajada—. Algunos partos son rápidos. Otros no. ¿Tienes dolores?
meneé la cabeza.
Te sacaré la camisa - dijo.
Mi madre me quitó la camisa empapada en sudor y me puso una limpia. Luego me sentó en la cama y Juliane tras cepillarme la abundante cabellera, la recogió en una sola y larga trenza.
¿Mamá? —Dije de pronto con una voz lastimera, insólita en mí—. Tengo mucho miedo, mamá.
¡Tonterías! He parido muchos hijos sin ningún contratiempo, eres una muchacha saludable y has guardado el debido reposo
Daba órdenes pidiendo paños, agua hervida.
Nicolás observaba en silencio, a mi lado en las caminatas por la habitación.

Montserrat organizaba todo en silencio, todos se afanaban por llevar a cabo las tareas correspondientes. Dos robustas criadas de rojas mejillas habían acomodado las finas sabanas de seda italiana rescatadas de la invasión del señor de los y habían colocado varias almohadas en uno de sus extremos
¿Cómo te sientes? — preguntaba Nicolás a cada momento.
los niños son unos perezosos, Nicolás. En vez de nacer han preferido dormir la siesta.

¡Qué disparate! Nacerá muy pronto. La criaturita tiene buenos modales y está esperando a que todo esté listo para recibirlo. – añadió mi madre
Con la ayuda de Juliane, Montserrat y las doncellas terminaron de poner la habitación en condiciones. Todos hablaban en voz baja, expectantes, mientras aguardaban el nacimiento de los próximos herederos del Borja.

Mateu se aproximó a la habitación y pregunto. - El cocinero desea saber si debe preparar el almuerzo, señora.
Todo se hará como de costumbre. La familia necesita comer, Mateu. – le respondí entre jadeos y afirmando mi gran barriga
Muy bien, señora – respondió el.

¡Mamá, me duele! —exclamé sobresaltada, con los ojos abiertos de par en par. Un calor envolvente y acuoso me corrió por las piernas para mi sorpresa logrando ruborizarme
Ohh madre! – dije mirándola sin decir nada mas
El parto ha comenzado. Vamos, caminemos un poco. Eso te ayudará – dijo ella

Durante varias horas los dolores fueron esporádicos, pero al finalizar la tarde era evidente que las contracciones se producían con mayor frecuencia, eran más intensas y más prolongadas
Las contracciones se sucedían una tras otra, sin darme un respiro. sentía una terrible presión en el bajo vientre y gotas de sudor me perlaban la frente. Los rubios mechones, liberados de la trenza, caían, lacios, alrededor de mi rostro. De pronto sentí un dolor agudísimo, como si me atravesaran las entrañas con un cuchillo, y lance un grito desgarrador. La expresión de miss ojos se parecía a la de un animal atrapado.
¡Mamá! —aullé, incapaz de controlarme, mientras cogia la mano de Nicolas entre las mias y le apretaba con fuerzas.

Rose_de_anthares a écrit:


Hasta el momento había sido con su hija como no fueron con ella. María, su nana, en cada parto había procurado palabras dulces que le habían dado seguridad y fortaleza para continuar. Nadie sabrá, mas que una mujer, la gran labor que implica dar vida, nadie y solo ella sabía que los dolores podían compararse de igual forma a la herida profunda que provoca una batalla.

Y la miró un instante mientras todo giraba en su entorno, ires y venires de personas que poco conocía, siendo ella la mayor protagonista de todas. La más hermosa y valiente que sus ojos pudiesen ver.

Se acercó hasta ella pidiéndole con la mirada a su yerno el permiso pertinente, se sentó a su lado y la miró con la dulzura que solo una madre podía. Quitó con suavidad de su rostro los mechones caídos y encausó el camino; daría lo que le habían dado, entregaría lo que a veces no mostraba a sus hijos y que sentía desde el primer momento en que vió sus ojos al nacer. Entregaría aquel sentimiento que no se rompía con nada que el mundo hubiese conocido, le enseñaría cuanto la amaba.

