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[RP] De ritos y tradiciones. Handfasting: Carrie y Galbart.

Carrie.


Poco a poco fue llegando la gente y pudo ir saludándola, aunque brevemente, Mindra, Delfin, Sinfonía, Ishak, Claudio, Daarjo, Alejo, Arturo, Levan, Cristiano, Yrina... Se sentía feliz de que estuvieran junto a ellos en aquel día y en tan especialísima ocasión. Besos, abrazos, miradas cómplices, guiños... sabía que todos de una manera u otra se alegraban por ella y ella se sentía absolutamente feliz en esos momentos. Luego en el banquete ya tendría más tiempo para conversar con cada uno de ellos y de presentarles debidamente a Galbart, el motivo por el que estaban todos allí reunidos.

La aparición de Macman entre el boscaje fue simplemente espectacular. Su paso lento y seguro transmitía una confianza y una sensación de autoridad que ninguno de los presentes era capaz de poner en duda. Carrie se quedó cautivada con el brillo que emanaba del cayado que portaba elegantemente en su mano. En aquel momento recordó a su padre cuando una vez le contó cómo algunas veces los dioses se manifestaban ante los mortales mostrando su poder y dejando clara su presencia, aquella debía de ser una de esas ocasiones raras y especiales. Eso le hizo pensar. Miró a Galb que parecía concentrado mirando fijamente el espectáculo... el resplandor se apagó para luego brillar con mucha más intensidad con una llamas rojas y amarillas. Era increible. Y cuando Macamn esparció unas gotas sobre el césped se quedó boquiabierta al ver el aura celeste que brillaba.

Escuchó atenta las palabras de Macman, agua, tierra, aire, fuego... pasado, presente y futuro.. Estaba realmente emocionada, no estaba preparada para todo aquel cúmulo de sensaciones y de la magía que les envolvía y sentía de una manera indescriptible... y el fuego... sentía una atracción difícil de explicar por el fuego ... toda hoguera arderá con más vigor y brillará con más pureza

Entró en el círculo a la vez que Galbart, cuando Macman se lo indicó. Esperó a que el escocés hicera su ofrenda y acto seguido se separó del de Caithness para dirigirse al fuego que tenía a su derecha,cogió unos granos de trigo y los tiró. Acto seguido, a su señal, le acercaron unos papeles, eran las cartas de su madre. También las echó. Parecía que el fuego se iba a apagar, las llamas se tornaron de color azul y disminuyó su intensidad. Carrie miraba atenta con el corazón encogido, ¿Habría sido una mala idea? ¿No les había gustado a los dioses su ofrenda? De repente las llamas cogieron mucha fuerza, aquello la tomó por sorpresa y le hizo retroceder un paso instintivamente.

Que nuestros ancestros y los dioses nos acompañen esta noche y todas las que vengan. Que ellos sean nuestra inspiración y nuestra guía en todo momento y que alimenten nuestro cuerpo y nuestras almas. Observó a Macman y se colocó de nuevo junto a Galbart.

Un graznido le hizo girar la cabeza. Vió como un cuervo se posaba en una rama de un árbol próximo. Carrie sonrió convencida de lo que aquello significaba, Morgana cuidaba del escocés, su elegido. Aquella unión estaba predestinada por los dioses.
Galbart
Antes de nada, decir que al jugador tras Macman le han surgido cosas más importantes y ha decidido irse de retiro. Los tres (mac, carrie y yo), antes de que macman marchara, nos pusimos de acuerdo en que la boda siguiera. Macman nos dio permiso a rolear lo que iría en su parte, sin embargo yo no voy a utilizar ese método puesto que Macman tienen un estilo que a nosotros, particularmente, nos encanta y el intento, desde mi punto de vista quedaría muy mal. Nos las apañaremos. Mucha suerte al jugador tras Macman con sus proyectos y espero a verle pronto por aqui.




