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Casa Pellicer i Jordan

Ibelia.jordan



Ibelia contemplaba con ilusión y cierta nostalgia, el solar en construcción donde antes había estado su antigua casa, donde había criado a sus hijos y amado a su esposo.

Los peones contratados para comenzar la nueva obra habían sido muy eficaces y bien dirigidos por su capataz que seguía fielmente las indicaciones del arquitecto que Ysuran e Ibelia habían elegido, después de muchas entrevistas y devaneos.

Habían contratado canteros y albañiles, carpinteros y herreros con el fin de que su nueva casa estuviera lista lo antes posible. Todos trabajaban a un tiempo con gran eficacia y diligencia.

- Si pudiera ser antes del nacimiento de nuestro hijo.
Había rogado Ibel a su esposo.

El caballero que nunca negaba nada a su esposa y más en su estado. Había removido cielo y tierra para complacerla. No dejaba de supervisar los avances cada día a pie de obra.

Iban a aprovechar los antiguos sillares, las losas pulidas de los suelos y el tejado, los dinteles y cabeceros y la hermosa piedra de las canteras Segorbinas que restaurada y decorada con bajo relieves por los eficientes canteros, iba a dar empaque y categoría a la construcción.

Ibelia veía la actividad de todos los trabajadores cada uno en su faena y buscó a su esposo entre el grupo de hombres que extendían los planos en un tablón sobre unos caballetes y se acercó para saludar.

-Buenos días caballeros, ¿Cómo van las obras? ¿Tendremos pronto la casa terminada?

Ya hemos encargado muebles, cortinas y tapices para los interiores. Espero que los criados pronto puedan entrar y disponerlo todo. Pronto llegará nuestro hijo y quiero que todo este a punto para entonces.

Decía poniendo las manos en su vientre.

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--Arquitecto_pedro_basset


Pedro llevaba unas semanas a Segorbe, había dejado a su compañero Jaime Alonso en Monserrat terminando el claustro gótico del monasterio y él estaba en la villa valenciana para acudir al llamada de un trabajo de diseñar una casona y dirigir la construcción, que se pagaría bien.

Después de una entrevista con la agradable pareja le confirmaron que había sido elegido para el proyecto...y por fín, tras varios días la obra había comenzado...

Se encontraba en el solar donde la casa se construiría ordenando a los albañiles y charlando con el Pellicer cuando la esposa de éste llegó saludando y dijo:

-Buenos días caballeros, ¿Cómo van las obras? ¿Tendremos pronto la casa terminada?

Después de ver que el esposo la saludaba, él hizo lo mismo y respondió:

-Buenos días señora Jordan, las obras avanzan bien, si no hay problemas calculo que en unas 6 ó 7 semanas estará terminado todo...si quiere, le explico el plano y le muestro algunos dibujos para que se haga idea de como será su casa y así poder seguir encargando muebles.

El arquitecto Basset esperó a que la mujer asentiese para continuar hablando...

- Bueno, aquí tiene el plano de su futura casa. Como puede ver se trata de una casona de dos plantas con un patio interior. El diseño está inspirado en algunas ideas italianas y en las villas romanas de la época imperial.
La casa tiene un gran jardín trasero con un porche para el descanso familiar las tardes de domindo y donde estarán ubicados los establos; por el frente, tal y como muestra este dibujo, la casa tendrá tres grandes arcos que harán de entrada y en la segunda planta un delgado balcón que ocupa toda la fachada para permitir que entre mucha más luz en la casa.
Bien ahora describamos las plantas; la planta baja tiene 5 habitaciones con el añadido de que la biblioteca tiene dos despachos para usted y su esposo, y la cocina tiene anexa una despensa.
La planta alta tiene las habitaciones de vos, su familia y el servicio para mantener la casa.
Toda la casa tiene muchas ventanas para dar una buena iluminación y para refrescar las pesadas y calurosas noches de verano que hacen aquí en el sur; también hay un balcón que da al jardín que se puede usar como ustedes prefieran.


