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Enlace entre Lulu Bathory y Javikeko Murino i Valmaseda

Javikeko


Por fin la ceremonia llego a su fin, los novios se preparaban para dirigirse al banquete, los invitados iban saliendo para esperarlos fuera, el Murino agarrado de la mano de su bella y ahora esposa Lulu, recorrían el pasillo central de la Capilla.

Justo antes de salir por la puerta, que se veía iluminada por el día tan soleado, aunque frió, se escucho ¡Vivan los noffios! Alto y claro, en eso Javikeko pensó: ¡Vaya, el que dijo eso, está o se le ve muy emocionado, que alegría! apretó la mano de su amada un poco más al escucharlo.

Una vez fuera de la capilla, pasaban por un arco, echo para ellos, los guardias se lo dedicaban, con las armas personales de ambos heraldos…..



Tiana


La fiesta parecía haberse animado, todos gritaban, aplaudian, lloraban... Tiana sin embargo solo tenia ojos para el sombreropájaro.

Sus manitas seguían estiradas y la boca apretada del esfuerzo, tenía que ser suyo.

Quiso la divina providencia que el señor portasombreropájaro se acercara a ellos, o al revés, en el batiburrillo de la marea de personas que graznaban cosas al aire y aplaudian.

Pestañeó un solo instante mirando al señor portasombreropajaro a los ojos, lo suficiente para que este se fijara en su mirada angelical... Y Zas!! Agarró albichoadorno entre sus manitas. Lo apresó bien fuerte para que no se fuera a escapar a la par que sentía cómo se encojía y arrugaba bajo su presión.

Cegada de emoción siguió apretando sin ver ya al señor estupefacto, solo preocupada de una terrible pregunta que le tenía en un sinvivir.. A qué sabrá un sombrero pájaro?

Se lo llevó a la boca sin más dilación. Babeando y mordiendo, saboreando y palpando con su boquita.

Descubrió que el sabor no era de lo más agradable que había tenido el honor de degustar. Y las plumas se le pegaban en la boca.

La niña comenzó a toser y escupir mientras sacudía el feo bichososmbreropájaro aplastado y baboseado enfadadísima. Menuda decepción!!!

Ante ella mirándola ojiplático, el antiguo portador del bicho. Seguro que si le miraba y pestañeaba de nuevo sonreiría... Eso no fallaba nunca..

La dulce bebé sacudió las manitas dejando caer el descompuesto sombrero y gorgojeó alegremente mirando al señor que ya no tenía plumas.

Zebaz


Otra pareja mas unida ante los ojos del altisimo, y que fuese por el resto de sus vidas. E por la puerta de la capilla de Betera salien los recien casados entre los gritos de felicitaciones de los invitados.
El Campeador ahi aplaudia al paso que salian. Y delante suyo un objeto con muchas pumas aparecia encima de la cabeza de un señor.
Como puede la gente ponerse esas cosas en la cabeza, hay que ser ortera, y encima!!! Me tapan la visibilidad con ese gallinero en la cabeza. Pensaba Zebaz mientras observaba aquel sombrero y perdia su mente. Sin darse cuenta que su hija, a la que mantenia en brazos, jugaba con aquel sombrero y lo destruia por completo.

Ante la reaccion, se quedo parado sin saber que decir.


Disculpe, Hernando verdad? Creia recorar el nombre de aquel señor que conocio en la Catedral de Burgos. Siento mucho, lo que ha ocurrido, pues a mi hija le llamo la antencion de su sombrero, ya sabe los niños ven cosas llamativas. Para no llamarle la antencion a la niña, con la de plumas que tenia ese sombrero, a cualquiera le llamaba la atencion. Y decidio jugar con el, siento mucho lo ocurrido, Si puedo recompensarlo de alguna forma?

Y que gran favor hizo la niña rompiendo aquella cosa, Y espero a la respuesta de Don Herando, contiendose la risa por la situacion. Ni en la boda de los reyes de Valencia, cuando Ismot se puso a mear en un macetero.