Las palabras de Carrie fueron hermosas. Sus miradas se encontraron y avanzaron hasta quedar delante de Macman que empezó a hablar sobre el matrimonio. Los dos se sonrieron y miraron a Macman que hablaba de la naturaleza del matrimonio, de cómo habían de unirse ambas almas y de cómo los Dioses habían de aceptar aquella unión. Habló de la importancia de mantener viva las antiguas costumbres y de cómo el pueblo que honraba a sus Dioses, incluso en los tiempos que corrían en los que el fanatismo monoteísta los perseguía, siempre salía bien parado y recompensado. Galbart reflexionó sobre aquello y se dio cuenta de lo caprichoso que era el destino, puesto que los Dioses le habían hecho pasar por una serie de pruebas muy duras durante el último año, todo ello sirvió para reforzar la idea del poder que albergaban los Dioses. Le hizo estremecerse. Pero para entonces Macman, tenía los brazos extendidos hacia arriba y rogaba a Dana, Cernunnos, Brigit, Angus, Taranis, Lug y demás Dioses la protección de las almas de los novios.

A continuación hubo un silencio acompañado de un golpe de aire, señal que llevó a Macman a ofrecerles una jarra que contenía hidromiel. La jarra estaba decorada con unos dibujos y símbolos que le resultaron, en un principio, desconocidos, pero que más tarde comprendió que se trataban de dibujos de procedencia nórdica. Era una jara de un valor incalculable y tenía el honor de beber en ella. Cogió la jarra y bebió. Se la pasó a Carrie que hizo lo mismo y finalmente se la dio a Macman que la depositó en su sitio. Entonces Macman cogió la cinta de color verde y azul y les ató las manos. El escocés sonrió al sentir el contacto de Carrie y entonces, el de Caithness, habló.

-Nunca comprendí que es lo que me llevaba a seguirte allá donde tenía indicios de tu paso, pero eso fue hasta que comprendí los vínculos que tenías con Maël que fue tu padre y mi mentor. Él mismo me guiaba hacia a ti, quizá no con el motivo adecuado pero sí con el objetivo de sobrevivir como pueblo. Porque ese era uno de los muchos sueños de Maël, que nuestro pueblo no cayera nunca en el olvido. Desde entonces he sentido la necesidad de estar contigo, de permanecer junto a ti. Así lo sé y así me lo han hecho ver los Dioses. - Apartó la mirada de Carrie y miró la espesura del bosque que había tras ella. Nunca se le había dado bien aquello de expresar sus sentimientos, pero debía hacerlo. - An-drasda tha an "cuid". - Le miró y ambos rieron. Antes de aquel día habían hablado de "la parte" en la que les tocaba hablar el uno del otro. Una cosa era decírselo en casa y otra en medio de un ritual sagrado. - A parte de eso, nadie en este Reino ni en este mundo puede compararse contigo en belleza y en inteligencia. Eres una mujer maravillosa y espero que en los años de vida que nos restan, que espero sean muchos, seamos tanto o más felices que ninguna otra persona que habite en este mundo. Deseo estar contigo por el resto de la eternidad y deseo también que nuestros ancestros y si los Dioses quieren, nuestra descendencia esté orgullosa de nosotros pues nosotros continuamos con su legado y seguimos haciendo historia. Te quiero Carrie Munro.

El escocés estaba aterrado, acababa de decir un montón de cosas y no sabía si alguna de ellas tenía algún sentido. Tragó saliva y notó como una gota de sudor le recorría la frente. Su corazón iba a un ritmo bestial y sentía como las miradas estaban clavadas en él. Decidió tranquilizarse y esbozar una sonrisa cuyo único destinatario sería ella, su amada Carrie.

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Carrie.


Las palabras de Macman llegaban al corazón de todos los presentes. Alzó los ojos al cielo cuando nombró a los Dioses y sintió como el aire, de repente, hacía revolotear su pelo. Observó a Galbart, sonriéndole mientras bebía de la jarra y rozó levemente sus dedos al cogerla para beber ella. Suspiró un tanto nerviosa porque llegaba el momento en que tenían que hablar.