Y se acercó hasta ella a susurrarle al oído no sin antes tomar su mano y sostenerla con fuerza - se fuerte hija mía, os prometo, os juro, que cuando veáis esos pequeños ojos mirandoos por primera vez, sentiréis lo mismo que he sentido yo cada dia desde habéis venido al mundo vos y vuestros hermanos. Podéis, yo lo se. Os quiero hija mía -

En esos instantes María hacía ingreso con todo preparado. La de Pern se puso de pie sin volver la mirada hacia su hija, ahora le correspondía ayudarla a traer a sus nietos al mundo. Sin embargo María si pudo ver en el rostro de la condesa todo cuanto sentía. La vieja le sonrió - vamos María, mis nietos reclaman su momento - le dijo y comenzaron a prepararla.

Aleida a écrit:


Cri cri cri...

Ni un golpe. ¿Que estaba pasando? Su hermano no se comunicaba con ella y eso le parecía de verdad extraño, ya que a pesar de que era un dormilón contestaba a todas sus llamadas y exclamaciones. La cabeza de la pequeña comenzo a maquinar, ya que algun acontecimiento fuera de lo normal estaba sucediendo. Ambos dos tenian ganas de salir, pero a Antso no se lo escuchaba.

Y he aqui la cuestión... su hermano mellizo le queria ganar de mano. Si si, queria salir primero al mundo y ser el primogenito. ¡El primogénito! Eso era estúpido. Eran mellizos, ambos tendrían el mismo lugar, pero por el simple hecho de cabellerismos, ella tenia que salir primera. Era la mujer. Era la niña. Ella saldría primera. Cueste lo que cueste.

¡Cuando nazcas, serás un malnacido! maldito...- pensaba en su interior Aleida. Esta carrera había comenzado y su hermano la estaba traicionando y estaba empujando para salir. Notaba como su madre ya comenzaba a tener dolores. Y no era por ella, ya que ni se había movido. La acción comenzaba, pero ahora por parte de los dos.

¡A empujar se ha dicho!

Se sentían los nervios en el exterior, y eso aumentaba la excitación de los pequeños, que luchaban por salir y salir. Empujaban al mismo tiempo y ninguno de los dos quería ceder el lugar a otro. Solamente quedaba saber quien llegaría primero. Ya que los dos juntos salir no podían. ¿O sí? Zas zas zas, las bolsas rotas y al mismo tiempo. Ya no había nada que los sujetara, había que salir! La placenta estaba rota y los dos estaban empujando. Se toreaban ambos dos cabeza abajo. Dos cabezas se estarían asomando en unos momentos. Bueno... ¿Dos o una?

Izar_bp a écrit:


Sus hermanas reían con todo lo que les iba contando e Izar les acompañaba intercalando carcajadas. Estaban muy cómodas las tres, o eso le parecía a la pequeña, hasta que un grito de Ederne la hizo cambiar de idea. Lo siguiente fue verse relegada a salir de la habitación lo antes posible, no entendía cómo ni por qué, pero todos entraban y ella tenía que quedarse fuera. Para su consuelo, no era la única.

- Y bien, señorita, ¿a qué queréis que juguemos? - Había preguntado su improvisado cuidador.
- A laz preguntaz y rezpueztaz. - Respondió después de pensarlo un rato con su característico zezeo. - ¿Por qué miráiz a Juli tan raro? - Concluyó con una enorme sonrisa.

Ederne_bp a écrit:


Las horas avanzaban y los dolores se sucedían cada vez más intensos más largos y mucho más seguidos. María había aconsejado que dejara los paseos y me tendiera sobre la cama recién acomodada, mantenía la vigilia entre mis piernas, revisando la dilatación y el posible asomo de la cabeza de uno de mis hijos.

Cuando no había contracción, esta era suplida por un intenso dolor en el bajo vientre y un movimiento insólito en la barriga, parecía que ninguno de los dos decidía a salir de su lugar y luchaban por mantenerse el mayor tiempo posible, el sudor perlaba mi frente y en más de una ocasión sentía desfallecer del esfuerzo, Juliane mojaba paños fríos que ponía sobre mi frente para clamar el sudor y la agitación y María daba órdenes de mantener toallas tibias sobre mi vientre para estimular a los hijos a salir de su cascaron.
Todo pasaba a mí alrededor como un acontecimiento especial y yo por mi parte sentía que se agotaban las fuerzas y que no sería capaz de sobrevivir a aquella experiencia.