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Khanigalbat



La felicidad de los novios (que podía adivinar a través de la cofia de delante), la algarabía de los amigos y los aplausos y vítores de los presentes llenaron la ceremonia. Era el momento que tanto había esperado y decidió aproximarse a los novios para felicitarlos y ¡por fin! darse a conocer. Pero desgraciadamente para él, esa misma idea la habían tenido todos los presentes, así que antes de que se diera cuenta se vio rodeado y empujado en todas direcciones sin que la masa de gente le dejara moverse hacia la novia, que también parecía haber desaparecido entre tantos familiares y amigos.

Se salió como pudo de aquella trampa y decidió esperar en un lugar algo apartado a que aquello se despejara un poco, tratando de localizar a Colombina que también parecía haberse evaporado. Entonces notó un fresquito sospechoso en la cabeza y se llevó ambas manos hacia allí.

-¡¡Mi sombrero!! - gritó.

Miró desesperado a su alrededor tratando de localizar su más preciada posesión, su compeñero más fiel, aquello por lo que era envidiado y admirado por unos y otras.

- ¡¡¡Mi sombrerooooo!!!
- Agooo, gu gu guuu - dijo una vocecilla detrás suyo.

Se giró rápidamente con la cara desencajada. La pequeña niña lo miraba sonriente, dejando escapar una risilla infantil. A su lado, en el suelo, vio lo que una vez fuera su sombrero completamente destrozado.

- ¡¡¡¿Qué has hechooooo?!!! ¡¿¡qué has hechoooo!?! ¿¿dónde están tus padres?? - dijo furioso.

Recogió el sombrero del suelo para examinarlo: lleno de babas por todas partes, el ala descosida a bocados, las costuras rotas y arrancadas, las plumas destrozadas y lo peor de todo es que el rubio podía mirar a través de él la carita de la niña que continuaba riendo y a la que encontró un siniestro parecido con alguien que no conseguía recordar. De un lateral quitó la única pluma que se había salvado de aquel ser maligno que los dioses habían puesto en su camino para fastidirarle y guardarla antes de que se estropeara. ¿Qué podía ir peor?

- ... si puedo recompensarlo de alguna forma... - dijo alguien.

El Heraldo se volvió atónito.

- ¡Oh no! - pensó - ¡El Barón de Illueca! ¡Lo llego a saber y no vengo! ¿Pero qué he hecho yo? ¿Qué he hecho?

Desesperado, trató de mantener la compostura.

- Señor Barón - dijo - ¡Pero qué alegría encontraros de nuevo! Los caminos infestados de bandidos, las avalanchas de nieve, las fieras salvajes... y nada, aquí estáis, sano y salvo. ¿Esta es vuestra hija? ¡qué chiquitina más en-can-ta-do-ra! ¡igualita que su padre, la criaturita!¡no hay más que verla! - y le dió un pellizco en los mofletes apretando los dientes... - No os preocupéis, señor Barón. Conozco una buena sastre aquí en Valencia, que seguro que lo dejará como nuevo... os haré llegar la minuta.

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Zebaz


Ve que niña mas guapa y mas hermosa tengo, saco la belleza de su madre y mi inteligencia.Decía Zebaz, mientras hablaba con Hernando.

Y por su sombrero tan ... por su sombrero no se preocupe, seguro que alguna sastre podrá recomponerlo, y seguro que encuentra alguna gallina a la que desplumar y poder llenarlo nuevamente de plumas. Eso si, lave primero las plumas que ya se sabe como son las gallinas. Dijo riendo.

Pero al escuchar que quería hacerle pagar por aquel sombrero, Zebaz se paralizo, no por su puño prieto que todo el mundo conocía, si no por tener que pagar por una cosa tan fea. Y lo miro con una sonrisa.


Don Hernando, ya será hora de ir hacia el banquete, será un gusto pasar el convite junto usted, lo pasaremos bien.

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