Basset tomó aire y preguntó:

- ¿Alguna duda?¿Necesita saber algo más?

Y se quedó esperando las respuestas de la embarazadisima cliente mientras ordenaba a un obrero que tuviese cuidado con la madera de roble que transportaba...
Maltes


Maltés observaba el terreno en construcción. Se sonrío al pensar que era como un hormiguero del que no dejaban de entrar y salir todo tipo de artesanos, mientras se afanaban en cumplir los plazos. O más bien para que el no nato tuviera un hogar antes del momento de su llegada al mundo.

Parecía que aquel iba a ser su nuevo hogar. Hogar... La señorial casa en la que le dijeron que él mismo también habitaría le resultaba imponente, quizás hasta intimidante. Él, tras más de 15 años entre truhanes del mar, no había tenido jamás un hogar. Aunque la dureza de su vida había forjado su carácter hasta el punto de asumir que no lo necesitaba. Había sobrevivido por sí mismo demasiado tiempo, y demasiado joven...

Y ahora tenía una enorme familia. Familia... Personas unidas a él por la sangre, y ese amor intrínseco que según dicen otorga esta unión. Y ahora tenía una, y no sabía cómo actuar. Sentía algo extraño por esa gente, pero no sabía si era eso que llaman amor. Era algo que le resultaba ajeno.

Observó a su madre hablando con uno de los obreros, o quizás fuera el mismo arquitecto. Madre... Era realmente bella. Y dulce, muy dulce. Desde la primera vez que la vio, sintió cómo una sensación de calidez recorría su cuerpo. Era muy agradable, pero a la vez se obligaba a sentir recelos. No podía confiar en nadie, no podía bajar sus defensas, así había sobrevivido. El cinismo y la ironía mantenían al mundo apartado de quien realmente era. Y no quería que eso cambiara.

Miró por última vez su futuro hogar. Se levantó, se dio la vuelta y se dirigió con andar sosegado a ningún sitio, mientras sus pensamientos se perdían en la nada.
Ibelia.jordan




Ibelia asentía a las explicaciones del insigne arquitecto que habiendo sido contratado por Ysuran con su conocida insistencia y una buena bolsa de ducados para acometer la empresa; estaba realizando un excelente trabajo en la organización de toda la obra.

Los planos que le mostraba entusiasmaron a Ibelia que ya se imaginaba recorriendo las habitaciones y el precioso patio central que la enamoró al instante con su corredor lleno de luz y las arcadas de medio punto al estilo italiano.

Si el plano le había gustado cuando vió el alzado que le mostraba el arquitecto Basset sintió con gran emoción que aquella era la casa de sus sueños, era tal como la habían soñado.

Miró a su esposo que, a su lado, la miraba con intensidad. Ella se dio cuenta como las ideas de Ysuran estaban presentes en aquellos papeles.

-Es extraordinario el trabajo que estáis realizando, les decía con una gran satisfacción
-Ya estoy deseando que llegue el momento de poder entrar por esa puerta y reunir a la familia el Domingo en el jardín.
-¡Ysu!
dijo sonriendo, dirigiéndose a su esposo. -Plantaremos naranjos sanguinos, ¿te parece bien? Ya podemos encargar los arbolitos. En un susurro le dijo –Siempre consigues hacerme feliz.

Ibelia levantó la vista y vió a su recién recuperado hijo Pep, que les observaba en la distancia. Pensando -¿que sentimientos afloraban en el pobre muchacho después de tanto tiempo? Solo el Altísimo lo sabe.

Ella confiaba en su instinto maternal y en el amor que tenía a su familia para que el muchacho se habituara a su nueva vida, que los llegara a querer, como sus padres que eran, que no les guardara rencor por los años que pasaron lejos de su lado.

Vió como el muchacho pensativo no se acercó a ellos, se fue caminando despacio, errático. Ibelia miró a Ysuran un poco preocupada.

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Ysuran


Ysuran escuchaba junto a su esposa las explicaciones del aquitecto, parecía que la casa iba a quedar muy bien y espaciosa, con mucha luz en un jardín para reuniones familiares que ahora deberían tener más seguidamente.

