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[RP] De ritos y tradiciones. Handfasting: Carrie y Galbart.

Galbart


El gran día había llegado y todo estaba a punto para celebrar la ceremonia que le entrelazaría por toda la eternidad a su querida y amada Carrie. Mucha historia tenían tras de sí, y en apenas un año habían pasado del odio al respeto y del este al cariño y al amor. Había sido una transición casi inesperada por parte del escocés, pero ambos sabían que había sido obra de los Dioses, el hecho de compartir destino.

Días atrás habían preparado, junto al oficiante, la ceremonia* y a los que iban a asistir a la boda se lo habían escrito todo para que el rito fuera completo. No solían mostrar sus ritos y sus tradiciones al resto de la gente, pero había personas que merecían la más absoluta de sus confianzas y por ello aquel día estarían allí con ellos, tanto en el rito del Handfasting como en el posterior banquete. Esperaba que todo saliera bien.

Anochecía, el camino al anillo de piedra estaba iluminado por una serie de antorchas, que más tarde, serían movidas de sitio para indicar el camino al banquete y posteriormente para iluminar el mismo. Dentro del anillo de piedra, reinaba un tocón de madera, adornado con una seda blanca y en la que descansaban dos jarras con aguamiel, los dos anillos, una cinta verde y azul y una manzana. A ambos lados del tocón, había dos pilas de madera que había de prender el sacerdote para que los novios hicieran sus ofrendas a los Dioses. Era una estampa bellísima. Los árboles les acogerían como lo hace una madre con sus hijos, puesto que, aunque la mayor parte de la gente de aquel Reino no lo supiera, ellos mismos, los humanos, procedían de la tierra y de la naturaleza. Es por ello que la mismísima tierra, bajo la voluntad de la Diosa madre, Dana, actúa como lo que es, una madre que trata de proteger a todos sus hijos.

El escocés no entendía muchas veces el por qué rehuir de la naturaleza y enclaustrarse en templos consagrados a un Dios falso. Pero aquel no era el día de pararse a pensar en aquellos asuntos. Vestiría con una camisa de seda, pantalones y botas negras. Llevaría también una capa negra, lavada para la ocasión. También se pintó la cara, era una pintura muy sutil, no sabría lo que pensaría Carrie de aquello, pero lo hizo. Simplemente con pigmento azul y con el dedo índice trazo una línea que iba desde la frente hasta el ojo. Después pintó otras dos debajo del ojo derecho que murieron a la altura del pómulo.

La gente empezaba a llegar y él por fin vio a Carrie. No pudo evitar sonreír.


Procedimiento:
El sacerdote abre la marcha hasta el lugar en el que se va a llevar a cabo la ceremonia. Una vez hace su labor, aparece el resto de la gente: al frente van los novios y detrás el resto de invitados y los músicos. Los novios entran en un anillo de piedra en donde el sacerdote les espera y los invitados se colocan, de pie, fuera del circulo, formando, ellos mismos, un círculo humano. Al término de la ceremonia, todos, encabezados por la pareja, se dirigen hacia una pequeña aldea en la que se celebrará el banquete.

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Carrie.


Y allí estaba él... el hombre que había vuelto su vida del revés... y no sólo una vez, no tuvo suficiente con una, sinó dos veces al descubrir en él la persona, el hombre respetuoso, apasionado, dulce... aunque también había visto en su rostro el odio, la ira y la violencia extrema. Así era él, el hombre al que amaba, un hombre de contrastes. Suspiró y sonrió segura de que su rostro debía resplandecer rebosando felicidad. Le hizo una mueca y se acercó lentamente a él para que tuviera tiempo de observarla. Había elegido para la ocasión un atuendo todo blanco aunque sencillo, el toque lo daba un suave y tradicional velo. El blanco de la ropa le daba un aire natural a su aspecto, sencillo... así como era ella, y como el marco que rodeaba la ceremonia, sencillo pero adecuado a la ocasión. Todo estaba precioso, sin ostentaciones ni adornos excesivos, así lo querían ellos, con sus amigos, la gente con la que se encontraban bien. los que sabían entender qué significaba aquel día para ellos.