Sentir el cálido tacto de las manos del escocés mientras Macman se las sujetaba con la cinta le hizo sonreir más intensamente, él también la miraba sonriente. Tomó la palabra y Carrie le escuchaba, primero feliz y nerviosa, luego embelesada y al final hecha un manojo de nervios. Llevaba días pensando qué decir en "su parte" y nunca se decidía pensando que en el momento lo que le pasase por la cabeza sería lo adecuado. Pero ahora ya le tocaba a ella y pensar algo después de lo que le acababa de decir el de Caithness era difícil. Siempre era complicado expresar sentimientos con palabras, sin que éstas sonaran vacías y un tópico al que aferrarse para salir del paso.

Cogió aire, le miró fijamente a los ojos, apretó su mano y sin dejar de mirarle a los ojos empezó a hablar:
- Los caminos que nos llevaron a estar juntos fueron dífíciles, sin duda una dura prueba de los dioses para saber si éramos merecedores de lo que nos tenían preparado: una vida juntos. Doy gracias cada día a los Dioses por seguir las señales que me llevaron a ti y que juntos superásemos todos los obstáculos.- Suspiró y continuó ahora ya más relajada- Un día tu me ofreciste tu vida, esta vez soy yo quien te ofrece la mía, para que cuentes conmigo en cada instante, en cada dificultad, para compartir lo bueno y lo malo que nos deparen los dioses, para afrontar cada día juntos y salir victoriosos de todo lo que se nos ponga por delante. Porque yo ya no me imagino la vida sin ti, Galbart Donan. Eres todo cuanto podría desear y soñar. No sé qué hice para que los Dioses creyeran que era merecedora de la suerte de tenerte a mi lado y poder amarte, pero espero que no cambien jamás de opinión y podamos estar juntos por siempre, porque es lo que más deseo en el mundo. Te quiero Kraka-le apretó más la mano y casi en un susurro añadió: love you, Sir Galbart Donan de Caithness.

Macman procedió a desatarles la cinta y dejarla sobre el altar e hizo una señal para que le acercasen los anillos. Los bendijo y le ofreció uno al novio para que lo pusiese en el dedo de Carrie y luego lo mismo ofreciéndole el otro a la novia.

Mientras se ponían el anillo respectivamente Macman continuó: La Tierra Sagrada es nuestro hogar. Nos ofrece el poder de la vida, nutriendo a nuestro cuerpo y alma, sosteniéndonos desde el nacimiento hasta que nos soltemos hacia el mundo del espíritu. Cada roca y piedra, cada pedrusco y gema contiene dentro de sí las historias de todo el tiempo. En ésta se contará algún día la vuestra.
Habéis elegido juntos a esta piedra como cimiento y piedra prima de vuestro matrimonio a partir de este momento. ¿Ahora juráis sobre ella como símbolo de esta tierra sagrada y de nuestra santa Madre Tierra, que os mantendréis fieles a vuestros juramentos?

Los novios posaron sus manos sobre la piedra y asintieron. Macman puso sus manos sobre las de ellos y al instante Carrie sintió como una enorme fuerza la sacudía por dentro, una sensación de viento, un frío intenso a la vez que un calor asfixiante, y una fuerte atracción como si la tierra la atrayese. -Que la Tierra sea testigo, pues, de que Carrie y Galbart se unen en amor y dicha y libertad. ¡Que así sea!

Les hizo una señal para que ambos cogiesen la antorcha con la que habían prendido sus fuegos y las juntasen creando un nuevo fuego que naciera de la unión de los dos. Instintivamente se dieron la mano las juntar las llamas para crear una nueva hoguera, mayor y ambos la apretaron con fuerza cuando la nueva llama se proyectó con fuerza hacia el cielo. Todos los presentes se quedaron mirando como crecía y se elevaba adquiriendo una altura sorprendente para descender de golpe como si de un rayo se tratase.