En eso andaba el Pellicer pensando cuando Ibelia le dijo:

-¡Ysu! Plantaremos naranjos sanguinos, ¿te parece bien? Ya podemos encargar los arbolitos.

Eso le hizo mirarla fijamente y decir:

- Bueno, ve buscando los árbolitos, pero de cuidarlos ten encargas tú y también compra orquídeas ¿eh? Esas no pueden faltar nunca en la casa de los Pellicer i Jordan le dedicó una sonrisa a su esposa que parecía ya abstraida en sus pensamientos mirando al recién encontrado hijo...

- Su vida ha debido ser dura, debemos tener paciencia, ya nos contará que ha sido de su vida y nos cogerá aprecio y cariño...o al menos eso esperaba el patriarca Pellicer.

El matrimonio se quedó observando como su hijo los miraba en la lejanía y luego comenzaba a caminar en solitario hacia el pueblo, en ese mismo momento se les acercó el arquitecto diciendo:

- Perdonen ilustres señores Pellicer i Jordan, me acaban de traer la pieza principal que adornará el dintel de la puerta de entrada, ¿Les gustaría verla?

Ysuran asintió levemente con la cabeza y tiró de su esposa detrás del arquitecto por el camino hacia la caseta del maestro cantero.

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--Arquitecto_pedro_basset


Pedro Basset era seguido por la pareja mientras iban esquivando sacos de paja, piedras y tablones de madera hasta llegar a la caseta del maestro cantero.

- Bueno señores Pellicer i Jordan, ahora dentro les mostraré la pieza de la que les hablaba, es una pena que no pueda mostrarosla el mismo creador pero sus habilidosas manos siempre tienen trabajo que hacer y no se encuentra ya aquí. dijo Basset.

El arquitecto corrió la cortina y franqueó el paso a la pareja.

- Tomen asiento, aunque tiene algo de polvo no cogeran ninguna mancha que no se quite sacudiendo un poco la ropa. sonrió un poco y se dirigió al fondo para tomar una gran caja de madera que posó sobre la improvisada mesa de trabajo del cantero.

- Aquí tienen, esta es la pieza clave que irá sobre el dintel de la puerta de entrada ¿Qué opinan?¿Les gusta o mando a hacer otra?

El arquitectó quedó nervioso esperando la respuesta de la pareja que hasta ahora había sido bastante exigente y que menos con lo que estaba costando aquella magna obra.
Ibelia.jordan



Ibelia por unos momentos quedó pensando en las palabras de Ysuran sobre su pobre hijo Maltes, tanto tiempo había pasado alejado de su verdadero hogar que sus recuerdos hacia su familia apenas existían. Ni su nombre recordaba ya.

Pero algo le había hecho buscar a sus padres y ahora estaban juntos. Harían lo posible para que aquella casa fuera un hogar para todos sus hijos.

Volvió su atención a las explicaciones del arquitecto que les condujo al cobertizo donde herramientas de cantería se esparcían por las bancadas y mesa de trabajo.

Bloques de piedra se apilaban a cada lado de la entrada y el polvo blanquecino que lo impregnaba todo se levantaba por el movimiento de los tres personajes en aquel pequeño espacio.

El arquitecto descubrió la pieza que iba en la clave sobre el arco de la puerta principal.

Al ver el bajorrelieve del escudo familiar esculpido en la piedra, la dama dirigió su mirada hacia su esposo y con gran emoción le dedicó una amplia sonrisa que parecía ser un símbolo que resumía lo mucho que representaba la familia para ella.

-Es una maravilla Ysu, ¿no te parece?

Creo que el trabajo es extraordinario y los avances de la obra nos van a permitir habitarla muy pronto.

Y descuida querido, me encargaré del jardín de los árboles y las flores ahora mismo voy a encargarlo todo.


Ibelia se levantó con pesadez; una presión en su vientre le indicaba que pronto iba a ser el día en que su hijo iba a ver la luz y aun quedaban muchas cosas por hacer.