Llegó a su lado y se colgó de su brazo. Le dió un beso- Hola cariño. Estás guapísimo, amor-le susurró a la vez que le abrazaba.
Y esas pinturas me encantan le dijo observándole de cerca sin dejar de sonreir.

Miró alrededor, todo parecía estar perfecto, algunos invitados ya habían empezado a llegar pero no veía a quien oficiaría la ceremonia, así que aún tenía unos minutos para relajarse y charlar con la gente. Cogió la mano de Galb entrelazando los dedos. Estaba segura que sería un día inolvidable.
Mindra


Mindra dejó a punto su trabajo en el puerto y dando un paseo se acercó hacia el lugar indicado hasta que vió un grupo de gente. Estaba segura de no haberse equivocado, así que buscó con la mirada a sus compañeros de la compañía. Le habían dicho que estarían todos o casi todos, y aunque ella no era muy de fiestas y eventos creyó que esa ocasión sería buena para ver a sus compañeros y amigos fuera del lugar de trabajo, y que podrían pasar un buen rato sin hablar de amarres, barcos y presupuestos.

A quien vio rápidamente fue a los novios. Se acercó para saludarles cariñosamente y darles sus felicitaciones y mejores deseos antes de desaparecer de nuevo entre la gente. Ya tendrían tiempo después de hablar, tenía la sensación de que la ceremonia empezaría en cualquier momento y no quería ser una molestia.
Delfin


La Iatrós siempre había amado a la naturaleza, su poder, su manera de hacerte estremecer. Aquel día en especial, sería un día muy singular y único para dos personas que no hacia mucho conocía, pero que habían tenido la cualidad de colarse en su corazón, como gotas palpitantes de vida.

Su traje lo había elegido con cuidado y mimo, para aquel día. En la parte superior, la frondosidad de los bosques valencianos, reposaban sobre una sutileza que emulaban a la espuma del Mare Nostrum, una vestimenta singular, pero acorde con el momento, para no llamar la atención. Iba acompañada de la familia. Todos alegres por naturaleza y que gustaba del baile y las sonrisas.

Se acercaron a los novios y saludaron con cariño y buenos deseos. Se retiraron no muy lejos, para ver todo desde primera fila y estar atentos a cada acontecimiento.

-Shh!! Sí, su color es el del fuego pero no quema. Anda Dyan atiende a tu hijo- Dijo la Iatrós con cariño y sonriendo ante las insistentes palabras del pequeño de la casa.

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Alma "Sufi"...El Amor todo lo Sana
Sinfonia


El verde,…si, elegiría el vestido verde.
Era su color favorito y además pensaba que iría acorde a la ceremonia, por su sencilla confección, liso, sin enaguas, pegado a su cuerpo como una segunda piel y ceñido a su cintura con un delgado cordón de cuero, y por el color, camuflada entre el verde de los campos y de los árboles.
El negro pelo lo llevaría suelto, al cepillarlo suavemente, descubrió ya alguna hebra de plata, lo recogería con una estrecha cinta del mismo tono que el vestido, y para terminar botas de cuero y su capa de verano marrón.

Siguiendo las indicaciones de los novios vio como se iban congregando todos alrededor de Carrie y de Galbart, se acercó a saludar y para que supieran que ya estaba allí y esperó charlando con su amiga Delfín y su familia y con la dama Mindra, esperando empezase la ceremonia.

Iba a ser un gran día, lo presentía

….… el suave susurro de los árboles y el canto de los pájaros así lo vaticinaban

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Ishak_pasha


Desde las sombras aparece con su tunica negra que siempre viste y se acerca a los demas invitados y felicita a los novios
Claudiov


Claudio ya se encontraba entre los invitados disfrutando de la ceremonia , se había procurado asearse , tomar ropas nuevas y limpias , en un momento que consiguió robar felicito a los recién casados.

-Felicidades por vuestra unión , que la prosperidad os sea abundante.