Nicolás tenía mi mano cogida y me susurraba palabras de ánimo junto al oído, María le había aconsejado poner su mano tras mi nuca e inclinarme un poco cuando una contracción venia, aquello sin duda aliviaba mi dolor y me ayudaba a tomar fuerzas. Cuando los dolores pasaban un poco, me perdía en sus ojos, y clavaba mi mirada en el blanco techo
Aquello parecía no acabar nunca, sobre pujos y dolores, María mi buena nana había cubierto con sabanas mi cuerpo y manipulaba mis contracciones ayudando a salir a los pequeños Borjas.

El llanto atenuado de un niño pequeño atravesó las negras brumas del agotamiento. Tumbada en la cama permanecí inmóvil sobre las almohadas, con los ojos cerrados y la piel del color del pergamino viejo. Al oír al niño, parpadee pero no llegue a abrir los ojos y me sumí de nuevo en una compasiva inconsciencia.
Estaba empapada en sudor. La habitación era un horno, las ventanas estaban bien cerradas, el fuego ardía en la profunda chimenea.

Afanosas las manos de María sacaron al bebe de mi vientre y lo depositaron en blancas toallas y lo paso para que se ocupasen de él.
Yo solo quería ver a mi hijo, saber que sexo tenia, pero una nueva contracción provoco lanzara un nuevo grito de dolor y el trabajo comenzó de nuevo, no tenía fuerzas para seguir, no podía seguir, sin duda, no podría, agotada relaje o eso me pareció cada musculo que tenia, el dolor punzante del bajo vientre no se detuvo y el camino de mi segundo hijo tampoco, una segunda contracción lo trajo al mundo con un nuevo llanto, esta vez más potente que el anterior.

Oí susurros y, con un débil gemido, trate de incorporarme en las almohadas, pero me dolía todo el cuerpo como si me hubiesen apaleado, y apenas me quedaban fuerzas para abrir los ojos.

Mis niños... - dije con un hilillo de voz - ¿donde estan mis niños?
Alce la vista hacia dos caras que se inclinaban sobre mi, sentí que se me encogía el corazón

Permitid que os ayude a estar mas cómoda, señora – una voz enérgica acompañaba el movimiento de unas manos firmes. Mantuve los ojos cerrados mientras las mujeres me limpiaban y cambiaban el camisóny quitaban las sabanas que protegían el colchón de plumas


Kurt a écrit:


¿Que por qué...? No es lista la niña. Kurt se limitó a sonreir y a separarse de la pared, para luego ponerse en cuclillas frente a la infante.
- ¿Es que la miro raro? No me había dado cuenta -dijo entre risas-. No. Yo no la miro, pequeña. Yo la admiro y la contemplo, apreciando el regalo para la vista que es, porque para mi no hay otra forma de observar a vuestra hermana -esbozó una amplia sonrisa-. ¿Responde eso a vuestra pregunta, jovencita intrigada? Y si no comprendéis ahora mis palabras, ya las entenderéis a su debido tiempo. Aunque estoy seguro de que ya lo hacéis, sois una niña muy espabilada para vuestra edad. Ahora me tocará preguntar a mi, ¿no?

Rose_de_anthares a écrit:


Su hija había hecho grandes esfuerzos, el parto como todo aquel que era el primero, había sido largo y dificil. Sin embargo y cuando el sol ya desaparecía en medio del atardecer, el primero de los bebes hacía su llegada al mundo.

María la llamó justo al momento que la primera criatura venía al mundo, la recibió con unos paños mientras sus pequeños pulmones anunciaban con fuerza que ya eran parte de la familia. Con cuidado y mientras monserrat preparaba el agua tibia, la de Pern la lavó con cuidado. La duquesa sonreía todo el tiempo, eran sus primeros nietos de los hijos que tenía con su esposo el duque, sentía como si de pronto el mundo se hubiera hecho hermosamente más grande, más poderoso y lleno de sabiduría.

La niña, que tras los primeros llantos ahora se hallaba en calma y observaba con sus bellos ojos, movia su cuerpo inquieto - comprendo, ahi adentro había poco espacio, verdad? - la vistió y acunó tan rápido como pudo para mantener su calor. Le acariciaba la mano y la sostenia mirándola - esos ojos...y esa delicada nariz... pura madre- rió mientras la vieja María le llamaba otra vez. Entregó a Monserrat con cuidado a la bebe y fue a por el segundo - asi que en algo no se equivocó, eran dos - el nacimiento del segundo de los vastagos de su hija había sido más rápido y repitiendo la acción, lavó y vistió al segundo bebe tras su nacimiento.