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Ysuran


Ysuran miró detenidamente la pieza que el arquitecto mostraba y dijo:

- Bueno, la noto un poco rara, quizás el blasón esté demasiado saliente sobre el resto de la pieza, pero yo no soy un entendido y puede que esto sea así como se hace, así que sí, la acepto, podrá ocupar la zona que decís arquitecto.

El Pellicer miró a su esposa que parecía encantada con toda la obra y con la pieza que iban a colocar, después la pelirroja le dijo:

Creo que el trabajo es extraordinario y los avances de la obra nos van a permitir habitarla muy pronto.

Y descuida querido, me encargaré del jardín de los árboles y las flores ahora mismo voy a encargarlo todo.


Después la mujer se levantó con cuidado por lo avanzado del estado y se marchó, así Ysuran quedó a solas con el arquitecto y le dijo:

- Pedro, te dejo al cargo de la obra, que todo salga bien y en los plazos acordados, si es así me encargaré de que seas bien remunerado y de hacerte propaganda ante todos aquellos que busquen un arquitecto. después añadió...- Te digo esto porque nosotros nos vamos un tiempo a Castellón, a Doña Ibelia le vendrá bien el aire cercano al mar para olvidarse un poco del desastre de casa que tuvimos cuando llegamos y dar a luz. Dicho esto salió de la tienda del cantero después de obtener una respuesta afirmativa del arquitecto y se dirigió a la posada para preparar el equipaje y salir con su esposa rumbo a Castellón...


MESES DESPUÉS

La pareja había vuelto de Castellón con dos más en la familia, el pequeño rubio Daniel Pellicer i Jordan, aunque con pena de Ysuran, según crecía el niño iba perdiendo su tono rubio hacia uno castaño...ni uno sería rubio como él...

El niño había nacido aventurero y juerguista, su nacimiento fue en la taberna "el Cubo Mágico" de Castellón, menudo jaleo que montó el chiquillo, menos mal que el pueblo se volcó mucho con la familia para ayudar a Ibel a traer al bebé, hasta una tortosina andaba ayudando.

Y la pequeña niña de unos diez años llamada Azalea que encontraron llorando frente a la taberna, al parecer sus padres la habían abandonado allí sin preocuparse de futuro y los Pellicer i Jordan la acogieron en su casa como una hija más, la pequeña había cautivado a la pareja, sobre todo al Pellicer, que por fín tendría una hija rubia.

Y ahora ya estaban en casa, lo primero que hicieron, tras dejar sus cosas en la posada, fue acercarse a la obra a ver que tal avanzaba, ya tendría que estar casi lista y así era, el arquitecto lo estaba haciendo muy bien y donde antes sólo se veían andamios y albañiles ahora se veía una casa imponente.

El Pellicer la miró asombrado y dijo a Ibel:

- Mira pelirroja, esto marcha muy bien, habrá que buscar al arquitecto para que nos cuente ¿no crees? y se quedó agarrado a su brazo esperando la respuesta de la dama.

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Ibelia.jordan




Habían llegado de Castellón después de una temporada en la que los acontecimientos vividos les habian llenado de alegría.

Lo primero que hicieron fue llegar hasta su nueva casa para ver como la obra se estaba ya terminando los obreros, carpinteros, herreros, pintores ya estaban en los interiores dando forma a lo que iba a ser la vivienda.

Con la planta baja casi acabada y la fachada lucida, se veia una edificación impresionante.

- Mira pelirroja, esto marcha muy bien, habrá que buscar al arquitecto para que nos cuente ¿no crees? le decía Ysuran.

-Esposo esto es una maravilla tal como estaba diseñada. Todos los detalles en los que pensamos.

¡Vamos dentro a ver los interiores que seguro el arquitecto anda por ahí!


Agarró de la mano a su esposo y tiró de él, impaciente por ver el patio y los interiores.

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--Arquitecto_pedro_basset


Pedro llevaba unos meses a cargo de la obra y con el aliciente de cobrar más y conseguir más clientes se había encargado duramente de que todo fuese sobre ruedas, sólo tuvo que hacer frente a algunos problemas en la construcción de la despensa, pero todo se solucionó rápido. Después de eso todo marchó bien.