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Daarjo


Cansado de las dulces porquerías que adornaban su entorno, decidió cambiar esa martirizante monotonía. Así pasó toda la tarde el joven sin raíces, amontonando el dinero que trabajando a media maquina en los sembrados vecinos había ganado de manera fácil. *Pensaron que iba a recoger la porquería?, pues no*

Recogió lo que para él era su gran tesoro y se dirigió hacia aquel compromiso que lo incomodaba, pero que por el aprecio e infinita gratitud que sentía por la blancuzca mujer, no se perdonaría un desaire hacia ella; toda corazón, sabiduría, comprensión (demasiada para su gusto)

No entiendo como coños se puede perdonar a alguien que trata de asesinarte dijo entredientes mientras entraba a lo que parecía un ritual y observaba la escena más golosinezca que había visto en su vida, casi le da un ataque hiperglicémico, pero su repudio terminó al observar el rostro de alegría de su entrañable amiga. Cuando lo vio a él, le provocó escupirlo de pies a cabezas, nuevamente su ira se apartó al observar una vez más a la novia; el más fraternal de los abrazos fue lo que le provocó en esos momentos, a fin de cuentas, la felicidad de ella, también era la suya.
Alejo.


El joven Alejo se acerco al extraño lugar donde se oficiaría la boda. Muchas caras conocidas, viejos amigos de mil aventuras se reunían para la ocasión, bastaba con mirarse para que surgieran sonrisas de complicidad y añoranza entre ellos.

Su gran amiga, la dulce Carrie se casaba hoy... imposible perderse tal evento.

Se acerco a saludarle y con un fuerte abrazo le deseó toda la suerte del mundo.
Arturo_cascos


Arturo se acercó al enlace tras la invitación de Galbart. A medida que se iba acercando iba aumentando su miedo, la boda se estaba celebrando en la fastuosa naturaleza, lejos de cualquier sitio recogido y sin presencia de un sacerdote.

Arturo llevaba el uniforme de campaña: cota de malla, capelina y la espada al cinto, pues estaba en un permiso de horas, antes de volver a servir al regne. Saludó a los presentes tímidamente mientras se descubría la cabeza. Pasó entre los allí congregados sin darse cuenta de que seguía vestido para la guerra lo que causó que más de uno le mirase desconfiado. Al fin vio a los novios y al cruzar una mirada con ellos sonrió. Le daba igual estar en medio de un ritual pagano, al verlos todos sus miedos se habían apagado.

Había algo por encima de las creencias en todo aquello y era la camaradería que hay entre soldados, entre gente dispuesta a morir por el mismo sentimiento. Miró al sol con precaución y pensó que no estaría mal que todos los dioses velaran por aquella unión así que imbuido por aquel sentimiento de protección a sus amigos oró mentalmente y en silencio para que el Altísimo les protegiera.

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Levan01


Se encontraba en su natal Segorbe, últimamente la soledad era su única compañía y que mejor lugar que el bosque y su taller afilando hachas. De repente, su humilde morada estaba más ocupada de esteros que de algún alma, pero a la ventana de su hogar una paloma venía con un mensaje comunicándole sobre el matrimonio de sus amigos en Valencia.

Era una excusa perfecta, sin pensarlo dos veces tomos lo necesario unos trozos de pan, una espada y un amuleto.

A media noche, llegaba a Valencia, paso por el bosque como lo indicaba en la tarjeta, el rudo y las luces lo guiaron al lugar de la boda, se fue acercando de a poco, aun no reconocía a los visitantes, la verdad es que su mirada trataba de buscar a los novios, pareció ver a la novia, el blanco la delataba pero el novio aun no lo podía reconocer....

Macman


Macman esperaba paciente en el bosque que rodeaba el antiguo circulo de ceremonias, la llegada del punto álgido del crepúsculo, ese punto en que la noche y el día se funden hasta confundir al incauto espectador, que, maravillado frente a la grandeza del espectáculo que se desarrolla frente a sus ojos, no logra diferenciar si lo que sus ojos observan es el comienzo de una larga y tranquila noche o la abrupta culminación de lo que fue un laborioso pero gratificante día de trabajo.