La parte ritual ya estaba llegando a su fin. Después de unas palabras les dió una manzana que mordió primero Galbart y después Carrie, a continuación Galbart la tiró para alimentar la nueva hoguera conjunta. Que vuestros juramentos se sellen con un beso Carrie se giró mirando a Galbart y le dió la mano, pero él se deshizo de ella ágilmente y la cogió por la cintura para atraerla hacia él, abrazarla y fundirse en un largo e intenso beso que fue vitoreado y apaludido por todos los presentes. Seguían besándose mientras Macman pronunciaba las que serían las últimas palabras que cerraban ya la ceremonia antes de dar paso al banquete. Que todos sean testigos de que Galbart Donan y Carrie munro se unen en amor como Marido y Mujer. A través de este matrimonio, atestiguado y bendecido, que su amor se vista de la belleza, majestuosidad y poder de esta Tierra sagrada.
Mi propia bendición y las bendiciones de todos los reunidos aquí estén con vosotros. La bendición de nuestros dioses y de los dioses de vuestros ancestros sea con vosotros. ¡Que así sea!


Ante el asombro de los presentes un cuervo saltó de una rama de un árbol cercano y fue planeando directo a la hoguera. Se alejó con la manzana mordida, que incomprensiblemente estaba intacta, mientras se oía un potente graznido. Mientras Carrie observaba sorprendida como desaparecía el pájaro oyó un susurro muy leve detrás suyo: Carrie... hubiese jurado que era la voz de su madre.

Macman indicó a los presentes que ya podían deshacer el círculo y éstos se acercaron rápidamente para felicitar a la pareja.
Galbart


Fue colocarle el anillo y tener unas ganas inmensas de besarla, pero aún debía esperar. Primero debían juntar los fuegos y después de la misma manzana, comer y echarla en el fuego de su vida. Su vida. Sonaba bien. Ahora no hablarían de sus vidas sino de su vida, porque se habían unido en matrimonio y esa era una alianza divina de la que saldrían grandes aventuras, lo sentía él y seguramente lo sentía ella.

Los aplausos sonaron en la noche mientras ellos sellaban sus juramentos. El banquete no tardaría en comenzar y antes de saludar a los invitados, se fundió en un abrazo con Macman. Esa noche beberían y comerían y agradecerían a los Dioses tal unión. Caminaron entonces, por el camino que señalaban las antorchas, colocadas por el resto de compañeros celtas que aun vivían en aquella parte del mundo. Al final llegaron a una zona en la que se veían un par de casas, pero bastante separadas entre ellas, sin embargo, el lugar del banquete estaba entre aquellas casas. El olor de la carne asada llegó a la nariz del escocés y aceleró el paso.

El banquete estaba compuesto por cordero y cerdo así como de abundante cerveza, comprada directamente de una abadía que había al sur de Valencia. El escocés se había encargado personalmente de escoltar la bebida hasta su lugar de almacenamiento y se había encargado, además, de invertir bien para que esa misma noche, no se le acabara la cerveza antes de tiempo. Antes de empezar a comer, el escocés ya se había bebido un par de jarras de cerveza y no parecía que la cosa fuera a acabar pronto, sino todo lo contrario.

Amigos, alzo mi jarra y mi voz ante vosotros y los Dioses, que seguro me escuchan pues esta noche caminan entre nosotros. Os doy las gracias a todos por venir, espero que la comida y la bebida sea de vuestro agrado. Aunque la ceremonia no os haya parecido, real, por lo menos espero que la hayáis disfrutado como folclore.- Dijo aquello último con resignación.- Pero basta de charlas, ¡que aproveche mis amigos!- Alzó la jarra con el resto y bebió al tiempo que se dejaba caer en su silla y empezaba a disfrutar de la comida y de las charlas. Aprovechó un instante que Carrie y él se habían quedado en silencio y mientras él despedazaba un hueso de cordero murmuró para Carrie:

Algún día se arrodillarán ante ti. - Mientras comía, sonrió al sentir la mirada de Carrie clavada en él.

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Carrie.