Ese día se encontraba en la sala que sería la biblioteca, ahora que estaba casi terminada aquella habitación daba un buen lugar a resguardo del sol que el arquitecto había decidido aprovechar para trabajar allí. A media mañana un jaleo fuera de lo común le hizo salir a ver que ocurría esperaba que no fuesen problemas, al menos no ahora que sólo faltaban algunos remates y que los señores volviesen para empezar a decorar las salas de aquella inmensa casa, que casí parecía el palacete de verano de un barón más que la casa de una familia burguesa.

Pedro ya fuera de la biblioteca miró hacia la entrada y pudo ver el origen del jaleo, el matrimonio Pellicer i Jordan habían llegado así que sin más se acercó a ellos y dijo:

Buenos días señores, ¿Ya regresaron de su viaje a Castellón? Son excelentes noticias, yo también tengo algunas para ustedes...como pueden ver la casa está prácticamente terminada, los obreros están dando los remates, pero en dos o tres días como mucho ya estará todo listo. tomó un poco de aire y continuó diciendo - Bueno, acompañenme a la biblioteca allí podremos hablar, pues es hora de que me comuniquen como decoraran las salas de esta mansión para hacer traer los muebles y encargar a los carpinteros y obreros que lo instalen todo debidamente.

Basset abrió el paso del desfile hacia la biblioteca seguido por el matrimonio que miraba con curiosidad todo lo que había. Ya en la biblioteca les indicó que tomasen asiento y él se sentó frente a ellos y les dijo:

- Antes de que comiencen a decirme como querrán decorar...¿Les parece si damos una vuelta por la casa para mostrarles como va todo? El arquitecto se quedó a la espera de la decisión de los recién llegados.
Ibelia.jordan



Ibelia caminaba junto a su esposo por lo que ya era una casa, su casa; aunque para la dama aquella construcción le parecía un palacio.

La sólida construcción era todo lo que la pareja podía desear y su alegría se notaba en sus gestos. Entraron a lo que sería la biblioteca de la casa para hablar con el arquitecto.

Ibelia se mostró feliz al recibir la noticia de que solo en una semana podrían entrar a vivir.

- ¡Es una gran noticia señor Basset! No se imagina lo emocionada que me siento al ver el buen trabajo realizado.
Con esta casa ha sabido captar el espíritu de nuestra familia.
Una casa sólida asentada en buenos cimientos y una belleza magnifica, a la vez que práctica.


Sonreía a su esposo mientras pronunciaba estas palabras que salían de su corazón. Continuó hablando con el arquitecto.

-Los muebles ya estan en camino y muchos de ellos llegan ya mañana o pasado. si quiere mientras vemos la casa le explico como habíamos pensado en su decoración.

Ya con el tema de la decoración de los interiores resuelto, siguieron visitando las diferentes estancias de la casa.

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--Arquitecto_pedro_basset


Pedro asintió a la mujer y los encaminó por la casa, partieron desde los despachos situados en la bilioteca, luego se encaminaron por cada rincón de la planta baja y finalmente mostró a la pareja la planta alta finalizando el recorrido en el balcón que daba al jardín. Ahí el arquitecto aprovechó y dijo:

- Bueno señores, esto es todo, espero que les haya gustado como ha quedado todo y como veo que tienen los muebles encargados, si ustedes quieren en esta semana yo me encargo de que se coloquen en su lugar y cuando todo esté listo mandaré a un zagal a que les avise para que puedan habitar su casa.

Basset sonrió y escuchó atentamente al Pellicer que le daba su aprobación para que lo realizase tal y como había propuesto, después acompañó a la pareja a la puerta de la calle y cuando se iban a marchar Ysuran giró la cabeza y dijo:

- Veo que el jardín ya está terminado, ¿Sería posible que hicieramos una pequeña fiesta ahí mientras ustedes están remantado el trabajo dentro de casa?