El poder que emanaban esas rocas y la extensa majestuosidad de la naturaleza en el sitio en que se realizaría la ceremonia, se hacia notar a los sentidos de hasta los mas escépticos participantes. Desde lo lejos, y disimulando su presencia entre la flora, observaba detenidamente a los que uno a uno se reunían junto al circulo. Para el ojo de un pagano que ha experimentado la unión con los dioses, detectar a aquellos que profesan falsas creencias era una tarea sencilla. Con una sonrisa, observaba las extrañas reacciones de aquellos que con pudor y asombro sentían por primera vez la llama mágica de los dioses ardiendo en su pecho. Esta seria una poderosa ceremonia, los dioses ya lo están manifestando.


-Ya casi es hora de comenzar -afirmo para si mismo mientras observaba como su báculo vibraba energizado sobre una mohosa roca que sobresalía sobre espeso herbaje del bosque. Junto al cayado, yacía imponente un enorme cuerno de buey, rústicamente adornado con runas y símbolos inusuales, en su extremo mas ancho, un enorme disco de madera maciza hacia de tapón al presionar los bordes de cuero que rodeaban la cara interior de la circunferencia mayor del cuerno. En su extremo mas angosto, un pequeño corcho evitaba eficazmente que el contenido del cuerno escapase al ser sostenido verticalmente. Hasta el mas ignorante de los campesinos al encontrarse con dicha pieza, podría afirmas con absoluta seguridad que se trataba de un elemento ritual, y estaría en lo cierto al afirmarlo.


Tras contemplar el cielo y las aves, Macman sonrió, -Ya es hora de comenzar -pensó emocionado al sentir su pecho tan ardiente brasas de roble dentro de una forja. Agilmente, termino de colocarse su larga túnica negra de sacerdote. Una vez vestido apropiadamente, se dirigió hacia los objetos que aguadaban sobre la roca, y tras un breve ritual de consagración, tomo firmemente el inquieto bastón con su mano derecha y casi sin perder tiempo, cogió el cuerno suavemente por su extremo mayor, las runas hábilmente imbuidas en el, transmitía una acogedora sensación de calor que podía sentir con agrado en su palma izquierda.


Difícil era catalogar los rostros y las emociones de los presentes al ver la imagen del sacerdote saliente de entre la inmensidad de los bosques, vistiendo una túnica negra mientras avanzaba hacia ellos con paso decidido con cuerno de tamaño y forma inusual en una mano un extraño bastón cuya punta superior emanaba un brillo rojizo que parecía crecer mientras mas se acercaba al circulo de piedras sagradas. Toda emoción humana podía encontrarse entre las caras de los presentes, desde aquellos que miraban aterrorizados, o con asombro, hasta las de aquellos que miraban con alegría y emoción el espectáculo que los dioses estaban otorgando al dotar de brillo al cayado.


Ya faltando tan solo unos pasos para entrar al circulo, el resplandor se apago repentinamente, para dar lugar a unas explosión de llamas rojas y amarillas en la punta de báculo, que comenzaron a avisarse fuertemente con las fuerte briza que comenzó a soplar tas la transmutación. Sorprendido por lo que estaba sucediendo, Macman alzo el cuerno llevando hasta su boca el pequeño corcho que sobresalía del mismo, removiéndolo con poco esfuerzo sin necesidad de hacer uso de sus dientes. Unas pocas gotas escurrieron desde el cuerno y se precipitaron hacia el césped, casi al instante de entrar en contacto con el mismo, una pálida aura celeste comenzó a brillar sobre las mismas.



-Oh Dioses, dadores de vida y sabiduría, de coraje y honor, que nos observan desde la calma de los bosques, que nos acarician con la suavidad de las brisas, y nos susurraran desde la calma de los arroyos y cobijan con el calor de las llamas, consagren este lugar para que su magia pueda fluir libremente. -recito con voz firme e imponente

Vertiendo el liquido extraño del cuerno sobre el verde suelo, comenzó a rodear el circulo.