Sin embargo, el pequeño, que era niño, era mas tranquilo, lloró cuando lo apartaron de su madre y cuando le han lavado, pero luego, ya envuelto y en brazos de su abuela, bostezaba cada dos pos tres - ah! este si es como el padre, todo un Borja ... - rió y junto con Monserrat se acercaron a su hija quien pedía le llevaran a sus hijos. María la había cambiado y limpiado tras el parto. Estaba lista y ahora debería descansar junto a sus hijos, la tarea había sido larga - aquí están hija mía, una niña y un niño - se los enseñaron, luego fue hasta nicolás y le entregó en sus brazos al pequeño niño - vuestro hijo, mis felicitaciones Nicolás - luego pidió a Monserrat a la niña y la entregó en los brazos de Juliane - la primogenita, vuestra sobrina hija mía. Igualita a su madre, ha ganado la partida en el nacimiento -

En breves minutos y por turno, serían entregados a la madre para que los alimentara, pero antes ella, quería ver como estaba. Se veía agotada, necesitaría descanso, pero el color de su piel y la temperatura de su cuerpo le indicaba que había sido un buen parto, no como la había alarmado con lo dicho por ese infame matasanos italiano que habian contratado. Besó su frente con suma dulzura y se apartó para que Nicolás y sus hijos disfrutaran el momento como la familia que eran, juntos. Su felicidad al verles no podía ser mayor.

Aleida a écrit:


Lo que por un momento parecía perdido e imposible, de un momento a otro, fue posible. Su hermano Antso sin creerlo se había vuelto a dormir en medio de la carrera. El llevaba la delantera en el nacimiento, y hubiera sido su cabeza y no la de ella, la que se hubiera visto si no fuera porque la enfermedad del sueño lo agarro por completo. Cerro los ojos y comenzó a respirar tranquilamente. ¿Se había dormido fuera de la bolsa? ¿En esa extraña incomodidad? Era imposible, para Aleida dormir en una situación como esa. No desaprovecho la situación y zas, se lanzo de cabeza hacia lo que parecía la salida. Fue directo hacia la luz. Y lo que sucedió luego, fue completamente mágico. Primero sintió como su cabeza sentía el contacto con el aire. Y luego, ya fue poco lo que recordó.

Buaaaaaaa! Buaaaaaaa!- no podia dejar de llorar. Estaba respirando. Lloraba y lloraba mientras movia sus piernas y brazos pequeños. Estaba helada. Comenzaron a lavarla mientras Aleida no paraba de llorar y moverse continuamente, no le gustaba lo que le estaban haciendo, le pasaban un trapo y la mojaban, algo que la molestaba.

No podía creer que estaba fuera. Tantos días esperando el momento, y ya se encontraba en el exterior. Veía todo bastante nublado y con poca claridad. La pasaron de mano en mano y en un momento quedo quieta. Un calor comenzó a transitarle por todo el cuerpo. Era la tranquilidad, estaba en brazos y muy cómoda. Abrió los ojos y dejó de llorar. Miro hacia arriba. Esa mujer le gustaba. Se sentía en paz.

Al cabo de unos minutos, otro movimiento. En el momento justo en el que estaba por volver a llorar al sacarla de esa posición, otros brazos la abrazaron calidamente. Miró detenidamente hacia arriba. Otra mujer. Y también le gustaba. Volvió a sentir esa sensación de paz, y se adormito en los brazos que la sujetaban con mucho cuidado. Pero, poco a poco la sensación de hambre comenzaba a invadirle por completo, al igual que el querer estar en los brazos de su madre, de la que aún no había tenido contacto alguno.

Un nacimiento sumamente perfecto.

Juliane_bp a écrit:


- La primogénita, vuestra sobrina hija mía. Igualita a su madre, ha ganado la partida en el nacimiento – recalcó la duquesa al posar a la diminuta niña en brazos de Juliane, quien enternecida por el doble nacimiento, la acunó con suma delicadeza y, acaricíándole suavemente con su dedo índice una de sus manitas, le susurró en voz muy tenue lo bonita que era.