El arquitecto miró un poco extrañado, nunca se había enfrentado al reto de que los dueños hicieran una fiesta mientras él trabajaba pero dado lo bien que le estaban pagando dijo:

- Claro, no hay problema, trataremos de no molestar demasiado con los ruidos del remate y el transporte de muebles. Después despidió a la pareja con la mano y volvió a la biblioteca para informar a los carpinteros de que en esa semana lelgarían los muebles y que debían esforzarse en dejarlos bien colocados, también arengó a los albañiles a que acabaran los remates en un par de días.

Durante esa semana...

Pedro trabajaba duramente coordinando y supervisando a los albañiles, que como en toda obra cuando llegan los últimos momentos se volvían más vagos, a pesar de todo consiguió que en dos días estuviese por fín todo acabado, entonces pudo darles su última paga y despedirlos, ya sólo necesitaba a los carpinteros.

El tercer día de aquella semana por fin llegaron algunos de los muebles encargados por los Pellicer i Jordan. El arquitecto mandó desembalar todo y cogió el pergamino donde venía apuntado que era cada cosa y de que habitación; después de un rato supo que se trataba de los muebles de la biblioteca y los despachos, así que organizó a los carpinteros y los dividió entre las tres habitaciones.

Al final de la mañana todo quedaba perfectamente arreglado: la biblioteca, el despacho de Ibelia y el despacho de Ysuran.

Al siguiente día llegaron más muebles, esta vez se trataba de la cocina y la despensa, que arreglaron tal y como venía ordenado en el pergamino.

Por la tarde, ese mismo día llegaron los muebles del jardín, cosa que alegró al arquitecto porque el matrimonio se presentaría en unos días para organizar su fiesta.

El día siguiente fue mucho más agitado y complicado, habían llegado todos los muebles de las habitaciones pero mezclados y les costó bastante tiempo averiguar de donde era cada cosa, pero al final consiguió dejarlo todo bien preparado: la habitación del sirviente, la habitación de la pareja, la habitación de invitados, la habitación de las hijas y la habitación de los hijos.

Ese mismo día tuvo lugar la fiesta en el jardín, por lo que Pedro no pudo asistir pero se alegraba de que la cocina y el jardín ya estuviesen listos para que la familia pudiese hacer uso de ellos.

El viernes de aquella semana llegaron los muebles del comedor y el salón.

Y por la tarde llegaron, lo que según el mozo era el último cargamento, los muebles del patio interior.

Al final del día Pedro se asomó desde la planta alta por el patio para ver como había quedado todo y sin duda estaba perfecto, aquella obra había sido la mejor que había realizado.

Después mandó a un mozo a la posada donde se alojaba la familia para que les comunicara que ya podían volver a casa donde el arquitecto los esperaría para recibir su paga y poder despedirse del matrimonio que tan bien lo había tratado y tanto habían confiado en él.
Ibelia.jordan


Ibelia estaba terminando de organizar los últimos baúles y equipajes que durante la semana habían transportado los criados a la nueva casa.

No quería verla hasta que todo estuviese listo para entrar a vivir y así se lo había hecho saber a su esposo.

Esa mañana temprano llegó el aviso de que todo estaba ya listo. Fue a buscar a Ysuran.

Lo encontró trabajando, como siempre tan concentrado y responsable enfrascado en los libros de cuentas que gestionaban sus negocios. Con la construcción de la casa había tenido que realizar algunos ajustes y los balances no eran los esperados.

-¡Hola esposo! Dijo la Dama al entrar y su sonrisa se congeló al ver la cara de su sorprendido marido que cerró el libro de cuentas con rapidez inusitada.

-¿Hay algún problema? Te veo preocupado. Decía mientras le miraba a los ojos intentando buscar en ellos la respuesta.

-Traía buenas noticias, han avisado que ya podemos ir a la nueva casa el Señor Pedro nos espera allí y yo di orden a los criados para dejar la posada y llevar todas nuestras pertenencias.
Estoy emocionada, querido, ¿tu no?