Tras decir las palabras, empezó a rodear el circulo mientras vertía el extraño liquido que comenzaba a fluir caudalosamente desde el interior del adornado cuerno.


-Que esta pura agua sagrada, investida con la magia de perennes ninfas que antaño habitaban estos bosques, purifique a los tres elementos restantes que yacerán en el interior de circulo que tas estas palabras se cierra. -dijo al completar su recorrido.

Con el báculo aun en llamas, se acerco nuevamente hacia el altar con paso lento y seguro.

Coloco cuidado el recipiente ya vació sobre la fina seda blanca que revestía el pedrusco central.


-Dentro de los confines del interior del aro de agua sagrada, encontraran protección. Esta sera su escudo y los protegerá mientras funden sus espíritus en uno solo.

-Así como los mares son eternos en su completa infinidad, El agua aquí presente nos recordara la inmortalidad del espíritu.

-La fértil tierra que sostiene nuestros pies, herencia de nuestros ancestros que hoy habitan en ella, recordara al pasado, y el intenso lazo que nos une a nuestros ancestros.

-El aire, tan fugaz y cambiante, evocara al presente, al momento único en que nos encontramos y que nunca volverá


-Y el fuego, regalo que los dioses otorgaron a nuestros ancestros y que nosotros legaremos con orgullo a nuestros hijos, simbolizara el futuro.

Haciendo una breve pausa, se acerco a la primera de las hogueras, y con un repentino movimiento, incrusto la flamante punta del bastón en el corazón mismo del cúmulo de leños. El fuerte roble de los agrietados troncos comenzó a arder con fuerza.

-Estas llamas conservaran, en su vasta infinidad, la magia que esta noche se desprenderá de esta unión. -dijo mientras retiraba el báculo y los insertaba profundamente en la otra hoguera.

-Los dioses, en su infinita sabiduría, nos regalaron un recipiente, un recipiente en el que guardas las mas pura de las esencias del hombre, dicho recipiente hoy se conoce como fuego, pero no siempre fue como hoy lo vemos aquí. -Afirmo mientras retiraba el cayado de la ultima pira, para sorpresa de varios, ya no habían llamas en su punta.

-El fuego originario era débil, de llama azulada que apenas podía iluminar y era incapaz de derretir siquiera un pequeño copo de nieve. Hoy, quienes con alegría aquí se unirán con los dioses de testigo, fundirán sus espíritus dentro de la vasta inmensidad de las llamas, después de esta noche, toda hoguera arderá con mas vigor y brillara con mas pureza.

-El espíritu de nuestro pueblo yace en el fuego, tan fuerte y brillante que basta con una simple vela para cortar con la mas espesa y negra oscuridad y con una simple fogata para detener al mas crudo invierno.

-El ritual de consagración ha concluido, los dioses y los ancestros ya están entre nosotros. Invito a los novios a ingresar al circulo.
-dijo con una sonoriza en la cara, sorprendido por la intensidad de energías que se habían desprendido en en el interior del aro.



Ya pueden ingresar al circulo amigos! las ultimas partes estaba corto de inspiracion, para la proxima me esforzare mas!.


Cristianovignolo


Hacía días que el Barón se encontraba en la capital del Reino, aquellos días se estaba celebrando la boda de una vieja amiga del Barón, aquella pagana era la única infiel a la que podía respetar, pues ese respeto se lo había merecido, era una persona astuta e inteligente, con dotes de liderazgo pero con un sentido de autonomía, visto por el Austria en muy pocas personas. Aquella pagana, Carrie, era una persona digna de admirar, por otra parte también era digna de ser quemada en una hoguera, pero la inferioridad numérica en aquel misterioso lugar era algo serio, no quería vérselas con tanto infiel unido.

Asistió a aquella boda, por llamarlo de alguna manera, para el Barón eso era una aberración, una barbaridad, no se encontraba cómodo, pero hizo el esfuerzo por mantener viva la llama de la amistad y por respeto a los dos enamorados, dos infieles que habían hecho mucho por el Reino de Valencia.