- Mis más sinceras felicitaciones a ambos - dijo alegremente la Berasategui acercándose a los recientes padres y admirando la hermosura de su otro sobrino que yacía arropado en el torso de Nicolás.
- creo que esta chiquilla anhela el calor materno y algo más - prosiguió, en tanto entregaba a la pequeña en brazos de su madre. - estaré en la sala si me necesitas - expresó con dulzura a Ederne, abandonando la habitación para dar espacio y tranquilidad a la pareja en un momento tan especial como era el nacimiento.

Izar_bp a écrit:


- Ahora me tocará preguntar a mi ¿No? - Había agregado Kurt después de todo lo que le había explicado sobre sus miradas a Juliane. Izar no alcanzaba aún a entender cómo
en una mirada podían esconderse tantas cosas pero algo le decía, ya a su corta edad, que el mirar, lo que se mira y la forma en que se mira, eran cosas muy importantes en la vida.
- Zí. - Respondió, preguntándose qué querría saber de ella un hombre con tanto mundo.

Nicolino a écrit:


Berreantes, enrrojecidos y con dedos diminutos, sus hijos vinieron al mundo, tras gran esfuerzo: al oír sus llantos, él celebraba su nacimiento, con risa y emoción. Brotaba de su alma la alegría, el orgullo de saberse padre, y esposo de una mujer joven, fuerte, y sobretodo, valiente. Su esposa había ganado la batalla heroicamente tras una larga lucha, y aquellos dos, llenaban con aire sus pulmones por primera vez, entre sonoros gimoteos. El, por su parte, se hallaba tan feliz consigo mismo, con Ederne, con el mundo en su extensión y sus infinitas maravillas, que había pasado por alto la traición del galeno, que había desaparecido.

Sonrió al tener en brazos a su niña primogénita, reconociéndola, siendo ella a quién habían decidido llamar Aleida, y quién le había ganado a su hermano en nacer. En ciertos casos, eso marcaba el rumbo que tomaría toda una vida: ser el primero o el último. Herencia o Iglesia. Se la veía vivaz, libre, y ruidosa. Le encantaban esos atributos, a pesar de que aquello le presagiaba muchas noches sin sueño, lo que Nicolás en un principio ignoraba. Y también parecía simpatizarle a la Duquesa, y a Juliane. Se preguntó si tenderían a empatizar más sólo por el hecho de que fuera mujer.

Tampoco pasó mucho hasta que pudo tener a su hijo varón en sus brazos. Antso. Ya en aquel momento, tras su estridente llanto, dormía sosegado. Se preguntó si sería normal fuera tan calmo, o como ironía de la vida estaba destinado a ser un joven brioso y audaz. Acarició su muy pequeña mano, no más grande que uno de sus dedos. Las manos del Borja, al contrario de las de su hijo, eran grandes y curtidas, acostumbradas a manejar mazas y espadas. ¿El neonato tendría el mismo destino que su padre, como continuador del apellido?. Sea como fuere, era un Borja y no era algo que se eligiera: cargaría con ello hasta el fin de sus días, para bien o para mal.

Volvió su mirada a su esposa, exhausta, que respiraba hondamente, agotada, y llevó una mano a su mejilla, en sutil caricia. Tras el dolor, letargo, y luego, felicidad absoluta al ver al fruto del amor, y de meses de espera. Éxtasis después de la extenuación más absoluta, el placer de saberse realizado tras la tarea más ardua de todas y el triunfo total, cubriéndose de gloria el corazón justo después de que el cuerpo pareciera llegar a su límite. Así imaginaba él el ser madre, en sus términos de historias de caballerías.


-Sois de verdad una mujer valiente, esposa mía. Y sois madre.

_________________
Cartero.


Desde tierras lejana habia llegado aquel hombre con una carta para la Señora Berasategui.

Tenia ordenes expresas de entregarla en sus manos, mas como no se encontraba y la casa estaba algo revuelta sin mayordomo. decidio armar tienda de campaña en el cercano Bosque.

No seria primera vez que dormia al interperie, ni la primera vez que deberia esperar a alguien. Cumpliria su cometido, pues bien le habian pagado...
See the RP information <<   <   1, 2   >>
Copyright © JDWorks, Corbeaunoir & Elissa Ka | Update notes | Support us | 2008 - 2024
Special thanks to our amazing translators : Dunpeal (EN, PT), Eriti (IT), Azureus (FI)