Era un día tremendamente especial y emotivo. La escocesa echaba muchísimo de menos a su madre. La había tenido presente en toda la ceremonia, era la persona más dulce y bondadosa que había conocido jamás, no sólo le había dado la vida sino que sabía que hubiese dado la suya por ella sin dudarlo un instante, siempre la había cuidado y protegido. Sintió que las lágrimas luchaban por salir pero ella no lo permitió. Miró al de Caithness, el que ahora era su marido, él era la persona más importante en su vida. Cuando pensaba en él sentía como el estómago le daba un vuelco, le amaba con una intensidad que jamás habría soñado.

Le miraba feliz y sonriente mientras él hacía el brindis, con la copa en alto todos brindaron y ella susurró un... por ti madre... porque siempre estarás conmigo y siento como estás aquí ahora con todos nostros.

Uno de los niños de las familias que allí vivían y les habían ayudado con la boda chilló. Giró la cabeza rápido para ver qué ocurría y vió como su madre le apagaba la camisa levemente chamuscada y le reprendía- ¿Pero como se te ocurre acercarte tanto al fuego? Debes tener cuidado-le reprendía llevándoselo de ahí. El chiquillo medio lloriqueaba y protestaba que el fuego había crecido de golpe, que no estaba cerca, que no había hecho nada malo. Carrie sonrió ante la escena y prestó atención a Galbart que se acercaba a ella y le susurraba: Algún día se arrodillarán ante ti. Ella se quedó mirándole absorta, sonriéndole.. y se abalanzó sobre él para besarle apasionadamente, ante los gritos y los silbidos de los que presenciaron la escena pidiendo más y más... ellos no se hicieron de rogar.

La comida estaba deliciosa, y todo el mundo comía y bebía sin parar, reían, hablaban, reían más.. y ella no fue menos. Pasó a abrazar y dar besos a todos los invitados, se sentía tremendamente feliz y deseaba compartirlo con todos los que estaban ahí, con todos sus amigos, hacerles partícipes de esa felicidad y pasar todos juntos un día inolvidable. Bebió y bebió tanto que entre charlas y risas sin saber muy bien como terinó casi cayendo encima de Galbart que la cogió al vuelo como si de una pluma se tratase.. Amor... este hidromiel está delicioso pero creo que.. he bebido un poquiiiiiiito más de la cuenta.. dijo juntando los dedos y sonriendole, le besó en la mejilla y dejó que la sostuviese.
Carrie.


Estaba distraída, hablando con uno, con otro, enmedio de un grupo siendo el centro de atención, la tiraban del brazo para ir a hablar con otro de más allá, algún pequeño había conseguido su velo y corría con él en alto mientras los demás le perseguían jugando a que era un fantasma que huía aterrorizado por ellos.

Tenía palabras amables y sonrisas para todos. Toda aquella gente eran personas especiales para ellos, algunos eran ya como familia, o incluso más porque la familia no se escoge, pero ellos sí había querido que estuvieran en el día más especial para la pareja.

Buscaba con la mirada a Galb. También andaba por las mesas, charlando con un grupo de hombres, revisando que no faltase de nada... él siempre pendiente de todo. Al poco lo encontró y en lugar de ir hasta él se quedó mirándole y sin darse cuenta suspiró. Galbart era.... no sabía expresar lo que le provocaba la sola visión del escocés.
Seguía observándole ajena a todo, por un momento no era consciente de lo que la rodeaba, ni la gente, el ruido, las risas... nada... toda su atención estaba concentrada en el de Caithness.

De repente volvió a la realidad, el grupo de niños la había empujado y la hizo reaccionar. A ver niños dadme eso, venga El que tenía el velo en la mano se lo dió temeroso, seguramente por el tono de voz que había empleado, un tanto severo. En cuanto lo tuvo en las manos hizo lo mismo que el niño, corrió con él dejando que ondease con el viento y los niños corrieron riendo detrás ella. Se dejó atrapar rápidamente y les dijo que tuviesen cuidado de no atropellar a nadie. Alguno ya empezaba a tener problemas para caminar con ligereza, sin duda por culpa de que tanto el vino como el hidromiel eran buenísimos. Galbart de nuevo se había encargado de que sólo hubiera lo mejor.