Cristiano tomó una posición discreta, no quería ser visto allí y menos ser partícipe de aquellos rituales de la Criatura Sin Nombre, por si las moscas, llevaba oculta su “Amasabueyes”, no quería usarla, pero tanto pagano siempre le inspiraba desconfianza.
Yrina


Habían pasado varias meses desde que Yrina hizo su último viaje y desde entonces se había aclimatado bastante bien a su nueva vida en Segorbe. Poco era de salir o pasearse por las calles. La necesidad del trabajo y conseguir dinero la llevaron a que por casualidad conociera a ese joven Daarjo, seguramente su amistad seria mal vista y completamente desaprobada por su hermana, por suerte ella estaba a miles de kilómetros y eso evitaba tener que soportar tales sermones.

Una cosa llevo a otra y en poco tiempo se había aliado a un grupo de completos desconocidos con los que ahora formaba una compañía naval. Pero aun así no le dejo de sorprender que le llegara la invitación de Carrie y Galbart para su boda.

Alistó sus ropas, unas monedas para el viaje, comida y partieron para estar en Valencia a tiempo.

Yrina llegó al lugar como le habían indicado, había un anillo de piedra iluminado con antorchas y lo que parecía una mesa con varios objetos. Todo aquello le resultaba extraño, pues aquella ceremonia no era de las que acostumbraba a ir antes. Igualmente saludo a sus compañeros que ya habían llegado.

- Tiene pinta que habrá mucha cerveza después, no? - le preguntó discretamente a su borracho amigo Daarjo.
Galbart


Anochecía por aquel entonces y los dos portaban sus ofrendas en las manos. El escocés se fijó en los presentes agradeciendo su presencia con una inclinación de cabeza. No conocía a algunos de ellos, pero a otros sí, ya fuera por temas laborales o por amistad o por asuntos algo más turbios, causantes del viaje del de Caithness hacia las tierras del sur. Lo cierto es que había sido rara la evolución que había tenido su relación en tan sólo un año, sin duda alguna, los Dioses habían intervenido para que aquella relación de odio pasara al extremo opuesto. Desde aquel día en el que le cedió su propia vida a Carrie, algo se calmó en su interior, como si un fuego que llevaba cien años encendidos, se apagara al instante. Eso apaciguó el espíritu del escocés y pudo, por fin, dormir tranquilo.

De entre aquellos pensamientos surgió la voz de Macman, sacerdote y oficiante de la ceremonia. Su aparición fue espectacular. No se fijó en Macman sino en el cayado, que brillaba. Sin embargo cuando se apagó el cayado, el escocés se tensó. Sentía como los Dioses empezaban a fijar la mirada en ellos, y luego... las explosiones. El viento que se levantó a continuación hizo que las llamas cogieran más cuerpo. Sin duda alguna los Dioses daban muestras de su presencia, el de Caithness miraba con asombro y se maravillaba con el poder que los Dioses albergaban. ¡Y aquel cuerno! Sin duda alguna contenedor de algún liquido procedente del ¡Lugnasad! Macman, manejaba aquellos instrumentos con una soltura que cualquiera envidiaría. Galbart consideraba a Macman y a su hermanastro Levan, como un regalo de los Dioses, ¿cómo era explicable, si no, que en aquel Reino gobernado por aristócratas adoradores de un falso Dios, vivieran aquellas dos personas? No tardaron, tanto él como Carrie, en tejer una amistad que sin duda alguna les daría fuerzas a todos para seguir adelante en aquel Reino.

-Oh Dioses, dadores de vida y sabiduría, de coraje y honor, que nos observan desde la calma de los bosques, que nos acarician con la suavidad de las brisas, y nos susurraran desde la calma de los arroyos y cobijan con el calor de las llamas, consagren este lugar para que su magia pueda fluir libremente.[i]

Los estaba llamando y ellos acudirían sin dudarlo, ¿cuándo habría sido la última vez que habían presenciado una ceremonia de tales dimensiones?