Ibelia tomó las manos de su esposo entre las suyas intentando averiguar que le ocurría, porque su discreción habitual le impedía preguntar directamente.

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Ysuran


Ysuran estaba en el despacho de la habitación de la posada, una habitación pequeña con una ventana que permitía ver con facilidad durante el día y con estanterias vacías donde antes estaban los libros del Pellicer que ahora estaban todos empaquetados para volver a casa en unos días, sólo los más importantes estaban fuera de las cajas.

El de Segorbe estaba revisando y remirando las cuentas, definitivamente la casa se les había salido de presupuesto un poco, pero seguro que con el siguiente envió de trigo se solucionaría el problema, sino ya se le ocurriría algo, pero por el momento no diría nada a Ibel. En ese momento la pelirroja entró como un huracán en la habitación avisando que ya podían ir a casa e interrogandolo con la mirada con estas palabras mientras el Pellicer cerraba el libro:

- ¿Hay algún problema? Te veo preocupado.

Ysuran le sostuvo la mirada y le contestó:

- Nada, ninguno pelirroja, es sólo la pereza de tener que acabar de preparar los baules y cajas.

Después su adorada esposa no muy conforme con la respuesta le cogió las manos a Ysuran esperando así averiguar algo más mientras le decía:
-Traía buenas noticias, han avisado que ya podemos ir a la nueva casa el Señor Pedro nos espera allí y yo di orden a los criados para dejar la posada y llevar todas nuestras pertenencias.
Estoy emocionada, querido, ¿tu no?
a lo que él c0ntestó:

- Venga Ibel, vamos a casa, que los sirvientes se encarguen de lo que queda como tú has dicho, tengo muchas ganas de llegar y descansar un rato en aquella maravillosa cama nueva.

Tras esto la pareja salío de la habitación y dio ordenes a los mozos que allí se encontraban para que acabaran el embalaje y trasladaran todo a la nueva e imponente residencia Pellicer i Jordan, después salieron de la posada y pusieron rumbo a la casa en un paseo tranquilo sin mucha conversación.

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Ibelia.jordan


Ibelia quedó un poco preocupada por la contestación de su esposo, más que sus palabras, fue su gesto el que delataba que algo no marchaba tan bien como pudiera desear el caballero.

Y por mucho que ella desease transmitirle su alegría por la finalización de la obra y su exilio obligado en la posada; Ysuran seguía con seriedad y gesto adusto los pasos de la dama que casi saltaba de contenta en el paseo junto a su serio esposo, hasta su nuevo hogar.

Al llegar a la puerta miró a Ysuran.

-¿Ya podemos entrar? ¿Tenemos la llave de este portón? Miraba con ojos inquietos a su esposo mientras le hacía la pregunta.

Por fin el caballero sonrió a Ibelia que como una chiquilla se emocionaba por ver como había quedado todo.

Sacando una gran llave de su bolsa Ysuran se la mostró y la introdujo en la cerradura; la llave encajaba a la perfección, con suavidad la giró sobre si misma y la puerta se abrió.

Ibelia contemplaba el magnifico patio porticado, con galería en la parte superior y una amplia linterna de luz natural.

Decorado con sencillos muebles que invitaban al reposo y la contemplación. Una pequeña fuente en la parte central manaba agua que quedaba en la pila inferior con tranquila quietud, solo interrumpida por el chorro que iba cayendo con suave ritmo.

Las plantas verdes decoraban todo el patio añadiendo frescura al lugar.


Y se quedaba ya, solo con eso, enmudecida por la emoción, con sus ojos brillando de felicidad.

-¡Ysuran es precioso! ¡que fresco! Podemos pasar las horas del día más calurosas aquí, leyendo o charlando. ¿Qué te parece? Estoy muy contenta ¡Vamos a verlo todo! ¿Dónde estará el arquitecto? Me gustaría felicitarle.


Al darse la vuelta miró a su esposo y el gesto que vio fue de preocupación; no la alegría que ella esperaba encontrar.

Decidió no insistir más y disfrutar de la maravillosa casa que era totalmente suya o por lo menos eso pensaba.

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