Volvió donde estaba un grupo de hombres bromeando con el de Caithness, se acercó por detrás y le susurró al oido: ¿Y siiiiii nos escapamos y les dejamos aquí.. nos vamos... tu y yo.... solitos.... y lo celebramos lo que queda ya de día... toda la noche... y hasta hmmmm no sé hasta cuando..? Le estrujó el culo y le besó en el cuello. Los demás discretamente se alejaron para dejar algo de intimidad a la pareja.

Galbart se giró, le sonrió y le dijo: ¿Ves qué has conseguido? Les has ahuyentado
Galbart


Se escapó con Carrie. Fueron agarrados del brazo hacia la cama. El paseo fue agradable disfrutaron de la compañía el uno del otro en silencio, mientras daban gracias a los Dioses por aquel maravilloso día. Al llegar, abrieron la puerta y vieron lo que parecía otra casa comparada con aquella: estaba iluminada por un fuego que ardía vigorosamente en el hogar de la chimenea, el olor de la menta y de la hierbabuena inundaban la estancia y la ropa de la cama parecía limpia. El escocés cerró tras de sí, con llave. Carrie se había adelantado y le indicaba que se sentara en la cama. No apartó la vista de ella mientras caminaba, sólo cuando se dio la vuelta para mirar donde se sentaba. Carrie sonrió y le miró las botas, acto seguido se las quitó, así como la capa y el cuello, dejándose puesto la camisa y los pantalones. Entonces ella sonrió aún más y se llevó las manos a la espalda y empezó a caminar hacia él. El vestido cayó y justo cuando llegó al suelo una llamarada salió disparada de la chimenea. El cuerpo de Carrie era bellísimo, su blanco norteño con pinceladas solares de Valencia hacían de ella la mujer más hermosa del Reino. Sus pechos, tapados en aquel momento, estaban bien definidos, firmes, las lineas que bajaban hacia su cadera eran curvas perfectas, las caderas de su escocesa eran maravillosamente perfectas y sus piernas bellas y estilizadas. Sus delicados pasos la acercaban cada vez más al cada vez más escéptico, con la procedencia materna de ella, Galbart Donan.

Sintió impulsos de lanzarse a por ella, pero esperó. Sin duda alguna se había quedado maravillado con sus movimientos y a cada paso que daba era un "bum" más fuerte en el pecho del de Caithness. Al fin llegó y se lanzó contra el escocés, metiendo sus manos por debajo de la camisa mientras le besaba. No tardaron el uno y el otro en eliminar los obstáculos que se impedía que sus cuerpos se tocaran, las respiraciones iban a más, los besos y las caricias, las palabras no dichas pero presentes... Las manos no tardaron en llegar a las zonas cautivas, prisioneras de la ropa y que pronto quedarían libres. Los pantalones del escocés se perdieron en la habitación, y lo que quedaba de la ropa de Carrie se esfumó con ellos. Risas, toqueteos más intensos y agitación. Amor, lujuria y felicidad, reinaban en la habitación. Sus sexos se rozaban, el escocés se esforzaba en no dar descanso a su esposa, y ella hacía lo mismo con él, y entonces... comenzaron a bailar, las sensaciones hasta ahora vividas, resultaron ser una mínima parte de lo que experimentaban ahora. Las risas se transformaron en gemidos y los toqueteos, en un intenso contacto. Iban de un lado para otro, besos, palabras ahogadas en agitadas respiraciones; arriba, abajo... Era el baile de los enamorados, era el baile de dos de los pocos supervivientes de un pueblo, de una cultura, en peligro de extinción y allí estaban en territorio hostil, pero aquel día no. Aquel día reinaban en la Tierra y en el Universo, y aquello nadie se lo podía discutir. Bailaron hasta bien entrada la noche, hasta que el cansancio los derrotó y cayeron profundamente dormidos juntos, ahora por el resto de sus días. Antes de desvanecerse en los reinos del Dios Griego, Morfeo, una imagen se mostró ante Galbart y el echo de no saber si era un sueño pasado o algo futuro tampoco le importó a la mañana siguiente pues ella, Carrie, estab allí, sonriéndole.

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