-Que esta pura agua sagrada, investida con la magia de perennes ninfas que antaño habitaban estos bosques, purifique a los tres elementos restantes que yacerán en el interior de circulo que tas estas palabras se cierra.

-Dentro de los confines del interior del aro de agua sagrada, encontraran protección. Esta sera su escudo y los protegerá mientras funden sus espíritus en uno solo. Así como los mares son eternos en su completa infinidad, El agua aquí presente nos recordara la inmortalidad del espíritu. La fértil tierra que sostiene nuestros pies, herencia de nuestros ancestros que hoy habitan en ella, recordara al pasado, y el intenso lazo que nos une a nuestros ancestros. El aire, tan fugaz y cambiante, evocara al presente, al momento único en que nos encontramos y que nunca volverá. Y el fuego, regalo que los dioses otorgaron a nuestros ancestros y que nosotros legaremos con orgullo a nuestros hijos, simbolizara el futuro.

Macman hablaba alto y claro para el resto de presentes. El escocés pensó que el cayado le infundía algún tipo de poder, y seguramente no se equivocaría. Sus palabras, como sus pasos, eran firmes.

Con la consagración de los cuatro elementos, observó como procedía a encender los fuegos en lo que en unos instantes habrían de hacer sus ofrendas.

-Estas llamas conservaran, en su vasta infinidad, la magia que esta noche se desprenderá de esta unión. Los dioses, en su infinita sabiduría, nos regalaron un recipiente, un recipiente en el que guardas las mas pura de las esencias del hombre, dicho recipiente hoy se conoce como fuego, pero no siempre fue como hoy lo vemos aquí. El fuego originario era débil, de llama azulada que apenas podía iluminar y era incapaz de derretir siquiera un pequeño copo de nieve. Hoy, quienes con alegría aquí se unirán con los dioses de testigo, fundirán sus espíritus dentro de la vasta inmensidad de las llamas, después de esta noche, toda hoguera arderá con mas vigor y brillara con mas pureza.El espíritu de nuestro pueblo yace en el fuego, tan fuerte y brillante que basta con una simple vela para cortar con la mas espesa y negra oscuridad y con una simple fogata para detener al mas crudo invierno.

Esas mismas palabras hicieron que la sangre del escocés se calentara al tiempo que recordaba la historia de sus antepasados: su padre Evan de Wick, y el padre de este Galbart de Wick y a la vez de su padre Patreck el conquistador de Caithness junto con Osmund, su hermano, y el abuelo de estos, Rolf que explicaba sin duda como su familia provenía del norte de un lugar llamado Escandinavia. Tenía un pasado glorioso y debía ser igual de glorioso su futuro, no cabría esperar menos de un hijo del norte.

El ritual de consagración ha concluido, los dioses y los ancestros ya están entre nosotros. Invito a los novios a ingresar al circulo.

Su sangre aún hervía, pero sonreía. Los Dioses estaban con ellos, sería una noche inolvidable. Agarrando con firmeza su jarra de ofrendas entró en el círculo al mismo tiempo que Carrie. Se acercó a su fuego y vertió en él el contenido de la jarra. El vino toco las llamas y estas respondieron. Los Dioses beberían con ellos aquella noche.

Que los Dioses beban y brinden por nosotros. Que guarden nuestras almas y que nos sean prósperos en los tiempos inciertos que están por venir.- Dijo, miró a Macman y después se situó junto a Carrie. Ella tenía el aspecto de la mismísima Brigit, Diosa del fuego. Su pelo, en contraste con su precioso vestido blanco, parecía más rojo y la noche que caía la rodeaban en un aura de divinidad. En aquel mismo instante, dudó de que la historia de Carrie fuese verdadera, y se planteó seriamente si Brigit no se habría personificado en su madre para dar a luz a su hija. Pero no era el momento de ponerse a teorizar sobre aquello. Lo único que le importaba en aquellos instantes era unir su alma con la de ella. Sonrió. Macman parecía que iba a empezar a hablar.

Sí, sería una unión que perduraría por el resto de la eternidad.

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